Borrar
Estatua de Alfonso X El Sabio en la Biblioteca Nacional. R. C.
«Frente al juego de azar, Alfonso X veía en el ajedrez inteligencia»
Adolfo de Mingo

«Frente al juego de azar, Alfonso X veía en el ajedrez inteligencia»

El historiador narra en un libro la faceta intelectual y las gestas de un rey que ha pasado a la historia como 'El Sabio'

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Domingo, 24 de octubre 2021, 02:08

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

El próximo 23 de noviembre se cumplen 800 años del nacimiento en Toledo de Alfonso X de Castilla, un rey medieval más propio del Renacimiento, que cultivó las artes y las ciencias (de ahí que se le reconozca como El Sabio), mientras guerreaba contra los caudillos musulmanes, sofocaba las conspiraciones familiares y desplegaba su diplomacia para tratar de convertirse, sin éxito, en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. El historiador Adolfo de Mingo Lorente (Madrid, 1979) publica 'Alfonso X El Sabio, el primer gran rey' (La Esfera de los Libros) con el que ofrece una perspectiva original de esta figura fundamental en la historia de España que reinó durante más de 30 años. Hijo del monarca castellano-leonés Fernando III, Alfonso X es considerado un rey visionario aún no suficientemente conocido por las nuevas generaciones. «Es fundamental difundir su legado en los colegios e institutos», dice De Mingo.

–¿Por qué el primer gran rey?

–Por su carácter pionero en muchos aspectos. Es cierto que parte de su legado lo recibió de su padre, Fernando III, pero fue Alfonso quien potenció el uso del romance castellano, el nuevo papel de la nobleza o un contacto con la Antigüedad clásica que, en cierta manera, anticipa la cultura del Renacimiento. Fue un rey adelantado a su tiempo con planteamientos muy avanzados y de larga trascendencia, desde su interés por la ciencia hasta medidas económicas como la Mesta.

–Alfonso X ajustició a su hermano, el infante Fadrique, que se sublevó contra él. Sabio... ¿y vengativo?

–La ejecución de don Fadrique en 1277 se produjo en un contexto de crisis sucesoria, dos años después de la muerte del heredero del reino, el infante don Fernando de la Cerda. Hay quienes han planteado que pudiera haber existido una conspiración contra Alfonso X en la que Fadrique tenía peso. El infante era ambicioso y lo demostró en varias ocasiones, pero resulta difícil conocer qué sucedió para que su propio hermano tomase la decisión de hacerle matar.

«Quiso que su corazón fuese sepultado en el monte Calvario, en Jerusalén, algo que finalmente no se produjo»

–Cultivó las artes, la música, la literatura, las ciencias, la astronomía, el ordenamiento jurídico… en definitiva el conocimiento. ¿Fue un monarca ilustrado?

–Lo fue, destacó por una gran actividad cultural y política. Este último matiz es importante, porque no podríamos entender el importante esfuerzo realizado por el rey en materias como la historia y el derecho sin tener en cuenta sus pretensiones de convertirse en emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.

Arriba una pintura de Alfonso X El Sabio en su Corte. Abajo, el historiador Adolfo de Mingo y la portada de su libro. R. C.
Imagen principal - Arriba una pintura de Alfonso X El Sabio en su Corte. Abajo, el historiador Adolfo de Mingo y la portada de su libro.
Imagen secundaria 1 - Arriba una pintura de Alfonso X El Sabio en su Corte. Abajo, el historiador Adolfo de Mingo y la portada de su libro.
Imagen secundaria 2 - Arriba una pintura de Alfonso X El Sabio en su Corte. Abajo, el historiador Adolfo de Mingo y la portada de su libro.

–Y además batalló y conquistó territorios… ¿cómo casó la cultura con las armas?

–Alfonso X, lo mismo que su padre, sintieron fascinación por los nuevos territorios conquistados a los musulmanes. Ciudades como Murcia, cuyas puertas se abrieron para el joven Alfonso en 1243, o Sevilla, que su padre conquistó cinco años después, no solo le proporcionaron riquezas materiales, sino también una importante fuente de conocimiento. En ambas alentó la creación de estudios en los que manifestaba su interés por la sabiduría transmitida desde Al-Andalus. Al igual que la cultura era importante para legitimar su proyecto europeo, también lo fue para desenvolverse en el agitado panorama del sur de la península. El ejemplo que mejor explica esto, recién tomada Sevilla, es la rotunda negativa del joven Alfonso a que el alminar de la inmensa mezquita mayor sevillana, que más tarde será conocida como 'la Giralda', fuese derribada.

–Descubrió muy pronto los horrores de la guerra...

–Con apenas diez años, Alfonso, aún infante, acompañó al noble Alvar Pérez de Castro en una escaramuza contra el murciano Ibn Hud. Resultado de la misma fueron 500 cautivos moros decapitados. Aparte de convertirse en el futuro en un rey profundamente instruido, no desconocía ni mucho menos lo que era la guerra.

–Era inteligente y carismático, ¿y buen jugador de ajedrez?

–Debió de interesarle bastante como para dedicarle todo un libro. Mejor dicho, tres, pues el Libro de los Juegos, considerado el último de toda la producción del scriptorium alfonsí, se ocupa también de los dados y las tablas. En los tres, que representan un vigoroso mosaico de personajes de la España del siglo XIII (juegan reyes, frailes, mercaderes, musulmanes, judíos...), se hizo representar. Alfonso X consideraba el ajedrez un ejercicio de inteligencia frente a juegos en los que imperaba la suerte, como los dados.

«Con Alfonso X, el romance castellano se convirtió en una lengua culta»

–¿Por qué su corazón reposa en una urna en la catedral de Murcia y el resto del cuerpo en Sevilla?

–Pretendía que sus restos descansaran en el monasterio de Santa María la Real de Murcia, y que su corazón fuese sepultado en el monte Calvario de Jerusalén, algo que finalmente no se produjo. 

–Tuvo sus más y sus menos con su mujer y su hijo Sancho por cuestiones sucesorias... ¿Fue al final un rey querido por el pueblo y denostado por la familia?

–Sí y no. El pueblo tenía motivos para quererle, pero también para no quererle tanto, pues si bien Alfonso X favoreció medidas que le beneficiaban, como el establecimiento de ferias y mercados, también es cierto que requería constante apoyo económico para sostener sus aspiraciones imperiales. De hecho, al final de su vida, fueron pocas las ciudades que no le dieron la espalda. Entre ellas, Sevilla, donde murió en 1284. Y con respecto a su familia, que era muy amplia, las relaciones fueron cambiantes. Hubo hijos como Berenguela, la primogénita, que le manifestaron su apoyo. Incluso la relación con su hijo, el futuro rey Sancho IV, cambió con el tiempo durante los duros momentos del final de su reinado.

–¿Qué destacaría de su legado?

–Su aportación a la lengua castellana. Con su reinado, el romance castellano quedó definitivamente convertido en una lengua culta. No es de extrañar que fuese precisamente Antonio de Nebrija, creador de la primera Gramática castellana, el primero en reconocer al rey Alfonso X con el apelativo de 'El Sabio'.

–¿Qué valor da a sus Cantigas?

–Las Cantigas ofrecen un mosaico de religiosidad popular y de usos y costumbres que permiten conocer la vida cotidiana de quienes vivían en el siglo XIII.

–Es el rey más representado de toda la Edad Media, pero aún no sabemos con certeza cómo era...

–En las numerosas miniaturas de las Cantigas de Santa María suele aparecer pintado joven, lampiño, con nariz recta y expresión risueña, como buena parte de los personajes que le acompañan. También hay alguna miniatura en donde se le representa con barba.

–Su fama está a la altura de Ricardo Corazón de León… pero su figura no ha cuajado en el cine como la del inglés, lo que ha limitado su proyección…

–Apenas ha habido interés de los cineastas en quien habría podido ser un emblema fílmico. Ni siquiera durante el franquismo. Su gran altura intelectual –el jurista, el astrónomo, el historiador, el trovador de las cantigas de Santa María...– ha pesado como una losa a la hora de configurar un personaje atractivo para los cineastas, y que llegó a armar caballero a su cuñado Eduardo I, el malvado enemigo de Mel Gibson en 'Braveheart'… Sin duda es un rey que daría juego en la gran pantalla.

–¿Es suficientemente conocido?

–Siempre se puede mejorar. Es fundamental difundir su legado en los colegios e institutos.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios