No es Camela, eres tú

ALGO SUPUESTAMENTE ENTRETENIDO ·

Jueves, 22 de abril 2021, 00:22

A los 18 años, mi amigo C,que ahora conduce un BMW que parece una nave espacial, llevaba un coche que apenas podía andar cuando ... se subía con sus dos metros de altura y sus casi cien kilos. A esa edad fuimos de fin de semana a una casa rural y volví en su coche por unas carreteras infernales, mientras la resaca por haber bebido demasiado el día anterior me taladraba la cabeza. «Mira –me dijo– he grabado una cinta que en la cara A lleva el 'Keep the faith' de Bon Jovi, y por detrás varias canciones de Camela». Y yo me reí; pero él no, y hasta muchos años después no entendí por qué.

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No acompañó mi carcajada porque para él la música era un océano, mientras que para mí era un lugar cercado, con un guardia de seguridad en la puerta, en el que solo entraban grupos heavys y rockeros. A él, con sus doscientos centímetros de bondad y buen rollo, lo que le importaba es que una melodía entrase como el oxígeno y fuese a parar a sus ventrículos. Y no había más, si le levantaba el ánimo, las ganas de bailar, si cada uno de los acordes le hacía cantar a grito pelado sin importarle el qué dirán, ¿a quién tenía que dar explicaciones?

Dedicamos demasiado tiempo de nuestra vida a mantener limpios nuestros prejuicios, a lustrarlos para que, cuando haya que usarlos, reflejen la cara de lo que no se puede rebatir y el brillo de la única verdad posible. Y nos olvidamos de sentir. A los 18 años me hubiese horrorizado escuchar a Camela en un bar, estoy seguro que hubiese fruncido el ceño, hubiera agarrado fuerte mi copa y me hubiese puesto en formación de queja. Hoy, muero por escuchar alguna de sus canciones con mis amigos, abrazados, sin mascarillas, distancias de seguridad ni medidas higiénicas. Creo que hasta se me caería alguna lágrima. Agradezco haber aprendido a disfrutar sin ambages de lo que me hace feliz, sin preguntarme si me hace más o menos interesante o socialmente atractivo.

Esta columna ha sido escrita mientras sonaba 'Cuando zarpa el amor', de Camela, y 'Heat above', de Greta Van Fleet

Porque Camela habla de mí tanto como el nuevo disco de Greta Van Fleet. Las guitarras de esos Led Zeppelin redivivos me representan tanto como las voces del Dioni y de la Angelines. Ambos consiguen llegar hasta el centro de mi pecho, y yo no le pido más a la cultura: que evoque, que me haga estremecer y que me dé buenos ratos. Ambos lo hacen, de la misma manera, con el mismo efecto sanador.

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Así que no es Camela, eres tú, que estás lleno de prejuicios y quieres recordar a los demás que tú conociste antes que nadie a ese grupo folk neerlandés que usa cajas de leche como instrumentos. Yo te felicito mientras sonrío y vuelvo a reproducir por décima vez 'Cuando zarpa el amor'.

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