Puntadas que bordan el arte
Sonia Navarro | Pintora ·
Méritos: primera mujer artista de la Región con proyección nacional e internacionalTiene la artista Sonia Navarro, superado ya el ecuador de su cuarta década, una sonrisa que pespuntea su cara, tan fresca y radiante como cuando era estudiante y empezaba a despuntar en el proceloso mundo del arte. «Positiva» por naturaleza, ha ido tejiendo su carrera sin estridencias ni rebeldías aparentes, como quien parece no haber roto un plato, pero con el itinerario firme que marcan las costuras de su obra. Sin generar polémicas, desde que más de 20 años atrás empezara a pintar con sus puntadas algo como artista, reivindica la independencia de la mujer desde su femineidad: «Soy femenina y feminista», reconoce. Y recuerda a la tía María Josefa, maestra durante la república, «gracias a la que yo estoy aquí».
Con agujas e hilos heredados de las mujeres de su familia, sobre todo de su abuela Moma, pero también de Porota, de sus tías Teresa y Mari Carmen y de su madre Teresa, lucha por elevar a la categoría de arte la costura y otras labores tradicionalmente femeninas. Pese a que los patrones sobre tela, madera, hierro, muros, esparto o luces son base de su obra, no se deja encorsetar. Defiende el valor mil veces ignorado de la mujer artista y cita como referentes a «las mujeres luchadoras, que en el arte hay muchas».
Antes de que su 2021 brille de nuevo en el Patio Herreriano de Valladolid, borda sus recuerdos con hitos: su primera colectiva en el Almudí (Germinal, 2000) junto a otros hoy sólidos artistas; su primera visita a ARCO en 2001, con sus galeristas, y amigos, Nacho y Carolina de T20; la Beca de París del Ministerio de Cultura (2006); y la de Roma, del Ministerio de Asuntos Exteriores (2011), en la que coincidió «con Margarita, la bibliotecaria, hija del cartagenero Ramón Alonso Luzzy» y en la que siguió los pasos de Pedro Cano, 42 años después. «Todo un honor».
Ahora, tras exponer este año en solitario en Verónicas, la obra de Sonia Navarro engrosa colecciones principales del país y del extranjero. «Cuidado, un país sin artesanía es un país sin identidad», advierte; y sube otro escalón para revisar los bordados de la Región, «artes que no podemos dejar perder».
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