La Fundación engrandece Qart Hadast

La primera recreación histórica de las Fiestas mantuvo el guión de otros años. En él se relatan las tribulaciones del general carthaginés Asdrúbal en sus dominios en el norte de África, para buscar una tierra en ultramar en la que hacer crecer el imperio púnico.

Las innovaciones en el montaje dieron más empaque a los diálogos y a los movimientos de las tropas. A ello contribuyó la ampliación del escenario, que este año tiene casi el triple de superficie que el pasado. De ello se beneficiarán también el resto de los actos que tendrán lugar allí durante los diez días de Carthagineses y Romanos.

A ambos lados de la acción, dos murales con dos enormes leones alados hacen que el público tenga una mayor sensación de estar rodeado de magnificas construcciones de la Edad Clásica. Estas moles bien diseñadas flanquean el escenario dividido en tres plataformas, lo cual permitió tener ayer una acción central y una acumulación de actores, figurantes, bailarines y espectáculos de animación complementarios en los laterales.

No solo eso, el amplísimo patio de butacas se unió al espectáculo. Durante la primera parte de la acción, se convirtió en parte del bullicioso centro comercial de la ciudad de Mastia, con reparto de fruta y monedas de chocolate que simularon el intercambio de mercancías.

Más tarde, Asdrúbal, protagonista principal de la acción, recibió la inspiración de la Diosa Tanit que le dio a conocer la existencia de una ciudad en el sudeste de la Península Ibérica, favorable a sus proyectos de expansión. Con esta promesa acabó el espectáculo en el auditorio del puerto. Un batallón de tropas, con unos 600 integrantes, se concentró entonces en la Plaza del Ayuntamiento para recibir a su general e izar allí la bandera Carthaginesa. A continuación, todos se desplazaron a la cima del Cerro del Molinete, donde tuvo lugar el acto final. Qart Hadast se hizo carne. Una mujer recibió a Asdrúbal para darle a conocer que la ciudad púnica había nacido. El fuego de veinte pebeteros, con su fulgor en los cascos, los escudos y las armas de las tropas carthaginesas, y la iluminación de las cinco colinas de la ciudad saludaron la buena noticia. .