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PEPA GARCÍA
CIEZA.
Domingo, 23 de septiembre 2018, 07:54
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Cuatro cuentas de collar (caracolas marinas agujereadas), dos en la cavidad principal (A) y dos en la superior (E), todas ellas obra del humano moderno hace entre 17.000 y 20.000 años; raederas típicamente neandertales (musterienses, de hace unos 45.000 años) en las dos cavidades; y un 'arsenal' de proyectiles, todos juntos del gravetiense (hace unos 30.000 años) en la cavidad inferior son solo algunos de los materiales hallados y que sirven a los codirectores de la excavación Dìdac Roman, de la Universidad de Valencia, e Ignacio Martín Lerma, de la UMU, para certificar la prolongada ocupación del conjunto de abrigos de la Cueva del Arco y la destacada presencia de niveles de época neandertal. Unos descubrimientos que, junto a las cerámicas decoradas de los primeros agricultores (hace unos 6.000 años) encontrados en campañas anteriores y la presencia de las pinturas rupestres más antiguas del Sureste, corroboran el interés que para los humanos prehistóricos tuvo este enclave durante unos 40.000 años, ratifica Joaquín Salmerón, director del Museo Siyasa y parte del equipo que trabaja para poner al alcance de la población la riqueza arqueológica de todo el Cañón de Almadenes.
Además, cuenta Román, un elevado número de proyectiles o puntas de flecha aparecieron todos juntos en un montón con marcas de impacto, lo que demuestra que fueron utilizados para la caza y que, suponen, llegaban en el interior de los animales que habían cazado y eran ya material de desecho por estar dañados.
«Se confirma que en la Cueva del Arco se realizan actividades de tipo extraordinario, porque si lo normal es que en un yacimiento el 5% del material encontrado corresponda a piezas de excelente factura tecnológica y gran formato, en la Cueva del Arco esta proporción se eleva hasta el 50% de material útil; venían aquí con las piezas hechas», explica Roman al pie de la cavidad A, ante una multitud de excursionistas que han aprovechado el primer sábado sin lluvia para subir en masa a hacer la visita.
Arriba, la excavación, que cuenta con financiación del Ayuntamiento de Cieza, también ha sacado a la luz lo que parece ser una enorme cueva que se extiende a los pies de donde hoy trabajan los arqueólogos. Y, aunque todavía no han aparecido los niveles de ocupación, «la presencia de fósiles directores, como la raedera de 45.000 años, nos confirma que hay yacimiento. Ahora tenemos que saber dónde, porque podría estar a 8, 9 o 10 metros de profundidad, pero la patita que asoma de esta cueva es bestial», ejemplifica Martín Lerma.
El éxito de asistencia demuestra el interés de la sociedad por conocer sus orígenes, un saber en el que profundizará el equipo de expertos de la Cueva del Arco analizando los materiales, la procedencia del sílex con el que están hechos, los carbones de los hogares, la presencia de tintes en los colgantes o el tipo de fauna de la que se alimentaban, entre otros detalles. «Lo que está claro es que eran muy coquetos», bromea Roman, contento por la marcha de la cuarta campaña de excavaciones.
En breve, anuncia Joaquín Lomba, coordinador del proyecto del Cañón de Almadenes, se presentará una monografía que incluye más de 200 figuras de arte rupestre de este paraje natural de alta ocupación prehistórica. «450 páginas a todo color con los calcos actualizados de todas las pinturas», además de una guía de senderismo del arte rupestre de la sierra de Ascoy y Almadenes; y una guía didáctica, que se suman a la exposición 'Más que cuevas', ahora camino de Cartagena, y luego de Moratalla y Cieza, detalla Salmerón. Y recuerda que se cumplen 25 años del descubrimiento de las pinturas de las cuevas de Jorge, Las Cabras y El Arco.
También, adelanta Salmerón, las últimas prospecciones, con ayuda del grupo GECA de Cieza, han permitido descubrir nuevas pinturas, aún inéditas, en varias cuevas del Cañón, que Lomba define como «un lugar de paso en la Prehistoria». Y el edil de Patrimonio Histórico y Turismo, Antonio Moya, anuncia que en breve saldrá a licitación el Centro de Interpretación del Cañón de Almadenes, desde donde se organizarán las rutas del arte rupestre y visitas teatralizadas. Todo, después de que se instale la señalética que identificará todos los yacimientos del Cañón.
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