La veterana excorresponsal de TVE Rosa María Calaf estará este martes en Murcia invitada por la Fundación Mediterráneo.
Periodista

Rosa María Calaf: «Tuve la gran suerte de que me mandaron a un colegio mixto y laico»

Respetada excorresponsal de TVE, clausura este martes en Murcia, en la Fundación Mediterráneo, el ciclo 'Conflictos sobre el terreno'

Martes, 13 de diciembre 2022, 02:29

Rosa María Calaf, 77 años, histórica y aclamada corresponsal de TVE en más de medio mundo, viajera sin fin y curiosa hasta el límite del ... límite, tiene la intención, si no hay sorpresas negras de última hora, de pasar las Navidades junto a su familia en Cuba, isla en la que seguirán las huellas, y el enamoramiento que dejaron en el aire, algunos de sus antepasados más queridos. Calaf clausurará este martes en Murcia a las 20.00 horas, en la sede de la Fundación Mediterráneo –Escultor Nicolás Salzillo, 7–, el ciclo 'Conflictos sobre el terreno', organizado en colaboración con LA VERDAD.

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–¿Sigue tan viajera?

–Por obligación, menos [ríe]. Me rompí una vértebra y estoy, llevándolo con paciencia, todavía en recuperación. Llevo una vida más calmada, porque aproveché la pandemia para decidir que quería bajar el ritmo, porque el que llevaba era de locos, una media de cuatro ciudades por semana y recibiendo veinte mil llamadas por día de radios, televisiones... Decidí que no más tanto correr y correr, que necesitaba más tiempo para mí.

–¿Y su estado de ánimo?

–Sigo pensando que siempre he sido muy afortunada. Si yo me quejara, sería algo francamente intolerable porque no tengo ningún derecho a hacerlo. Vivo en un país donde la medicina funciona, puedo permitirme poder descansar...; personalmente estoy muy bien, pero lo que está pasando en el mundo sí que me tiene preocupada. Estamos viviendo un cambio de época complejo e incierto, y habrá que ver hacia dónde somos capaces de conducir el modelo social. La verdad es que hay muchas alertas que indican que las democracias están sufriendo verdaderos ataques, y que se están invalidando ellas mismas con tantas desigualdades, porque si algo es antidemocrático es precisamente la desigualdad.

LA REALIDAD

«Hablar de que en el mundo hay bolsas de pobreza es de una hipocresía tremenda. No, no, lo que hay son bolsas de riqueza en mitad de una inmensa pobreza»

–¿Qué más observa?

–Que parece que no somos capaces de darnos cuenta de que tenemos que actuar, de que no basta con hablar y con quejarse. Y también observo, con cierta alarma, que cuando por fin parecía que el cambio climático entraba, con una cierta voluntad, en la agenda política, económica y social, resulta que entre la pandemia y la guerra este tema ha quedado en un segundo plano. Como también, como fondo de las tremendas desigualdades que se siguen generando –están aumentando pavorosamente–, la persona está cada vez más olvidada y relegada. Qué curioso: es como si los individuos no se dieran cuenta de eso, y de lo terrible que será perder de vista la importancia del bien común, de lo colectivo, de la defensa de las libertades.

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–¿Por qué ese no darse cuenta?

–Hay una gran voluntad, por parte de determinados poderes, a los que lo último que les preocupa es el bien común, en conseguir que la ciudadanía crea, por ejemplo, que está informada cuando, en realidad, lo único que está es entretenida. Frente a la Red, por ejemplo, no deberíamos permitir que nos domine ella a nosotros. Estamos en mitad de una sociedad individualista en la que los valores se van quedando por el camino. Y si no somos capaces de pelear por un mundo mejor para todos, pues apaga y vámonos.

Hipocresía

–¿Qué es un error?

–En cuanto viajas y ves cómo está la Humanidad, hablar de que en el mundo hay bolsas de pobreza es de una hipocresía tremenda. No, no, lo que hay son bolsas de riqueza en mitad de una inmensa pobreza. Riqueza que, muchas veces, se apoya, precisamente, en la miseria y en la pobreza de muchos; pobreza material y pobreza en cuanto a derechos, porque difícilmente los pobres pueden ejercitar sus derechos.

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–¿De qué ha tenido la suerte?

–De haber nacido en la familia que nací. Mi padre siempre decía lo mismo: 'Te educamos para que tú seas capaz de decidir tu propia vida, y te vamos a dar los mimbres para que puedas construirla; lo que hagas después con ella ya es responsabilidad tuya'. Hay que tener en cuenta que yo nací en 1945. Y, en esa época, tuve la gran suerte de que me mandaron a un colegio mixto y laico, donde se nos educaba para ser personas y no para representar unos determinados roles. Además, me enviaron con 14 años al extranjero para estudiar idiomas. Me dieron la opción de elegir en todos los aspectos. Soy muy consciente de la suerte que tuve, porque millones de personas en el mundo no tienen ninguna opción: nacen y mueren en el mismo lugar, y lo que hacen entre un hecho y el otro es, día a día, intentar llegar al día siguiente sin saber si sus hijos van a vivir cinco años más o van a morir en diez minutos.

–¿A qué más da gracias?

–A mi buena salud, tengo 77 años y un físico que funciona bien, aunque también me rompo cosas como todo el mundo [ríe]. Tengo una salud que me permite seguir yéndome por ahí con un todoterreno de expedición, durmiendo en el coche o en tienda de campaña o donde haga falta. Y lo sigo haciendo junto al que desde hace más de 50 años es mi compañero; puedo decir que, en el más estricto sentido, viajo con el más ideal compañero de viaje posible.

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–¿Dónde tienen previsto viajar?

–El último viaje que hicimos antes de la pandemia, en las Navidades del 2019 al 2020, fue a Senegal; estuvimos casi dos meses dando vueltas por Mauritania, Gambia, Marruecos...; hace ocho años nos fuimos a Mongolia; cuatro meses de viaje, uno de ellos en Irán. Ahora tenemos que ver cómo evolucionan mi vértebra y la rodilla de mi compañero, porque él es otro incombustible de 85 años.

Blanco o negro

–¿Qué juega en contra de nosotros, los españoles?

–Que seamos tan incapaces de alcanzar consensos, que nos aferremos al blanco o al negro, nuestra gran intolerancia. Son rasgos que tenemos y que no conseguimos quitarnos de encima. Los españoles somos muy capaces de tomar grandes decisiones y de resolver puntualmente una situación muy compleja. No olvidemos que protagonizamos una Transición muy admirada en todas partes. Avanzamos de un salto tres pasos, pero luego no consolidamos nada; avanzamos tres pasos y retrocedemos dos, y esa es nuestra historia de España desde los albores. También, ese es otro tema, es lamentable el periodismo de trinchera que aquí impera.

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–¿A qué dice 'no'?

–A hacer cosas solo por dinero. Y, desde luego, a todo aquello que implique para mí una merma de independencia; no me gusta nada que me la coarten y lo evito todo lo posible.

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