El pintor blanqueño Pedro Cano, ayer en Madrid, rodeado de las obras de su exposición 'Identidad en tránsito', en la Sala de Bóvedas de la Casa de la Panadería. JOSÉ LUIS MONTERO

Pedro Cano: «Tengo la impresión de que estos cuadros de 'Identidad en tránsito' están muy vivos»

El pintor inaugura hoy en la Casa de la Panadería de Madrid una exposición de 2008 que ya ha podido ser distrutada en Roma, Florencia y Murcia

Viernes, 10 de diciembre 2021, 02:56

«Es como si todos estos cuadros los hubiese terminado de pintar anteayer, están muy vivos», describe el pintor Pedro Cano (Blanca, 1944) a propósito ... de la exposición 'Identidad en tránsito', que hoy viernes, a las 19.00 horas, se inaugura en la Sala de Bóvedas de la Casa de la Panadería, emplazada en la Plaza Mayor de Madrid. La exposición, organizada por el Ayuntamiento de Madrid y la Fundación Pedro Cano de Blanca, podrá visitarse hasta el 4 de febrero de 2022.

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A veces, Pedro Cano deja paso a un lamento que brota de lo más hondo, un lamento que lleva sobre sus espaldas, o abrazados a él, los dolores y las tragedias que también ha ido contemplando a lo largo de sus viajes, aventuras y recorrido vital, y que han terminado quedándosele adheridos de algún modo enigmático en el alma. Y ya no le abandonan nunca. Un mal día, en pleno verano de 1991, contempló unas imágenes que le impactaron de un modo tal que algo se quebró en su ser más profundo. En agosto de ese año, un contingente de diez mil refugiados albaneses, desesperados, arribó al puerto italiano de Bari a bordo de la motonave Vlora. El artista, sobrecogido por las deplorables condiciones en las que llegaron a una tierra donde no se les esperaba en absoluto con los brazos abiertos, quedó tocado.

Y se puso a pintar: cuerpos enteros de figuras que terminaron formando una especie de procesión laica de hombres y mujeres sin identidad, «todos vistos de espaldas, pero que de alguna manera nos hablan, a través de sus cuerpos, de sus gestos, de la experiencia de sus vidas». «Al pintarlos pensé también en toda la gente que necesita nuestra ayuda», recuerda. Y el resultado fue 'Identidad en tránsito', una exposición poblada por seres desconcertados y desconcertantes, que se mostró por vez primera, en 2008, en el Museo de las Termas de Diocleciano de Roma, desde donde pasó para su contemplación a la Sala de Armas del Palacio Vecchio de Florencia. Y, ya en 2009, pudo ser visitada en la Sala de San Esteban de Murcia.

«No he vendido ninguna de estas obras de la exposición. Se quedarán para disfrute de Blanca y de toda la Región»

A punto de acabar 2021, 'Identidad en tránsito' llega a Madrid, «donde por diversas razones no ha podido exponerse hasta ahora», explica Pedro Cano, que ha estado al cuidado del montaje –el núcleo de la muestra es un conjunto de 20 óleos sobre tabla de gran formato– junto al diseñador y fotógrafo José Luis Montero, responsable también del catálogo de la muestra, que incluye un único texto: el escrito en su día, fruto del entusiasmo que sentía por la obra del pintor blanqueño, por el escritor e intelectual Predrag Matvejević.

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«Me gusta esta Sala de Bóvedas, este espacio histórico que tiene un aire como secreto, entre cárcel y monasterio...; los cuadros han quedado tan bien integrados en este lugar que parecen hechos para ser expuestos aquí», indica sonriendo. Mira a los seres sin rostro que habitan en estas pinturas y se sigue preguntando: «¿Qué es un ser humano de espaldas? Es una incógnita. No sabemos las desilusiones y los desengaños que lleva encima, los sufrimientos y las alegrías vividas, qué le impulsa a seguir adelante o qué hace que ya esté cansado de andar perdido...».

«Al pintarlos pensé también en toda la gente que necesita nuestra ayuda»

Hay personajes que corren, que parecen huir o que en efecto huyen, o que se detienen, se persiguen, se buscan... Todo un muestrario de misterios y sinsabores que se asemejan a una de esas lluvias pertinaces que nos bañan la cara a traición sin traernos de paso alguna buena nueva.

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«Desembalando los cuadros, volviéndolos a ver, he tenido la impresión de que no pasado el tiempo por ellos, de que siguen muy vivos, sí», cuenta. El pintor ha querido que las obras de 'Identidad en tránsito' no se dispersen: «No he vendido ninguno de estos cuadros por voluntad propia porque me parecía que guardar esta exposición, al igual que la llamada 'Siete' [un trabajo excelente, que se expuso en Verónicas en 2019], era lo mejor». «Teniéndolos yo», precisa, «sé que son de todos porque, al final, se quedarán para disfrute de Blanca y de toda la Región. Es algo que mi familia tiene claro».

Recuerdos

Ayer, Pedro Cano estaba inundado por mil sensaciones, extrañezas e imágenes del pasado a la vez: «Madrid me emociona mucho porque me trae muchos recuerdos. Como el de cuando llegué una mañana del mes de marzo, para hacer aquí la mili, y me quedé a dormir en una pensión de mala muerte esperando que se hiciera de día para presentarme en el cuartel. Y recuerdo el placer que fue para mí estudiar Bellas Artes con profesores como Antonio López, Juan Barjola o como Rafael Martínez Díaz, que me ayudaron tanto... Pero una cosa le quiero decir: tengo hoy la misma ilusión por pintar que cuando era estudiante».

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El miércoles, el pintor aprovechó para visitar en CaixaForum la exposición 'La imagen humana. Arte, identidades y simbolismo', y no quiere regresar a Blanca sin volver a disfrutar, una vez más sumada a cientos de ocasiones, el Museo del Prado. «Y también», informa, «quiero pasarme por la Fnac para comprar discos y buscar alguno de zarzuela que no tenga. Yo creo que la zarzuela es una riqueza de la cultura de nuestro país que no valoramos lo que se merece. 'La tabernera del puerto' o 'Los gavilanes' son obras maestras y como tales estarían reconocidas de haber sido compuestas en otros países».

–¿Y usted quién es?

–Soy un 50% hombre de pueblo y otro 50% hombre de gran ciudad. Y sé que es inútil huir de uno mismo porque ¿dónde te vas a esconder de ti mismo? Y también sé que he tenido una vida muy apasionante y que me siento afortunado.

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Pedro Cano explica sus obras como si se tratase de partes de su cuerpo, como si por ellas corriese de forma natural su sangre. Está orgulloso de su trayectoria de pintor y no lo oculta: «Doy cada día las gracias por ser pintor. Y sigo creyendo muy poco en la genialidad y mucho en el trabajo».

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