La experiencia caucásica de Carlos Pardo
El pintor murciano exhibe hasta el próximo 15 de agosto en la Filarmónica Estatal del Cáucaso norte, en Rusia, una serie de retratos sobre Rachmaninov y sus contemporáneos
El pintor murciano Carlos Pardo está viviendo en Rusia esos días una de las experiencias más alucinantes de su carrera. Hasta el 15 de agosto ... expone en el salón grande de la Filarmónica Estatal del Cáucaso norte, en la ciudad rusa de Kislovodsk, doce retratos, seis paisajes y tres bodegones sobre 'Rachmaninov y su tiempo', título de esta muestra enmarcada en el festival que conmemora el 150 aniversario del nacimiento del compositor Sergei Rachmaninov.
«Esta exposicion la he pintado para mí, como un repaso al romanticismo, buscando entender cómo llegó Rachmaninov a sus rotundas conclusiones artísticas, dentro de una corriente casi agotada, abriendo un espacio nuevo para la música, revisando su tiempo, sus maestros, sus amigos y contrarios; Tchaikovsky, Safonov, Balakirev, Korsakov, Taneyev... aparecen aquí, como una galería de árboles que le acompañaron en el viaje y marcan el camino por el espeso bosque de sus composiciones, que en ocasiones huelen a perfume español», señala desde Rusia el artista murciano.
La propuesta tuvo el pasado mes de julio una inauguración singular, con un concierto ante 400 espectadores de Svetlana Berezhnaya (clavicémbalo, órgano, piano) y Carlos Pardo, recibido con honores en el escenario, realizando un ejercicio de improvisación de pintura. Un trabajo conjunto que fue saludado con ovaciones y propició una obra, 'Desde muy lejos', en la que el artista recoge un paisaje minero de la Región de Murcia.
Este trabajo de Carlos Pardo dedicado a los compositores románticos rusos ha mantenido ocupado al murciano todo lo que llevamos de año. De Tchaikovsky dice que es «la elegancia personificada», con un triste final -acabó suicidándose-, «pero para mí era el mejor, admiro muchísimo su música, maravillosa, fue respetado y admirado, el más grande, sin duda, y director del Conservatorio de Moscú», anota. A Rachmaninov (Starorussky Uyezd, 1873-Beverly Hills, California, 1943) es el último gran romántico en la historia del arte musical. «La música de Rachmaninov es profunda, conmovedora y sutil cuando se mueve entre flores de siren o entre las manos de una mujer; y brutal cuando se hunde en sus convicciones. Todo lo que arrastra de sabiduría de sus maestros es tan bueno, que parece imposible abrir nuevos caminos. Pero él los abre, sus vivencias, el tiempo que le tocó vivir y la música que le rodeó en su etapa madura enriquecen con un destello distinto su música».
«La experiencia de estas cinco semanas, el contacto con grandes artistas, es increíble», cuenta Pardo, que tiene previsto volver en otoño para pintar los paisajes del Cáucaso y pintar en directo en la Catedral de Moscú
Rachmaninov, poco antes de su fallecimiento, hablaba así de su labor creadora: «En mis composiciones no he hecho ningún esfuerzo consciente por ser original, ni romántico, ni nacionalista, ni nada por el estilo. Escribo sobre el papel la música que oigo dentro de mí, con la mayor naturalidad posible. Soy un compositor ruso, y la tierra donde nací ha influido en mi temperamento y mi forma de ver las cosas. Mi música es el producto de mi temperamento, y por tanto es música rusa... Tchaikovsky y Rimsky-Korsakov me han influido mucho, pero nunca, que yo sepa, he imitado a nadie. Lo que intento al escribir mi música es que diga de forma sencilla y directa lo que hay en mi corazón cuando compongo. Si ahí hay amor, o amargura, o tristeza, o religión, esos estados de ánimo pasan a formar parte de mi música, y ésta se vuelve bella o amarga o triste o religiosa».
En esta propuesta, Pardo destaca a Safonov (pianista, compositor, director de orquesta y director del Conservatorio de Moscú), y a Milij Balakirev y Nikolai Rimsky-Korsakov, dos de los integrantes del llamado 'Grupo de los cinco', promotores del nacionalismo musical, junto a César Cui, Modest Mussorgsky y Alexandre Borodin.
Ríos y precipicios
«La experiencia de estas cinco semanas ha sido increíble, el contacto con grandes artistas -entre ellos el pianista Evgeny Mihaylov, del que ha pintado un retrato-, y poder enfrentarme a los paisajes del Cáucaso con las lluvias intensas y las luces cambiantes me ha servido de mucho. He podido pintar en Karacháyevo-Cherkesia y en las vegas del río Aljofka, la piedra de Lermatov, los precipicios de Kush Uyalá, el río Bolshöy Zelenchuk en Argyz...», enumera. La próxima semana inaugura en Italia otra muestra y en octubre volverá a Rusia para pintar en directo en la catedral de Moscú, «e iré al Cáucaso para pintar el otoño».
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