Ciencia y mitología, unidas por 16 artistas del cómic y la ilustración

Cuenta Torregrosa en su libro, y así se refleja en la exposición, que los sombrereros del siglo XIX en Gran Bretaña utilizaban mercurio para limpiar la piel de conejo, «y como es un neurotóxico, muchos de ellos tenían alteraciones y acababan volviéndose chifladísimos. El personaje del sombrerero de 'Alicia en el país de las maravillas' (1865), de Lewis Carroll, refleja esa enfermedad profesional. Le pasaba a los alquimistas, a los pintores... Goya, Caravaggio... ¡Perdían la cabeza por los pigmentos que usaban!».

El libro de Torregrosa aborda el origen de términos científicos o tecnológicos, y sirve para aprender «un poco más» sobre algunas mitologías, «y, sobre todo, sobre la ciencia y su historia». Según Funes, entusiasta del cómic y de 'Del mito al laboratorio', el proyecto de la exposición surgió antes de la pandemia. «¡Magius no era entonces Premio Nacional de Ilustración!», recuerda Funes, que tiene palabras de alabanza para todos los artistas incluidos. «Yo me leí el ensayo de Dani y pensé en el potencial de los superhéroes y en los dioses de la mitología, y vi clara esta muestra. Nos gustaría que fuera itinerante». De hecho, según Torregrosa, está «especialmente indicada para el alumnado de Secundaria, porque el objetivo, insisto, es acercar la ciencia a la gente más joven teniendo como referencia la mitología».

La propuesta incluye algunas reliquias curiosas –algunas de ellas rescatadas de La Granja, bar mítico de Murcia de los años 80, que tenía como principal atractivo la leona Pepa–, como un sonómetro antiguo, una estatua de Marte, tubos de ensayo, incluso muñecos... aunque, sin duda, el principal atractivo es la interpretación que hacen los autores de cómic del libro. «Superman mirándose en el espejo de Helios, dios del sol; Wonder Woman, una guerrera sabia como lo era Palas Atenea; Flash, el superhéroe veloz que tanto tiene que ver con Mercurio, mensajero de los dioses de pies alados; o Aquaman, la versión superheroica del dios Neptuno que gobernaba los mares para los antiguos griegos. Y así –descubren Funes y Torregrosa– hasta completar dieciséis equivalencias entre mitología, superhéroes y ciencia». Cada uno de los artistas tuvo que hacer una interpretación de un mito, como origen de todo, y esta muestra, al igual que el libro, llega al espectador como «un viaje épico repleto de grandes historias y aventuras: conoceremos a diosas y dioses que nos enamorarán, criaturas sanguinarias que nos aterrarán, hombres y mujeres legendarios. Admiraremos su creatividad y su ingenio, contemplaremos su decadencia y olvido, reviviremos su tragedia», evoca Torregrosa.

Ceres, diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad en la mitología romana, inspira a Ilu Ros, que recurre al personaje fantástico de Hiedra Venenosa (Poison Ivy), «una ecologista radical», según Funes, «que utiliza la vegetación y sus componentes para manipular la mente de la gente». Ceres es el nombre elegido por el astrónomo italiano Giuseppe Piazzi (1746-1826) para nombrar a un pequeño objeto, recuerda Torregrosa, que seguía una órbita intermedia entre las de Marte y Júpiter. «Piazzi –cuenta el divulgador científico– era natural de Sicilia y Ceres era una diosa muy unida a la isla, por la producción de cereales en la antigüedad. Según algunos autores, fue en Sicilia donde Proserpina –hija de Ceres– sufrió su rapto, en las proximidades del volcán Etna, la puerta de entrada al inframundo de Plutón». Torregrosa añade como anécdota que hay un elemento químico, el cerio, que se encuentra en las piedras de mechero. «Primo Levi, el escritor y también químico, aplicó sus conocimientos de química en los campos de concentración, porque conseguía ferrocerio y lo cambiaba por comida. Consiguió sobrevivir al Holocausto cambiando piedras de mechero. Su vida es una brutalidad, recomiendo su lectura, y no se sabe si se suicidó o murió de forma accidental, porque la muerte le sobrevino cayéndose en las escaleras de su edificio. Su vida también dio lugar a un cómic muy recomendable de Matteo Mastragostino».

«Creo que esta exposición es lo mejor que me ha pasado con el libro», admite Torregrosa, que en este volumen reunió historias de cincuenta y seis personajes mitológicos de las culturas griega, romana y nórdica que fueron elegidos para bautizar «muchas criaturas» nacidas de sus investigaciones. 'Divina ciencia: de la probeta a la viñeta', según Funes, no es más que un deseo hecho realidad: una manera de visibilizar la ciencia y la cultura clásica con el arte.