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Sergio Navarro y Antonio Rivera
Murcia
Lunes, 16 de julio 2018, 07:15
'Super Mario', 'Street Fighter', 'Civilization' o 'Baldur's Gate' son solo algunos de los títulos que en la década de los 90 inspiraron a toda una generación de niños que crecieron de la mano de unos videojuegos que aún a día de hoy recuerdan. Unos jóvenes que vieron cómo, en su momento, no existía una formación específica para poder dedicar su vida a la pasión en la que tantas horas invirtieron durante su adolescencia y que, más tarde, aprovecharon la creación de herramientas como Unity o Game Maker para cumplir sus sueños: desarrollar videojuegos.
Aunque es muy difícil de cuantificar, en la Región se encuentran cerca de una decena de empresas que, con pocos recursos y aún menos trabajadores, intentan sacar adelante unos proyectos pioneros en una industria que todavía no ha despegado en la Comunidad. En este escenario, y con el objetivo de compartir conocimientos y experiencias, el Centro de Empresas e Innovación de Murcia (Ceeim), en el campus universitario de Espinardo, acoge la Asociación Murciana de Desarrolladores de Videojuegos (Amudev), dedicada a «visibilizar el sector para que la gente conozca que se están haciendo videojuegos en la Región», explica Alberto Saldaña, presidente de esta asociación y director general de la empresa Sons of a Bit.
A pesar de que cuentan con la ventaja de no ser competencia directa entre ellas, ya que se trata de un sector «con un mercado global y una amplia variedad de plataformas, fechas de lanzamiento y público objetivo», las desarrolladoras murcianas de videojuegos, además de impulsar sus propios títulos, deben luchar día a día para poner los cimientos de un sector en el que «los datos son puramente anecdóticos», ya que está «tan verde» que prácticamente está levantándose gracias a las empresas englobadas en Amudev, según señala Felipe Molina, desarrollador para la empresa Answare Tech y fundador de OveR Software.
Y es que, si este sector ya dibuja un escenario complicado a nivel nacional, el panorama regional es aún más delicado. «La mayoría son microempresas con tres o cuatro trabajadores. Además, la esperanza de vida de los estudios es tan dramática que, en su primer año, suelen sobrevivir entre el 30 y el 50%, y solo el 8% logran aguantar más de cinco años», explica Roldán García, profesor de Diseño de Videojuegos en la Escuela de Organización Industrial de Murcia, que termina de describir el estado de esta industria con una frase de Alberto González, presidente de la Asociación Española de Videojuegos (AEVI): «Las 'cunetas' están llenas de desarrolladores de videojuegos».
Para explicar la complicada situación de estos proyectos emergentes, Alberto Saldaña destaca que «se está invitando a la gente a empezar a hacer empresas cuando no tienen experiencia en videojuegos». Y es que el presidente de Amudev da por hecho que en la Región hay mucho talento entre las nuevas generaciones de desarrolladores, pero «nadie les ha enseñado a vender su producto y a organizar su negocio», ya que, como también comparten Felipe Molina y Roldán García, «hacer un título es complicado, pero venderlo es aún más difícil». Así, las desarrolladoras se ven obligadas a invertir casi la mitad de su presupuesto en acciones de marketing.
Además, a nivel empresarial, Alberto Saldaña y Roldán García señalan que estas pequeñas empresas se encuentran con un mercado nacional que apenas representa entre el 3 y el 5% de sus compradores, ya que, «aunque somos un país que consume muchos videojuegos, entre los más compradores de Europa, el mercado está muy orientado a grandes producciones como 'Call of Duty' o 'FIFA'». Una realidad que obliga a estos desarrolladores a plantearse la rentabilidad de publicar sus títulos en castellano, ya que el mercado potencial se encuentra en Estados Unidos, Rusia o, incluso, en Latinoamérica y Brasil. «Merece más la pena sacar tu título en portugués que en español», asume Felipe Molina.
Así, aunque a nivel nacional estas empresas cuentan con hasta una quincena de grandes ferias para mostrar sus proyectos, desde dentro del sector destacan que estos eventos no son el mejor canal para vender sus obras: «En las ferias tienes la capacidad de difundir tu producto, pero por otros canales como los 'youtubers' o las empresas especializadas en marketing consigues llegar a un público mucho mayor». A ojos de Felipe Molina, también se trata de una cuestión cultural y de formación: «Cuando vas al colegio y tus amigos hablan de FIFA, es normal que quieras jugarlo, pero los que ya hemos pasado de los 30 vamos a empezar a enfocar la educación de nuestros futuros hijos de una forma diferente. No es lo mismo una generación que ha sido educada por padres que no jugaban a videojuegos a una que sí los conocen, ya sean títulos 'indie' o grandes producciones».
Otro de los factores que condiciona el crecimiento de estas empresas es el declive de las plataformas digitales para buscar autofinanciación como Kickstarter o Verkami, unas herramientas que «tuvieron su 'boom', pero cada son más difíciles de sacar partido porque la gente se desencanta después de ver tantos proyectos que han tenido un desarrollo eterno o que se han publicado con muchos fallos», explica el presidente de Amudev. En esta línea, el fundador de OveR Software también destaca que, aunque al principio la gente pensaba que podía sacar adelante sus títulos con 30.000 dolares, la realidad es que con ese dinero «no tienes ni para pipas» si se trata de un título en el que participan, al menos, cuatro personas. Así, en la actualidad, los videojuegos que sacan partido de estas plataformas para costearse ya están bastante avanzados cuando son presentados.
«¿Qué probabilidades hay de que tu primer videojuego tenga un gran éxito?», se plantea Felipe Molina. A pesar de todas las adversidades que deben afrontar, los desarrolladore murcianos ya cuentan con la suficiente experiencia como para poder describir el intrincado laberinto que supone crear un título, sobre todo si es el primero. Así, este desarrollador aconseja «no dedicar toda la energía en tu primer título, como si fuera el juego de tu vida, porque probablemente no tengas las herramientas suficientes para materializar las ideas que tienes en mente».
Igualmente, los profesionales murcianos del sector también coinciden en afirmar que «es un error intentar hacer un juego que le guste a todo el mundo; es más importante que el público objetivo al que te diriges sea fiel». De este modo, estos desarrolladores prefieren centrarse en un nicho de mercado y hacer las modificaciones oportunas en sus obras para llegar a ese público antes que seguir unas tendencias que «cuando vaya a terminar de desarrollar el título ya se han pasado de moda», explica Alberto Saldaña.
De hecho, el directo general de Sons of a bit es una de las voces más relevantes del sector en el panorama regional. Con una plantilla que cuenta con diez trabajadores y seis estudiantes en prácticas, la más grande de la Región, su empresa está desarrollando 'Islabomba', un título que cuenta con un presupuesto cercano a los 120.000 euros y que será lanzado para todas las plataformas a lo largo de 2018. Además, el proyecto cuenta con el apoyo de Rovio, la compañía que creó el famoso universo de los 'Angry Birds', y una amplia variedad de galardones en ferias y concursos nacionales e internacionales. Sin embargo, la realidad de la Región está más cerca de proyectos de menor envergadura, con presupuestos que van entre los 25.000 y los 60.000 euros, con ejemplos como 'Dystopicon' o 'The Purring Quest'.
A pesar de estas diferencias, los desarrolladores destacan que la relación entre profesionales del sector es fundamental, ya que «un videojuego es algo muy complejo. Hasta que no lo pones en mano de la gente para que lo pruebe y recibes sus impresiones no terminas de aprender», comenta José Picón, director general de la empresa Valhalla Cats. En torno a esta idea de retroalimentación entre creadores destaca la importancia de asociaciones como Amudev, que ponen en contacto a trabajadores del sector para compartir ideas y mejorar los títulos en los que están trabajando. «El hecho de poder probar nuestros juegos para tener un 'feedback' real solo te lo puede proporcionar estar rodeado de una comunidad de profesionales honestos», añade Felipe Molina.
Además de la creación de Amudev, otro de los avances que vivió este sector en la Región se produjo el pasado 2 de julio, cuando la Consejería de Hacienda anunció una partida de 100.000 euros para apoyar a estas empresas. Un gesto que supone «reconocer el trabajo» de estas empresas, como señala Alberto Saldaña, quien confía en que esta iniciativa signifique «un cambio de tendencia que vaya al alza para que, de la mano del tejido empresarial y la clase política, esta industria vaya madurando poco a poco».
Por otro lado, la Región también sigue dando pasos importantes en la oferta formativa con la que cuentan los estudiantes, ya sea a través del grado propio de la ESIC en Diseño y Desarrollo de Videojuegos, el grado superior en Animación 3D, Juegos y Entornos Interacticos de Cesur, los propios cursos del Ceeim o el grado propio de la UMU en Modelado y Animación 3D. Sin embargo, los profesionales del sector destacan que, aunque «hay un nivel que no está mal», puede resultar más útil aprovechar que en la Universidad de Murcia hay «una de las mejores ingenierías informaticas de España, con la que consigues un nivel como programador igual de válido que alguien que sale de un grado en desarrollo de videojuegos», explica Roldán García, que también destaca la ausencia de formación especializada, ya que se suelen ofrecer «contenidos tan generalistas que no interesan».
No obstante, profesionales como Felipe Molina reconocen que, «a pesar de que hay muchísimo talento, se está yendo de la Región» porque las empresas locales no tienen la capacidad de absorberlo. Así, «atraer a grandes empresas debe ser el siguiente paso, ya que tenemos las condiciones para hacerlo». En esta línea, Alberto Saldaña apunta la necesidad de crear viveros de empresas, como la Lanzadera, en Valencia, donde «hay una planta entera dedicada a pequeñas empresas de videojuegos», para fomentar aún más el contacto entre desarrolladores.
Así, la ausencia de una gran compañía del sector en la Región, como Ubisoft, en Barcelona, o Electronic Arts, en Madrid, es fundamental para explicar que estos profesionales convengan en que «si no tienes vínculos muy fuertes con esta tierra, no hay muchas cosas que te retengan aquí». Sin embargo, las semillas de esta industria ya se han plantado con asociaciones como Amudev y títulos como 'Islabomba'. Así, al igual que estos desarrolladores que se criaron jugando a 'Super Mario' y 'Street Fighter' no podían saber que en un futuro se ganarían la vida gracias a su gran pasión, nadie puede predecir lo alto que llegará un sector que tan solo acaba de empezar a germinar en la Región.
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