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Colonizando el cosmos

Está en juego la paternidad de los planetas

Lunes, 28 de octubre 2019, 23:08

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Aunque pueda parecerlo, no se agotan nuestras necesidades de velocidad con el AVE o los aviones supersónicos. Se vislumbran otras necesidades cuando el escenario es el espacio interplanetario o interestelar. Hoy no lo hacemos, pero en un futuro tendremos que viajar distancias que hoy se nos antojan intratables. En cuanto se popularice la unidad de distancia año luz, ya los medios convencionales de desplazamiento no tienen sentido para periodos de una vida humana. Con la nave New Horizon que partió de la Tierra a la friolera de 58.000 kilómetros por hora, hubiéramos empleado entre 39 y 289 días para alcanzar el planeta Marte. El Mariner 4, primera nave espacial que fue a Marte, empleó 229 días, en 1964 y la Mariner 7 de 1969 empleó 128 días, por ejemplo, mientras que la Viking 2. en 1978 lo hizo en 333 días y el Mars Science Laboratory, en 2011, empleó 254 días. En 2016 Lubin, científico de la NASA, propuso una alternativa incorporando la propulsión fotónica, que no añadiría masa adicional, sino que restaría el peso de combustible y los motores, y sería capaz de aumentar y mantener la aceleración hasta alcanzar un 25% de la velocidad de la luz, lo que se traduciría en que una nave de 100 kilos invirtiera tres días en llegar a Marte.

Ni que decir tiene que si se trata de viajes más lejanos, como el implicado en alcanzar Alfa Centauri, situada a 4.37 años luz, a 17 km/s tardaría 77000 años en llegar. Impracticable. Siendo capaces de viajar a un 10% de la velocidad de la luz, tardaríamos unos 40 años en llegar, como se ha especulado si abordáramos un crucero a Próxima Centauri con una sonda del tamaño de un sello de correos, propulsada por un máser. Es decir, un chip de unos pocos gramos, en torno a 20 gramos, conteniendo todos los sistemas propios de una nave espacial, salvo la propulsión que se haría con un láser de microondas (máser), con una potencia estimada de unos 15 gigavatios, desde la Tierra o desde alguna estación espacial.

Claro que, desde la tecnología actual hasta este futurible hay mucho trecho que recorrer que, de momento, solo lo cubre la especulación. Hoy, estas propuestas son fantasías, aunque se formulan con el detalle de experimento mental. Hemos adelantado, pasando a un estatus que no es imposible de concebir. Hace un par de décadas era terreno de la ciencia ficción. Hoy se van conjeturando sondas de 20 gramos y dentro de unos años, podremos soñar con ellas.

Al final, toda la pretensión humana está centrada en recrear en otra parte del Universo, las condiciones de vida de la Tierra. El espacio no solo es objeto de atención de científicos y técnicos, sino un lugar en el que norteamericanos, israelíes, indios, chinos y tímidamente europeos, miran con 'ojos de negocios'. Está en juego la paternidad de los planetas. Hoy puede que no se aprecie el problema, pero forma parte del escenario. No es la primera vez que se viven estas circunstancias. El ferrocarril sirvió para conquistar el territorio en todos los países y todas las latitudes en que se empleó y puso en juego la propiedad del territorio. Abandonar Europa e irse a un continente por civilizar debió ser duro y complicado. Del mismo modo que se sintió obligación de cambiar de territorio y acomodar las características del Nuevo Mundo, nos volverá a pasar lo mismo en la ocupación del espacio. Todo indica que la Tierra se nos queda pequeña.

La primera colonia

Es posible que en un futuro con los cohetes de plasma, el sistema solar se nos quede pequeño. Tendremos que tener la capacidad de situarnos en un planeta extraterrestre y dar pie a una civilización entera. No es extraño que una de las necesidades en un nuevo emplazamiento extraterrestre, sea disponer de la propia tierra. Como Kaiku avanza, la primera colonia humana fuera de la Tierra establecerá la raza humana como 'franquicia'. El equivalente a la 'fiebre del oro' planetaria, necesariamente tendrá lugar. Habrá que aprender a ensamblar productos que hoy disponemos en la Tierra y necesarios para desenvolvernos, desde tecnologías de construcción hasta generación de alimentos y recursos básicos. La construcción por contornos, que hace uso de la impresión 3D para la edificación planetaria automatizada, hace concebible construir un edificio en pocos días. Todo se va configurando para lograr nuestra presencia colonizadora en el Cosmos. Necesitamos viajar a toda velocidad. Esa es nuestra pretensión.

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