Empresario
«No soy de prohibirme cosas, soy de llegar a conclusiones sobre lo que es más conveniente»
El paseo de moreras que incluye su finca de monte murciana es una auténtica locura: de belleza. Es un paraíso donde se siente feliz, un ... lugar que un día perteneció a su familia y que, finalmente, él pudo rescatar, rehabilitando el antiguo convento de monjes que lo hace tan especial. Padre de tres hijos, feliz en su segundo matrimonio, navegante entusiasta, sabe tanto del placer de pisar tierra mojada como del tacto con el que acaricia a sus elegidos la buena suerte. Eso sí, lo retiró del baloncesto un cubano que, en el fragor de un partido internacional universitario, le rompió una botella de Coca-Cola en una rodilla.
-¿Ha perdonado ya a la maestra que lo echó del coro del colegio?
-[Risas] Pobre mujer, no supo darse cuenta de que yo era el alma del coro y, poco después de echarme, el coro no continuó. Es importante tener olfato en la vida.
-¿Le duele hoy España un poco más que ayer [la entrevista se hizo el jueves]?
-No tengo ningún derecho a que mi dolor sea mayor que el de cualquier otro hijo de vecino, pero sí es cierto que hoy me siento exiliado en mi propio país.
-¿En qué piensa?
-Por cosas del azar, me vi metido en la cocina de la dificilísima transición de la dictadura a la democracia. Llegar a ella costó muchos años de cárcel, de falta de libertades, muchos años de las consecuencias terroríficas de la falta de entendimiento entre las dos Españas. Pero, por fortuna, hubo españoles que tuvieron la generosidad de poner el interés del país por encima del particular de cada una de las dos Españas. Fue la generosidad de mucha gente, con muchísimo sufrimiento a las espaldas, la que hizo posible un Estado moderno, democrático, próspero, que caminó hacia la integración europea y que pasó a pertenecer a las alianzas occidentales. Y hemos vivido muchos años en los que parecía que, en gran medida, esas dos Españas se habían disuelto; podíamos hablar de ellas con una cierta distancia, con una cierta libertad. Este país, en muy pocos años de democracia, nos hizo sentirnos orgullosos de ser españoles.
En tragos cortos
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Un viaje pendiente: La Antártida.
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Un lugar al que volver: Al Mediterráneo, siempre.
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Un libro de cabecera: Como Santo Tomás de Aquino, yo temo al hombre de un solo libro.
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Un pintor: Velázquez los días pares, y El Bosco los impares.
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Un músico: Bach por la mañana, Leonard Cohen por la tarde.
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Un personaje histórico: Pericles, sabiduría y acción.
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Un postre: Paparajotes.
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Una manía: Escribir con estilográfica.
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Un sueño cumplido: Mi familia.
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Una prenda de vestir: El jersey de cuello vuelto.
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Un consejo: No dar consejos.
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Qué último regalo ha recibido: Una novela, 'La Señora Dalloway', de Virginia Woolf.
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Un político/a: Los 'padres' de Europa.
-¿Y ahora?
-Es terrible la enorme fragmentación de la sociedad, que parece que el acuerdo de investidura con Junts [per Catalunya] va a incrementar. Y todo, por el interés personal de un político que necesita esos votos. Vienen tiempos difíciles, muy distintos a los que hemos vivido. España es un país extraño.
-¿Momentos peligrosos?
-Creo que sí, porque aquí se han removido tres cosas que son muy complejas de restablecer. Por un lado, y desde un punto de vista técnico-político, hay un proceso de arrollar a las instituciones. La separación de poderes queda absolutamente anulada. Yo no pertenezco a ningún partido político, lo que me permite tener, y además estoy orgulloso de ello, buenos amigos en varios partidos políticos. ¿Qué van a pensar unos y otros de esta anulación de la separación de poderes?, ¿y qué queda de un Tribunal Supremo que ha hecho una auténtica filigrana en todo el proceso de enjuiciamiento de los actos ilegales, delictivos, que se vivieron en Cataluña? Los indultos, la ley de amnistía... Además, con una intromisión, como poco a poco se irá viendo, incluso en los aspectos técnico-jurídicos para impedir que el poder judicial pueda de ninguna de las maneras, digamos, menoscabar el hecho de que, para que el señor Sánchez sea presidente de Gobierno, cada uno de estos caballeros pueda irse de rositas tras lo que ha hecho. Caballeros que, por cierto, no representan a la mayoría de Cataluña, caballeros que han obtenido el peor resultado electoral de nunca jamás en las elecciones de hace un par de meses; caballeros que poseen la llave del Santo Grial, que es que Sánchez sea presidente de Gobierno, que es lo que se trata en este momento.
-¿Qué reflexión hace?
-Siempre ha habido en nuestro país un Largo Caballero, un Franco, un Sánchez, que nos devuelven a las dos Españas, y que por intereses personales o por creencias injustificables acaban pasando por encima de los verdaderos intereses de todo el conjunto de españoles. ¿Cómo vamos a dejar que, para que uno sea presidente, siete escaños y un parlamento autonómico manden sobre un país con más de 500 años de existencia? En lo que se refiere a la división de poderes, se pretende tirar del mantel y que la vajilla caiga al suelo. Además, se mete la mano en la honra del país, en la dignidad del país. [Carles] Puigdemont se permite decir que el único límite no está en el Parlamento de España, sino en el Parlamento de Cataluña. Y en tercer lugar, y esta es la gasolina más peligrosa, combinada con lo dicho anteriormente: se le toca gravemente el bolsillo al resto de España. Tener a este país con las instituciones completamente desbaratadas, con la dignidad como país y como pueblo por los suelos, y con las manos indebidas en los bolsillos de todos, no es algo que anuncie nada bueno. Y en este modelo de país que hasta hace muy poco no era así, es donde yo me siento un poco exiliado.
«Mientras que el cuerpo y la cabeza me lo permitan, y hago todo lo posible por que su tiempo se prolongue, me veo metido en el puré»
-¿Le preocupa la presencia de Vox en gobiernos autonómicos, municipales e instituciones?
-Me preocupa muchísimo y, en el fondo, respetando a todos los votantes de todos los partidos, creo que Vox es una clásica ideología viejuna de la derecha española que, frecuentemente, tanto daño ha hecho al progreso de este país. De hecho, me parece que la actitud de Vox ha sido en parte crucial en toda la estrategia de Sánchez para su permanencia.
-¿Le hubiese gustado ser ministro, por ejemplo de Economía?
-Nada. Yo fui, siendo muy joven, jefe de Gabinete de un presidente de Gobierno. Estuve en la cocina del Gobierno y de los asuntos de Estado y la experiencia fue muy enriquecedora, pero nunca me he planteado dedicarme a la política. Tuve esa suerte de vivir la política en un momento muy interesante, aunque no todo fueron rosas: viví el 23-F en el Congreso, bocabajo en el suelo y con un subfusil apuntándonos a unos cuantos. Lo que sí me considero es un hombre político, porque me interesan las cosas, me interesa cómo nos organizamos, me interesa el bienestar de los otros y pensar, en la medida en la que pueda y tenga luces, de qué modo puedo contribuir a ello.
Diez hermanos
-¿Qué no olvida?
-Yo soy el tercero de diez hermanos, cuyo padre hizo la carrera de marino inmediatamente después de la guerra civil. Diez hermanos viviendo de un sueldo. Le doy gracias a la vida porque me ha ido muy bien, y también a todos esos hombres y mujeres que también se han sentido políticos y les ha importado cómo organizar bien su país, para que progresara y cada vez hubiera más empleo y más libertad.
-¿Qué buena decisión tomó?
-Pues, mire, sacar a mi madre, que entonces tenía 95 años, de Madrid cuando la pandemia [de Covid-19] y el confinamiento. La traje a la casa de campo que tenemos en Murcia, que por otra parte era un lugar conocido por ella del que pudo disfrutar en otro momento de su vida, y que después yo pude recuperar para que volviese a la familia. Nos encerramos todos allí. La pandemia nos proporcionó una ocasión maravillosa y muy intensa para poder estar todos juntos, con tiempo para relacionarnos. Lo recordamos como un tiempo en el que sentíamos angustia por no saber dónde podía acabar todo aquello, pero al mismo tiempo con una gran sensación de felicidad y de gratitud por haber podio estar todos en familia.
-¿Algún motivo de preocupación especial?
-Éramos conscientes del drama que se estaba viviendo. Mi hija, que es médico, trabajó en Urgencias de un gran hospital madrileño en unas condiciones al principio muy desoladoras, teniéndose que proteger utilizando bolsas de basura y poniéndose gafas de bucear. Tampoco había los suficientes guantes para todos. En esas condiciones se tuvieron que enfrentar desde la primera fila a cuestiones realmente muy dramáticas.
«Me gustan mucho las letras y la música del grupo cartagenero Arde Bogotá»
-¿Qué reconoce?
-No creo que yo sea rematadamente tonto, ni mucho menos rematadamente gandul, y que todo lo que me ha pasado en la vida sea el resultado del azar [sonríe], pero sí tengo que decir que pertenezco a una generación en la que algunas personas tuvimos suerte, y la suerte ha sido un factor bastante determinante. Además, yo entendí que las mejores lecciones se sacan de los fracasos. Decía mi padre que los seres humanos no se diferencian por el número de veces que meten la pata o se equivocan, sino por la rapidez con la que la sacan. Tenía 14 años cuando se lo escuché decir y me hizo pensar mucho. Creo que saber levantarse es una enorme riqueza.
Nuestro cuerpo
-¿Es usted coqueto?
-[Risas] Digamos que soy consciente de la materia prima con la que tengo que trabajar... mucho. Otra cosa es que cada vez más la ciencia hace posible que vivamos más y en mejores condiciones. Pero, esa máquina que es el cuerpo no solo se resiente por las enfermedades, sino también por el mal uso que se hace del mismo. Creo que es muy importante saber cuidar la única herramienta que tenemos para vivir, nuestro cuerpo. Yo, por ejemplo, aconsejo a todos hacer deporte, que no solo tiene beneficios físicos, sino también mentales. Procuro hacerlo todo lo que puedo dentro de mis posibilidades, porque uno ya va teniendo sus años.
-¿Tiende a arrepentirse?
-Más de las cosas que no he hecho, que de las que he hecho. El ejercicio del libre albedrío tiene que estar moderado por valores y por el sentido común, y yo creo que he sabido moderarlo con acierto.
-¿Nunca se ha emborrachado, por ejemplo?
-Pues es difícil que alguien diga que me ha visto borracho, la verdad [ríe], y sin embargo tengo que decirle que sé disfrutar de un buen vino, y que no me voy a negar a hacerlo en cuanto tenga acceso a él. No soy de prohibirme cosas, soy de llegar a conclusiones sobre lo que es más conveniente. Se puede disfrutar de casi todo sin perder el control, aunque seguro que alguna vez lo habré perdido.
«No pertenezco a ningún partido político»
-¿Qué le dicen sus amigos?
-Que soy demasiado racional.
-¿Y?
-Me emociono igual que todo el mundo, no estoy únicamente dominado por las razones.
-¿Qué música ha descubierto?
-Me gustan mucho las letras y la música del grupo cartagenero Arde Bogotá.
-¿No cae en la tentación de la jubilación?
-No pienso en ella en términos de tentación, para mí más bien sería una condena. Recuerdo que mi padre me llamó un 3 de diciembre, desde la oficina, para decirme que fuese a por él porque se encontraba muy mal y tenía que verlo un médico. Murió dos meses y medio después; es decir, tenía 90 años y murió trabajando. Lo hacía entonces en una fundación, en la que no le pagaban nada, pero a la que iba todas las mañanas a interesarse por todo. Estaba metido en el puré, y yo, mientras que el cuerpo y la cabeza me lo permitan, y hago todo lo posible por que su tiempo se prolongue, me veo metido en el puré. El puré que me toque en cada época. También respeto muchísimo la otra opción, es decir, a partir de ahora me voy a dedicar a vivir la vida.
-¿Qué ha procurado usted no perderse?
-Me gusta tanto el vuelo de la gallina, tan pegado al suelo, como el vuelo del águila allá arriba. Me gusta pisar los palacios y también las estaciones de metro. Siento que, si no lo conoces todo, pierdes una parte muy importante de la vida.
-¿Debería volver a España el Rey emérito?
-Desde mi punto de vista, es una situación incomprensible. Aquí, desde Isabel II, nos hemos convertido en especialistas en que nuestros jefes de Estado, ya sean estos reyes o presidentes de la República, tengan que morir en el exilio. Desde luego, el Rey emérito tiene una excelente salud y yo le deseo muchísimos años de vida. Creo que no tenemos derecho a tener en esa situación a una persona a la que la Justicia no reclama nada. Cada uno puede pensar lo que quiera respecto de su personalidad, respecto de lo que ha hecho, respecto de lo que sea, pero de lo que yo soy consciente es de que don Juan Carlos ha sido absolutamente determinante para el presente de nuestro país. Habiendo tenido toda la fuerza del franquismo en las manos, fue el autor principal de la transformación democrática de este país. Más allá de lo que se diga o no se diga, de lo que haya hecho o no haya hecho, carecemos de la fineza de espíritu necesaria para entender que tuvimos muchísima suerte con aquel rey, que creo que tiene derecho, como cualquier otro español, y mucho más por lo que ha hecho que cualquier otro español, a vivir en su país.
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