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Viernes, 28 de septiembre 2018, 02:00
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Las tropas aliadas llegadas por mar, el rugido de la 'camada del león' en el escenario del puerto y los tambores tronantes en la plaza del Ayuntamiento, con centenares de soldados púnicos en marcha, anunciaron anoche que los carthagineses ya están a punto para la guerra. Aníbal contó con el apoyo del público. Unas 1.200 personas apoyaron el acto en el que el general arengó a los suyos para presentar batalla ante las legiones romanas en todos los frentes. Luego, marchó hacia Roma y delegó en Magón, para que hoy defienda la ciudad.
Todo comenzó con el desembarco de los mercenarios en la terminal de cruceros, a las ocho de la tarde. Sin embargo, su llegada no tuvo lugar en el orden previsto, lo cual generó un pequeño parón en la representación de la Contratación de Mercenarios, que fue solucionado con presteza. Finalmente todos los grupos se presentaron de manera sucesiva y correcta sobre el escenario habilitado junto al mar. Su entrada con antorchas llameantes sirvió para demostrar lo atentos que están los bomberos, que apagaron con extintores los rescoldos de algunas que habían quedado encendidas en un lateral.
Aníbal y sus hermanos Asdrúbal y Magón (la 'camada del león') juraron «¡muerte a Roma!» y fueron recibiendo a los miembros de las tropas y convenciéndoles de la necesidad de combatir, aunque en algunos momentos sus arengas no llegaron al público con el volumen requerido.
Sin embargo, la amplitud del escenario y la puesta en escena mantuvieron atentos a los asistentes. Además, algunos momentos como la intervención de una adolescente, reminiscencia de las víctimas de la guerra en Sagunto, fueron muy aplaudidos. También impresionó la entrada de un grupo de jinetes, en representación de la Caballería Númida. Tras concitar el apoyo generalizado de tropas y del respetable, Aníbal partió en su recorrido hacia el campamento que simbolizó su larga travesía de hace más de dos mil años, incluido la célebre marcha con los elefantes para atravesar los Alpes.
Escoltado por una numerosa y ruidosa soldadesca, el general carthaginés inició en la plaza del Ayuntamiento una marcha en la que se le fueron uniendo tropas, hasta formar un desfile en el que también participó la princesa Himilce. Junto a sus huestes, se trasladaron al campamento para velar armas.
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