El geoglifo 143
La inteligencia artificial trata de lograr implementar procesos propios de seres inteligentes en constructos artificiales. Poco a poco se van descubriendo, no desde el ámbito teórico, sino en gran medida desde el práctico, el técnico, el ingenieril, los intríngulis que esconde la concreción de herramientas de inteligencia artificial. Progresivamente, se van incorporando elementos que van en el sentido de dotar a los ingenios de capacidades que potencian el desarrollo y el progreso. La incansable tarea que son capaces de llevar a cabo, sin el agotamiento propio de los humanos, la minuciosidad de su análisis y la concentración en la tarea, hacen de las herramientas de la IA (Inteligencia Artificial) una instancia con vocación de aportaciones significativas al conocimiento y a la técnica.
Hace poco investigadores de la Universidad de Yamagata han descubierto 142 nuevos geoglifos en la zona de las Líneas de Nazca en Perú, Patrimonio de la Humanidad de Unesco desde 1994. Se sitúa su factura entre el 100 a. C. y el 300 d. C. Hay que añadir a estos geoglifos el 143, descubierto gracias al modelo de IA de IBM Japón, que ha trabajado entre 2018 y 2019 con la citada Universidad. Es el primero de los geoglifos descubierto mediante IA y es un humanoide de poca estatura, erguido sobre dos pies y situado al oeste de las Líneas de Nazca.
Técnicamente se ha empleado la plataforma de IBM Watson Machine Learning Accelerator, que es un sistema de aprendizaje profundo, diseñado especialmente para descubrir imágenes inadvertidas al ojo humano por su entorno difuminado y entremezclado con otros elementos, en este caso caminos y carreteras, que confunden su perfil. Partiendo de imágenes tomadas desde drones y satélites, se ha logrado discriminar el perfil.
Los geoglifos de Nazca forman un conjunto de más de 700 figuras geométricas, que incluyen hasta 70 patrones (serpientes, peces, pájaros, monos, colibríes y arañas) y hasta 13 mil líneas y rayas. Son dibujos estampados en la lona del propio suelo y cuyos perfiles son surcos que oscilan entre unas decenas de centímetros de profundidad a unas piedras oscuras situadas sobre la superficie de arena más clara que hace de fondo. Se descubrieron por primera vez a principios del siglo XX y se han estudiado detalladamente a partir de la década de los cuarenta del siglo pasado. No se vislumbra con claridad cuál fue el objeto de estos dibujos.
Los antropólogos de la Universidad de Yamagata, dirigidos por Sakai, trabajan en ello desde 2004 y en 2018 dieron a conocer el descubrimiento de 1542 geoglifos nuevos. Empleando el sistema Watson descubrieron el 143, una figura con orejas muy largas y tres ojos. Hay geoglifos que alcanzan los 100 metros de longitud y forman un grupo numeroso. Otro grupo tienen, en torno a 50 metros de longitud y algunos son muy pequeños, menores de cinco metros. Hay cierta tendencia a suponer que los pequeños respondían a indicaciones o referencia para viajeros.
Investigación de formas
Independientemente de la contribución de estos hallazgos para una teoría razonable del origen y objetivos de las líneas de Nazca, destaca el hecho de la irrupción de la IA en la investigación de formas a las que no accede la observación humana directamente. La teledetección y los datos geográficos son un área especialmente indicada para el tratamiento de cantidades masivas de datos de los que extraer información. Ahora cabe una extensión que profundice en aspectos espacio temporales y aporten en la línea de dilucidar y comprender las líneas de Nazca como un todo. El trabajo es de envergadura, por cuanto la superficie que ocupan las líneas de Nazca alcanzan los 500 kilómetros cuadrados. Lo que en su inicio fueron representaciones de fauna, flora y pocos objetos, se enriqueció posteriormente con concreciones biomórficas.
Las conjeturas cada vez se van acomodando a los hallazgos y la lectura más generalizada hoy día es que las grandes figuras corresponden a lugares para practicar rituales, mientras que las pequeñas se sitúan en pendientes o terrenos inclinados que ofrecen mejor visualización. El identificado mediante IA forma parte de estos últimos.
Como vemos, se trata de, por un lado, un tratamiento de datos masivos, muy propio de la informática convencional, pero por otro de una identificación inteligente en la que no se trata de figuras conocidas, sino, precisamente, de identificar formas desconocidas hasta el momento, en las que no se trata de comparación de grupos de datos, sino de identificación de perfiles que permiten finalmente proponer formas nuevas desconocidas. Todo un logro.
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