José Ignacio Gras Castaño, compromiso vivido en clave humanista
Conciliador, exigente y empático, este profesor de la UMU fue también vicedecano de los Economistas, diputado provincial y portavoz municipal por el PSOE; de su biografía destaca su fe en la democracia
Cada día, todos los días, sigue aprendiendo a vivir. Sus rutinas no le esclavizan y sus tareas pendientes no le obsesionan. Quizá no consiga dominar ... el inglés en un futuro próximo ni tampoco recupere a corto plazo sus ratos de armónica. Lo que sí asegura es que seguirá buscando esa serenidad que le permita disfrutar cada momento de su vida, sintiendo que la mejor edad es la que se tiene hoy, y que desgranará los días aprendiendo a respirar, a comer, a dormir y a disfrutar del sexo. La trayectoria de José Ignacio Gras no es lineal en lo profesional, y en sus bifurcaciones destacan su compromiso sindical y político desde los años 60, ligado a UGT y a su Yecla natal, además de la ocupación de distintos desempeños en el PSOE tanto en el consistorio yeclano como en la preautonómica Diputación Provincial, donde llegó a ostentar la vicepresidencia. Ya más recientemente –de 2015 a 2017–, ocupó la portavocía del grupo municipal socialista de Murcia, responsabilidad de la que dimitió para mantener intacto su espíritu conciliador en beneficio de esa política centrada en el ciudadano de la que hace gala. Otros senderos explorados en su biografía, en sus facetas de economista y docente, están marcados por su labor como profesor titular de Organización de Empresas en la Universidad de Murcia (UMU), el vicedecanato del Colegio de Economistas de la Región, la presidencia de Cajamurcia y la creación de un despacho de asesoría al que aún dedica algunas mañanas, solícito al reclamo de clientes que depositan en él, ajenos al edadismo imperante, su confianza empresarial. Deportista convencido, a las siete de la mañana se le puede ver, al trote, por la urbanización La Ladera, en Murcia, municipio en el que reside desde 1977. Padre de tres hijas y abuelo de siete nietos, con su 'novia' Mari alterna tardes de cine con noches de charla y debate, en un binomio vital que resiste al tiempo y los envites, muchas veces a la sombra de un olivo. Responsable y exigente, comprensivo y empático, asegura cuidar y escuchar a su cuerpo tanto como hace con el alma. Susurra sin golpe de pecho alguno que mantiene un voluntariado semanal con Proyecto Hombre y reclama, para la sociedad regional y la ciudadanía global, una vuelta a los valores del Humanismo. Rodeado de amigos, siempre guarda un brindis y una dedicatoria para todo aquel que, como él, anteponga la dignidad humana a cualquier espejismo de logro o poder. No concibe otra forma de entender la economía, la docencia, la política y, simplemente, la vida.
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Lunes
11.00 horas. La clave de la democracia es poder convivir con la diferencia y la diversidad. Soy socialista, y creo que la izquierda es la responsable de los avances sociales de los últimos años, con leyes como la del matrimonio igualitario. Pero ahora mismo preguntas ¿derecha o izquierda? y, para mí, la línea actual está en ser o no demócrata. Aunque alguien sea de derechas, si es demócrata, voy a tener la seguridad de que los derechos humanos, la libertad de expresión, de género, de religión... van a estar garantizados. Cada uno después tendrá su escala de prioridades. La democracia consiste en respetar y saber convivir dentro de la diversidad y la pluralidad. La uniformidad empobrece.
11.15 horas. Veo muy dañino el mensaje de que hay que bajar los impuestos. Habría que ser exigente con la eficiencia del gasto, eso sí. El defraudador fiscal tendría que sentirse avergonzado. Quiero tener sanidad, educación, pensiones... Necesitamos estado de bienestar, que es la garantía de que vamos a integrar a la mayoría de la ciudadanía, además de ofrecer una mínima supervivencia a los que se queden descolgados. Tenemos que buscar el crecimiento y sobre todo el desarrollo, incorporando la sostenibilidad, porque los recursos naturales son escasos. En la práctica tenemos que ver cómo las necesidades básicas de una familia están cubiertas. Y ahí es donde vienen los impuestos. Cuando me salen casos de corrupción me desanimo, pero eso no me impide decir que los impuestos son positivos. No me diga usted que va a bajarlos. Dígame que va a gastar mejor. No abuse, no malgaste. Creo en la economía humanista, cuando la dignidad de la persona está por delante. ¿Por qué hemos salido de una pandemia? ¿Por qué hemos resuelto un apagón? ¿Por qué ha podido actuarse frente a la DANA? Porque hay recursos que vienen de los impuestos.
Martes
18.50 horas. Mari, mi mujer –a la que sigo llamando novia–, y yo somos muy cinéfilos. Nos gusta ir a las salas. Una de las últimas fue 'El maestro que prometió el mar'. Por las tardes me dedico mucho a leer. Siempre he admirado a Eloy Sánchez Rosillo, porque su poesía llega a la verdad esencial de las cosas. De su último libro, 'Venir desde tan lejos', me gusta especialmente el poema 'Mucho', por su sencillez y su profundidad. Siempre tengo alguna novela entre manos, como 'La península de las casas vacías', de David Uclés, y, para leer con más calma, ensayo. Estoy con 'Nexus', de Yuval Noah Harari. Tenemos la costumbre familiar de celebrar lo que llamamos «la cena de los libros». Todos los años, al acabar el curso, les regalamos un libro dedicado a cada nieto y a cada hija, y luego todos firman todos. Mis nietos, seis chicos y una chica, son explosión de vida. Tres de ellos están ya en la universidad. Tengo un equipo de baloncesto con banquillo incluido. Regalamos libros de Emilio del Río, Jane Austen, Eloy Sánchez Rosillo, Antonio Muñoz Molina, Stefan Zweig... De todo.
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Miércoles
18.00 horas. Una vez casi todas las tardes hago meditación zen, lo que llamo mi sentada de media hora, y una vez a la semana nos juntamos a hacer meditación en grupo. Es una forma de cuidar la mente y vivir el momento. No entro mucho en disquisiciones filosóficas, sino que lo hago como algo muy práctico para mí. No soy prosélito y no voy vendiendo nada. Ya lo hice mucho con la UGT y el PSOE en los años 70, pero ahora no.
Jueves
7.00 horas. Lo primero que hago por las mañanas es respirar de manera consciente. A las siete ya estoy haciendo mi carrera-caminata. Siempre he hecho mucho deporte, baloncesto, 'squash', pádel, montañismo... Hago mis ocho o diez kilómetros diarios al trote, que me sirven para darme cuenta de la suerte que tengo: ando, respiro, veo salir el sol. Estoy vivo. Si un día no puedo salir, no lo hago y no me siento mal. No es una obligación. No tengo arrepentimientos, aunque en una segunda vida, con la memoria de la actual, quizá habría insistido en la faceta investigadora más que en la empresarial. Tengo mucha vida recorrida, y recorrida con intensidad. Cuando saqué la plaza de profesor titular en la Universidad de Murcia, sentí que cumplía un objetivo. Echo de menos ese entusiasmo, esas ganas de aprender de mis alumnos. Les decía: «Si queréis ser universitarios, leed, aprended, escuchad la radio, abrid la mente». Hay que interesarse por el mundo e insistir en el Humanismo, releer a los clásicos, a Petrarca, a Antonio de Nebrija, a Luis Vives. Los valores del Humanismo deberían estar presentes. No pueden ser arrasados en la formación de los chavales.
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Viernes
9.00 horas. Soy voluntario en Proyecto Hombre. Voy los viernes, de nueve a doce. Son exigentes con los usuarios y ves cómo les mejora la vida.
Sábado
13.30 horas. Tengo la suerte de tener amigos por donde he ido pasando, desde que empezamos los movimientos sociales y sindicales en la UGT. Pasé por Cajamurcia, y también mantengo de esa época un grupo muy intenso. Mi etapa en política, a pesar de que terminó con una dimisión por mi parte, la recuerdo como una experiencia que me enriqueció y que me dio amistades profundas como la que me unió con Chimo [el periodista de LA VERDAD Joaquín García Cruz]. También de la Universidad de Murcia mantengo otro grupo, 'El claustro feliz', que empezó en los años 80 y nació en las fiestas de empresariales. La amistad es un valor que fomento. Hay que verse, organizarse, sin obligación pero con periodicidad. Hablo de Humanismo y suena aburrido, pero en la fiesta soy el primero. Tengo un espíritu festivo, amoroso y de juerga. La vida es muy fugaz y hay que aprender a vivir con alegría, respirando y con solidaridad.
Domingo
10.00 horas. Cuando fui portavoz, era muy activo en redes. Ahora solo me asomo. Me gustaría leer un titular que diga que se ha llegado a un acuerdo y ha acabado la guerra en Gaza. Y que una encuesta asegure que la gente joven ha descubierto que la ultraderecha no es un camino a seguir.
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