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Alborada

LA COLUMNA GASTRONÓMICA ·

Lunes, 14 de septiembre 2020, 08:52

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El 29 de febrero nos despedimos. El 14 de septiembre amanecemos. Entonces sabíamos pocas cosas. Hoy la incertidumbre es fenomenal. Este periódico ha hecho un esfuerzo, muy respetable, por mantenerse en pie en una situación tan difícil como la que atravesamos. Continuamos con él, por vocación, lealtad y sentido social a un trabajo inconmensurable. Nuestro reconocimiento y gratitud por el pulso que marca.

Las cosas están resultando ser de una forma bien distinta de la usual en tiempo pasado. El disfrute gastronómico exterior a los hogares se ha difuminado y requiere respuestas imaginativas dentro de marcos no usuales. Las limitaciones de aforo, el propio trasiego de los alimentos, su preparación transporte, etc. imponen no solo cuidados, sino formas de implementarlo que no son las convencionales. Tiene que aparecer la idea novedosa, casi genial, capaz de encontrar la forma de dispensar los goces y disfrutes que sean asequibles para manejarlos en un contexto de limitaciones y precauciones irremediables. Empresarialmente, hay que salvar los muebles. Racionalmente, hay que salvar la salud, sin la cual no hay posibilidad de ningún otro desarrollo. Los eventos, basados como hasta ahora en la afluencia de muchos asistentes, no caben. Hoy, menos es más.

Todo lo que ha llegado a los hogares, por un sistema de distribución que hemos comprobado que estaba preparado para las eventualidades de un descomunal acceso a bienes a través de Internet y del transporte, ha sido espectacular. No solo habían limitaciones para desplazarse al comercio, sino que tampoco habían ganas de ir. En esta tesitura, el comercio fue a los hogares. Algunos de los restauradores lo han entendido. Otros tendrán que hacerlo. Las ambigüedades acerca, no solo del cuándo sino de la amplitud de cobertura de las vacunas, hacen que lo que pudo pensarse que era un 'impasse', se extienda en el tiempo hasta el punto de modificar usos y costumbres bien establecidos.

Resucitar hoy no solo es abrir los ojos, sino acomodarse a la alborada que traen unos tiempos distintos, con exigencias que hacen olvidar otros pasados. Los que pretendan seguir donde estaban, creyendo que se trata de que esto pase, creo que están equivocados. Por lo pronto, los números cantan. También es cierto que, gastronómicamente hablando, hemos desarrollado habilidades que anteriormente no teníamos. Quizás hoy valoramos cosas, formas y procedimientos antes poco usados. Está bien recordar, pues rememorar es muy humano, pero la alborada esta vez trae nuevos aires. Sí, con lo de improviso que tienen más de seis meses, de momento. Y lo que te rondaré.

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