Respetado por todos
Paco Belmonte | Presidente del FC Cartagena ·
Méritos: ascenso del Cartagena a SegundaEn el año más difícil, cuando una tormenta imperfecta sacudió -un poco más- su ajetreada vida, Paco Belmonte encontró por fin la felicidad. Nueve semanas después de enterrar a su madre, lloró de alegría al abrazarse con su hermano Mariano en los vestuarios de La Rosaleda. Acababa de parar Marc Martínez a Jorge Ortiz el penalti que nunca nos cansaremos de ver y que recordaremos durante décadas. Tras cinco temporadas de infatigable búsqueda, el proyecto que él recogió de las ruinas tocaba el cielo en el 'playoff' de Málaga: el Efesé de Paco Belmonte llegaba al fútbol profesional. Era su momento y el de una ciudad entera que por culpa de las restricciones por la pandemia no pudo echarse a la calle para celebrar el ascenso que anhelaba desde 2012. Vino en 2020. Algo precioso en el año más feo.
El periodista que hace mucho que no ejerce sigue «pensando como periodista». Pero muy lejos quedan ya sus crónicas para LA VERDAD y narraciones para Punto Radio de los partidos del Ciudad de Murcia, del CB Murcia y de ElPozo. Ya en el 'club de los 42 elegidos', el presidente del Cartagena se ha convertido en un hombre de fútbol respetado por todos. Pero no cambia. Curra 14 horas al día. El esfuerzo no se negocia. La dedicación, tampoco. «No me veréis con un reloj de oro, ni con un Ferrari, ni con un Porsche Panamera. Seguiré trabajando como siempre y estaré con mis amigos de siempre», soltó tras el ascenso. Y lo está cumpliendo.
Belmonte tuvo que apagar muchos fuegos antes de brindar con cerveza sin alcohol en una discoteca de Marbella en la madrugada del 20 de julio. Se marchó a Uruguay -cuando nadie lo esperaba- el técnico Gustavo Munúa. Estábamos a las puertas de la Navidad y el equipo iba primero. Apostó por Borja Jiménez y con el abulense hubo dudas casi hasta que Marc Martínez paró el penalti decisivo. El verano fue duro, con casos muy delicados que gestionar como los de Elady, Cordero, Jurado y Carlos David. Y el regreso a Segunda está lleno de minas. Pero lo más difícil queda atrás. Belmonte tiene motivos para mirar al futuro con esperanza. De sobra.
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