España se exhibe en Dubái como país abierto y colorido

El pabellón, que se asemeja a una sombreada plaza pública, casi carece de puertas en una invitación al visitante para que acceda libremente, con la intención de trasmitir la idea de un país acogedor. «Ha representado mucho esfuerzo, pero estamos satisfechos con el resultado», declara Cánovas a LA VERDAD a través del teléfono desde Roma, donde hasta final de año participa en una investigación sobre la vivienda colectiva italiana de los últimos cien años.

La obra ha cumplido «con las expectativas, aunque no creo en los edificios vacíos y prefiero esperar a que entre en uso para ver si da buenos resultados», añade. De momento, el conjunto ya ha sido 'indultado' por los organizadores del certamen. Eso quiere decir que, una vez que acabe la exposición universal, la construcción formará parte del Distrito 2020 de la ciudad dubaití: el recinto de la muestra será reconvertido para integrar zonas verdes y residenciales con espacios de trabajo flexibles y colaborativos.

Pero, si al final hay cambio de planes, no será ningún problema. El pabellón es desmontable y reutilizable. Puede tener una segunda vida como un solo conjunto o fragmentado en piezas autónomas. E incluso, llegado el caso, reaprovechar todos sus materiales como residuos.

El espacio que durante seis meses acogerá a la delegación española en la Expo de Dubái, un escaparate internacional ideado bajo el lema 'Conectar mentes, construir el futuro', ocupa casi 6.000 metros cuadrados en la llamada zona de sostenibilidad (una de las tres áreas temáticas sobre las que girará la muestra; las otras dos son movilidad y oportunidad) y en un enclave estratégico entre dos potentes países: Alemania y Nueva Zelanda. Sobresale por sus chimeneas térmicas de 19 metros de altura. Cubren la plaza que sirve como lugar de encuentro y recepción del público y tienen un cometido más práctico que estético: refrigerar esa estancia de manera pasiva, esto es, absorbiendo el aire caliente. Sus creadores confían en que contribuyan a rebajar la temperatura hasta cuatro grados. La climatización se presenta como uno de los principales retos para mantener el confort de los visitantes en un enclave donde el termómetro registra una media de 35 grados. El pabellón también dispone de unas pérgolas cubiertas con placas fotovoltaicas, para abastecer de electricidad las instalaciones. Los criterios de sostenibilidad fueron un requisito fundamental en el proyecto.

Las cúpulas cónicas llaman la atención por su colorido, en un guiño «al optimismo que domina la arquitectura mediterránea. El pabellón es reconocible desde cualquier lugar del recinto y estamos convencidos de que nadie lo olvidará», afirma Cánovas. Los organizadores esperan que este foro global atraiga a 25 millones de visitantes.

Desde el atrio de esa plaza cubierta y, a través de una rampa, se accederá a la planta subterránea, que alberga una sala de exposiciones y un teatro. Según Acción Cultural Española (AC/E), la empresa pública responsable de la presencia de España en estas citas internacionales, los visitantes tendrán, además de una zona de tapas, dos áreas expositivas temáticas complementarias. 'Destellos', bajo la estructura de conos, está compuesta por una serie de instalaciones que muestran algunas aportaciones españolas a la cultura universal y «realzan la relación cultural con el mundo árabe». Y 'El Bosque de la Inteligencia', en la planta subterránea, es una galería que remite a la rica biodiversidad, en la que se mostrará la contribución más innovadora del país a la sostenibilidad.

El 'buque insignia' español en Dubái tendrá otra muestra del ingenio regional. La multinacional murciana Iberchem se encargará de la «dimensión olfativa» de las diferentes estancias. En varias de las salas que componen el pabellón se colocarán dispositivos y soportes desarrollados 'ex profeso' para permitir al público descubrir una selección de los olores más característicos de la geografía nacional.

La Región de Murcia prepara su desembarco en la muestra para finales de febrero o principios de marzo de 2022, según las previsiones que baraja la Consejería de Cultura a partir del calendario de los organizadores. A preguntas de este diario, desde dicho departamento rechazaron adelantar cómo estará representada la Comunidad en Dubái y qué oferta llevará a aquel país.