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De Manuel toreó con gusto y profundidad, y firmó la faena de la tarde.

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De Manuel toreó con gusto y profundidad, y firmó la faena de la tarde. LAFORET

Francisco de Manuel deja su sello en la primera de Calasparra

Rafael González y De Manuel pasearon los primeros trofeos de la Feria del Arroz; la lluvia retrasó el comienzo del festejo

FRANCISCO OJADOS

CALASPARRA

Martes, 4 de septiembre 2018, 02:55

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La lluvia marcó el comienzo del primer festejo de la Feria del Arroz de Calasparra. Cinco minutos antes del horario de inicio la tormenta se hizo presente en el cielo. Cayó una tromba de agua que puso el piso de la plaza como una pista de patinaje. La empresa dio una tregua de veinte minutos para que los diez diligentes areneros arreglaran el ruedo. Lo hicieron con eficacia y con el retraso correspondiente los novilleros se echaron adelante. Se inició el paseíllo y con el primer astado en el ruedo volvió a tronar y a caer chuzos de punta. Bajo el aguacero toreó Rafael González al primer novillo de Villamarta, ganadería que sustituyó a la anunciada de Pereda. Notable fue la actuación de Rafael, que recibió al primer toro de la feria con dos largas cambiadas de rodillas y lances a pies juntos. Cerró el tercio de varas con un quite rematado con una bonita larga y brindó a los hacendosos areneros. Se hizo con la embestida de un novillo que resultó mansito, con meritorias tandas diestras, acabando cerrado en tablas por luquesinas. La estocada, entera, algo tendida y traserita, valió para pasear la primera oreja del ciclo.

El cuarto fue un torito. Serio por delante, fue aplaudido de salida. Recibió un largo puyazo. Llegó parado el burel al último tercio. Brindó al público y en los medios planteó faena González, pero pronto buscó las querencias el bovino. Lo intentó el joven madrileño, sin brillo. Una buena estocada puso fin a una labor por la que fue ovacionado.

El festejo

  • Ganadería Seis novillos de Villamarta, bien presentados, con marcada querencia a tablas. Destacó el sexto.

  • Rafael González de marino y oro, oreja tras aviso y ovación con saludos.

  • Ángel Téllez de blanco y oro, silencio tras aviso y ovación con saludos.

  • Francisco de Manuel de morado y oro, oreja y ovación con saludos.

  • Observaciones tarde de tormentas. comenzó con retraso el festejo por la lluvia. Un cuarto de entrada. Saludó en banderillas Juan Carlos Rey.

El segundo fue un novillo huidizo al que Ángel Téllez le realizó un arriesgado quite con el capote a la espalda. Le costó por el pitón derecho al astado, pero cuando tomó el de Toledo la zurda firmó dos tandas de naturales de mucho empaque. Ya por entonces había escampado. Acabó el trasteo en la puerta de chiqueros, y acabó pasándose de faena. Incluso sonó el aviso antes de matar. Tres pinchazos mal señalados impidieron que paseara trofeo. Si manseó la novillada, el castaño quinto se llevó la palma. Tras el puyazo se aculó en tablas, no hubo manera de sacarlo de aquel terreno e incluso llegó a echarse. Lo mejor que hizo Téllez fue tomar la espada y abreviar.

Gustó Francisco de Manuel en su presentación en Calasparra. En el aire de sus hermanos de salir suelto de las suertes, pero con más clase, resultó el tercero. Lo lanceó a la verónica con donaire Francisco, que brindó su faena al público. Con ambas rodillas en tierra comenzó su trasteo toreando en redondo y mostró buenas muñecas para ligar las tandas en una labor realizada toda ella en los terrenos de adentro, los que pidió el animal. Una estocada caída precedió a otra en lo alto. Merecida oreja. El sexto fue un toro por hechuras. Lo lanceó con hondura a la verónica, con manos bajas y con un gallego por chicuelinas llevó al astado a la cabalgadura. Buen puyazo del piquero Zambrano, por cierto. Como bien estuvo en banderillas Juan Carlos Rey. Brindó al pueblo. Ayudó su oponente, el único de Villamarta que aguantó la faena en los medios, tomando con claridad las telas que con sutileza y gracia manejó De Manuel en la que fue la faena de la tarde. Toreó con gusto y profundidad en dos tandas de naturales de inmejorable factura y se lució en los remates. El desacierto con la espada le privó de una puerta grande que tuvo en la mano.

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