Constanza Mas, creadora internacional de tecnología vestible
Empática, anárquica y soñadora, la ingeniera en Diseño Industrial, graduada en Diseño de Moda y fundadora de constanza+LAB ha conquistado de Bangladesh a Nueva York con sus colecciones de «ropa con superpoderes»
Aunque recuerda con intensidad la magia y calidez de la infancia, con sus veranos eternos, su mente permanece, inquieta y curiosa, enfocada al futuro y ... algo fuera de los ejes espaciotemporales establecidos. Constanza Mas, murciana, ingeniera en Diseño Industrial y graduada en Diseño de Moda por la Escuela Superior de Diseño Región de Murcia (Edi), es todo un referente -desde su laboratorio constanza+LAB- de la fusión 'fashion-tech' gracias a su «ropa con superpoderes», una suerte de estrecho binomio de tradición artesanal y vanguardia tecnológica en el que las prendas son capaces de mostrar emociones o detectar el estrés y el frío, entre otras capacidades. Apasionada del rock y experta en motivación gracias a su cuádruple maternidad, se confiesa algo inconstante, empática y soñadora. Agradecida por la familia creada junto al veterinario -también fotógrafo y músico- Pepe Jara, con cuatro hijos inmersos en la veintena de edad a los que ambos han tratado de imprimir espíritu crítico y amor por la lectura y el arte de no juzgar, no soporta el victimismo y huye del miedo y de quien se viste con él. Ganadora en 2018 del Samsung EGO Innovation Project, inauguró la pasarela Mercedes Benz Fashion Week Madrid con su colección 'Quantum', que exploraba sobre cómo las prendas pueden expresar estados de ánimo mediante 'el internet de las cosas'. Además, su trabajo ha sido presentado en eventos internacionales como New York Fashion Week, Fashinnovation New York, Berlin Wear It Festival e Innovation Square Lineapelle Milan. Amante de naturaleza y deporte, en su faceta de jurado ha valorado el diseño emergente de la Región desde el CreaMurcia, el festival Estrenarte o los Premios Alfonso X de la Cultura. Su versatilidad formativa incluye una especialización en aceleración de 'startups' (nuevas empresas) con potencial internacional, mientras que su versatilidad emocional le permite relacionarse con personas estimulantes, con sentido del humor y «buena gente». Y no solo le gusta rodearse de ellas; asegura que las atrae.
Lunes
9.00 horas. Me siento orgullosa de haber internacionalizado constanza+LAB, de haber sido capaz de implementar tecnología en la ropa para darle una nueva dimensión y una nueva piel al cuerpo. Ahora estoy en fase de I+D en dos direcciones. La primera, una vuelta a mis orígenes, haciendo algo estrictamente analógico. La tendencia en la generación Z es volver a los básicos, a llevar botas camperas y a vestir color tabaco. Es una respuesta a la saturación de las redes, a la velocidad vertiginosa, a la hiperconexión. Me planteo cómo simplificar la vida de las personas ante este mundo hostil. Además, siempre me ha interesado convertir el cuerpo en un plano y que las prendas sean como piezas que encajan en él. Eso va a aflorar este año, junto a algo más artístico relacionado con el 'Artefacto' que desarrollé con Rosana Galián, de Garrastudio, que presentamos en el festival Desc y que está rulando de manera bastante orgánica y divertida. Me hace ilusión jugar con la 'minimalización' de la tecnología para integrarla en las prendas. Los dos proyectos estarán para los últimos dos trimestres del año. Procuro marcarme metas, porque la creatividad, en mi caso, me lleva a la dispersión. Tengo que estar adaptada para que el tiempo tenga el valor que se le da en la sociedad. Si por mí fuera, ni tiempo ni espacio existirían.
Martes
13.00 horas. La normalidad es muy aburrida y me gusta explorar. Estoy llevando una investigación profunda de todos los desarrollos tecnológicos actuales, sin descuidar la parte humanista. No sé lo que va a salir de aquí, probablemente no sea estrictamente moda. El transhumanismo es un campo que me apasiona. Hay un autor que me gusta mucho, Raymond Kurzweil, que en 2005 publicó 'The singularity', y, en 2024, 'The singularity is nearer'. Explica que todo el legado digital que estamos dejando podrá devolver la vida a los fallecidos, de alguna forma. Podrá incluso alojarse en cuerpos biológicos aumentados y cultivados a partir del ADN de la persona original. Estaríamos hablando de una nueva humanidad evolucionada cibernéticamente. En mi cabeza, todo es posible. Me apasiona vivir esta época.
Miércoles
18.00 horas. He tenido la suerte de ser jurado, lo que me mantiene bastante conectada a lo que están haciendo los talentos emergentes. Hay cosas muy interesantes, pero veo mucha polaridad. Tienen acceso a toda la información a través de Internet, pero al mismo tiempo no han abierto el ojo de la curiosidad y la investigación. Se preocupan por la sostenibilidad, pero no por la trazabilidad de cada material; solo se preocupan en la última parte de la cadena, el reciclado o la reutilización. La Escuela Superior de Diseño se ha puesto más las pilas y los profesores están trabajando bien. Además, hay más permeabilidad entre las especialidades y arquitectos que están haciendo cosas a otra escala más pequeña, como Garrastudio y DelAmorylaBelleza. Hay creatividad alta en la Región, aunque debería incentivarse más que los creadores se presenten a concursos internacionales. Es un problema de mentalidad.
Jueves
11.15 horas. Hace poco di una charla en el Centro de Artesanía de Lorca. Había muchos artesanos y fue un encuentro muy bonito. Si de verdad todo el mundo petara y volviéramos a tener que cultivar la tierra y a hacer las herramientas con las manos, cuidar a los artesanos sería vital. Una organización internacional sin ánimo de lucro desarrollada por la Michelangelo Foundation, Homo Faber Guide, está haciendo esa labor, pero habría que hacerla mucho más a pie de calle. En cada municipio de la Región podría diseñarse un programa para que este conocimiento no se pierda. Francia es un grandísimo ejemplo en moda. De lo que no se hace cargo el Estado, se hace cargo una gran empresa, como ocurre con los artesanos que hacen la pasamanería de las chaquetas de Chanel. Aquí, lo dejamos morir.
Viernes
17.00 horas. Procuro hacer escapadas. Mi refugio más importante es Ibiza, pero cualquier cosa me sirve, incluso una casa rural a 50 kilómetros de Murcia. Me encanta volar. De pequeña quería ser piloto. Nunca tengo el pasaporte caducado. ¿Y si surge? Cuando era jovencilla decía que viajar era la mejor forma de aprender geografía, pero también lo es para aprender 'cartografía humana'. De Nueva York me gustó lo directos que son, su sentido del 'business'. No hay que olvidar que los creativos tenemos que vivir y pensar en el negocio. Quiero trabajar a largo plazo en un proyecto que permita que el talento no se pierda en el camino porque no se sepa monetizar y no se pueda vivir de la creatividad.
Sábado
10.00 horas. He decidido equilibrar lo profesional y lo personal. Cuidarme. Me gusta meditar, estar en contacto con la naturaleza y los animales. Tenemos un perro y un gato. De forma no rutinaria, porque la rutina me aplasta, incluyo también en mi semana la lectura y el deporte. También me gusta mucho cocinar. No soy una experta, pero sí creativa. Procuro bajar el nivel de autocrítica y disfrutar.
Domingo
18.00 horas. Los referentes que más me han influido no tienen nada que ver con la moda: Dieter Rams, el padre de la Braun y símbolo de funcionalismo alemán, y Bruno Munari, artista milanés multidisciplinar. Los dos convergen en hacer un diseño funcional, bello y accesible. Ese es el lenguaje que yo intento llevar al campo de la moda. Siempre me ha gustado mucho el trabajo manual, pero no solo bordar, sino hacer maquetas de casas o arreglar enchufes. Cuando mi madre conoció al que ha sido siempre mi marido, nos dijo: «Vaya dos». Somos muy MacGyver. Hacemos un tándem creativo interesante, pero no lo hemos potenciado lo suficiente. Vamos a retomar lo musical conjuntamente, y tenemos retumbando en la cabeza un proyecto fotográfico. Lo que no sé es si podremos sincronizar tiempos.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión