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Imagen promocional de uno de los conocidos como 'sujetadores inteligentes'.
Sujetadores inteligentes

Sujetadores inteligentes

Una cosa es que funcione la tecnología de encapsulación y posterior liberación de compuestos bioactivos, y otra muy distinta que el agente cumpla la función que promete la publicidad

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Viernes, 22 de febrero 2019, 18:37

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Muchas empresas se obsesionan por sacar al mercado nuevos sujetadores, calzoncillos, slips, boxers, bragas, etc. que llamen la atención del consumidor. En los últimos tiempos se ha puesto de moda un tipo de sujetador que promete a las personas que lo usen tener unos pechos con una piel más firme, suave, tersa e hidratada. Además, el pecho estará más firme y tonificado y podrán lucir un escote más cuidado y atractivo. Según los fabricantes de este sujetador, todas estas maravillosas propiedades se consiguen mediante la técnica de microencapsulación molecular.

Este sujetador está compuesto de un 24% de elastano, un 76 % de poliamida y una serie de compuestos bioactivos. Las principales propiedades del elastano son su capacidad para ser estirado sin que se rompa, la cantidad de veces que puede estirarse, su rápido secado y ser un tejido muy duradero. Se emplea en la elaboración de medias, leggins, calcetines, ropa interior, ropa de deporte, ropa de baño y, como vemos hoy, sujetadores inteligentes. Hay mucha gente que cree que el elastano y la Lycra® son lo mismo, pero no es así. El elastano ha sido comercializado en el sector del textil desde su invención bajo diferentes nombres comerciales como Numa®, Unei®, Dorlastan® y Lycra®..., por lo que la Lycra® es un elastano con gran elasticidad, flexibilidad y ligereza pero no todos los elastanos son Lycra®.

El segundo de los materiales que componen estos revolucionarios sujetadores es la poliamida. Se puede encontrar en la naturaleza, como la lana o la seda, y también ser sintética, como el nailon o el Kevlar. Por su capacidad para formar hilos, la poliamida se utiliza en la industria textil y en la cordelería para fabricar medias, cuerdas, tejidos y otros elementos flexibles.

La síntesis de la poliamida es clave en la fabricación de estos sujetadores, aunque no será hasta dentro de un rato cuando les desvele por qué este momento es crucial. Uno de los procesos de formación de las poliamidas es la polimerización interfacial. En esta técnica el polímero se forma a partir de dos monómeros: un cloruro de diácido y una diamina. Debido a sus distinta solubilidad estos monómeros se encuentran en dos fases separadas. El cloruro de diácido se sitúa en la fase orgánica y la diamina en la fase acuosa.

Elastano y poliamidas

Es posible que ustedes estén pensando que, por lo que les he contado hasta ahora, este sujetador no tiene nada de cosmética inteligente... y llevan razón. Tanto el elastano como las poliamidas son empleadas en la mayoría de los sujetadores por lo que no hay nada de especial. Sin embargo, lo creadores de estos 'supersujetadores' han empleado en su elaboración unos compuestos bioactivos de naturaleza hidrofóbica (retinol, ácido oleico, ceramidas, aloe vera y ácidos grasos) que no se encuentran en la composición de otros sujetadores y que son los presuntos responsables de las particulares propiedades de esta prenda.

Según promete la publicidad de estas prendas, estos compuestos bioactivos estimulan la síntesis de colágeno rejuveneciendo la piel, restauran la barrera de la piel aportando un efecto tensor inmediato, proporcionan elasticidad y flexibilidad, elimina arrugas prematuras y manchas seniles, previene y elimina las estrías... y mil cosas más.

Antes de entrar a averiguar si estas estos principios activos cumplen lo que prometen, es el momento de preguntarnos cómo se introducen el retinol, ácido oleico, ceramidas, aloe vera y ácidos grasos en la estructura de esta prenda y qué tiene que ver todo esto con la microencapsulación. Veamos.

Aunque la propiedad más estudiada de las poliamidas en su capacidad para ser empleadas como fibra en la elaboración de prendas textiles, poca gente sabe que las poliamidas pueden también emplearse como agentes encapsulantes con rendimientos muy elevados. Como les he comentado anteriormente en el proceso de polimerización intervienen dos fases, una orgánica y otra acuosa. La cosmética inteligente consiste en introducir en la fase orgánica toda la serie de compuestos bioactivos hidrófobos citados anteriormente (retinol, ácido oleico, ceramidas, aloe vera y ácidos grasos). Luego la poliamida atrapa en su interior a todos estos compuestos formando microcápsulas que son incorporadas a las fibras del sujetador durante el proceso de hilado, de modo que cada filamento contiene miles de microcápsulas.

¿Qué ocurre después? Que de una forma similar a la que emplea Shiseido en su perfume o Rexona en el sistema Motion sense, a medida que los usuarios del sujetador inteligente van desarrollando su actividad diaria, las microcápsulas que se encuentran en el sujetador se van rompiendo por la fricción con la piel y los compuestos bioactivos se liberan de forma constante y gradual de forma que su acción fisiológica y sensorial sobre sus pechos perdure en el tiempo. En el caso de Shiseido, el material encapsulante eran ciclodextrinas, en Rexona las maltodextrinas y en el sujetador protagonista de este artículo, la poliamida.

La gran pregunta

Llega el momento de hacernos la gran pregunta. ¿Cumple este sujetador las promesas que se pueden leer en su publicidad? Según la empresa, existen estudios científicos que avalan que el uso prolongado durante 28 días y 8 horas al día de esta prenda consigue que el 91% de la piel de sus pechos sea más suave, el 96% más firme, el 81% más elástica y lisa y el 76% más tonificada... y, según dicen, todo ello sin cremas, masajes ni ejercicio. Además promete que las propiedades persisten hasta después de cien lavados.

¿Y esto es cierto? No lo sé. No he encontrado evidencias publicadas en fuentes científicas serias de que esto sea cierto. La tecnología de liberación controlada de compuestos bioactivos está respaldada científicamente, pero otra cosa muy distinta es la efectividad de los compuestos liberados. En el caso del sujetador son necesarias evidencias científicas que justifiquen que los agentes liberados proporcionen todos los efectos que prometen. Y es que una cosa es que funcione la tecnología de encapsulación y posterior liberación de compuestos bioactivos y otra muy distinta que el agente encapsulado y liberado cumpla la función que promete la publicidad del producto en cuestión.

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