Gran faena de Ureña en su regreso a Valencia

Regresaba Ureña a una de sus plazas favoritas después de quedar fuera en 2022 y lo hizo firmando una de las mejores faenas del lorquino en esta plaza, que el público vivió con fervor. Fue la faena al cuarto, que levantó la tarde cuando todo iba a la contra, con tres primeros toros sin clase ni fuerza de Juan Pedro y un cuarto devuelto a los corrales por flojo. En su lugar saltó al ruedo un sobrero de Montalvo, que se lesionó en su encuentro con el montado y que también regresó a los corrales.

El segundo sobrero, también de Montalvo, echó las manos por delante y no se dejó torear con el capote. Sin embargo, empujó al caballo hasta derribarlo. Un principio de faena poderoso de Ureña fue crucial para que el de Montalvo rompiera hacia delante y el de Lorca firmara una faena de enjundia, tirando del toro hasta el final en cada muletazo y quedándose en el sitio para ligar. Toreo caro, de mano baja, con naturales, los de inicio de las tandas a pies juntos, de una expresión brutal.

Los hubo por ambas manos, con el torero abandonado, toreando con el alma y el público metido en la obra del artista. El estoconazo en lo alto desató una petición mayoritaria del doble trofeo. El presidente fue el único en la plaza que decidió que el premio fuera de una sola oreja, premio injusto y ridículo para una obra tan intensa como la firmada por Ureña. Una constante de este torero en esta plaza. Para infortunio, durante la vuelta al ruedo, una bota de vino lanzada por un espectador golpeó en el rostro del matador, que tuvo que ser atendido en la enfermería de un corte en la ceja.

Ante el primero pronto se hizo presente Paco Ureña para enjaretarle un buen ramillete de verónicas, ganando terreno. Recibió el burel los dos puyazos reglamentarios, aunque con el primero ya iba sobrado. Brindó Ureña al público, desde el centro del anillo, y comenzó su faena con tres estatuarios. Las series no pudieron ser largas pese a la buena colocación del torero, que puso lo que le faltó a la res y saludó una ovación.

La otra oreja de la tarde la paseó Francisco de Manuel del sexto, el mejor Juan Pedro de la tarde, que tuvo clase y repitió. El de Arganda ganó terreno en un buen saludo de capa rematado en los medios y ligó una faena planteada en el centro del anillo que llegó mucho a los tendidos, con series largas de muy buen trazo. Mató de espadazo sin puntilla y se le pidieron las dos orejas. Su primero no dio opciones.

Angel Téllez demostró buenas maneras, destacando más ante el quinto. Saldó su actuación con ovación y vuelta al ruedo.