PISA somos todos

¿Están los chicos de 15 años de Galicia y de Navarra más dotados para las Matemáticas y las Ciencias que los de Murcia? ¿Son ... más listos? Evidentemente no. Pero algo les distingue de los estudiantes murcianos, que se han vuelto a situar en el furgón de cola del Informe PISA, que evalúa las competencias de los alumnos de 79 países y territorios socios de la OCDE. Navarros y gallegos están medio curso académico más avanzados que los murcianos, ahondando la brecha entre comunidades que dibuja de nuevo PISA. Los estudiantes de la Región vuelven a pinchar, y se distancian de la media española y de la europea de forma irremediable. Un fracaso que es un suspenso colectivo: los chicos no son entes aislados, sino hijos de su tierra. Reflejo de una comunidad con otras realidades también mensurables en estadísticas, y que, admite la propia OCDE, son determinantes en sus resultados: la tasa de pobreza infantil, el nivel medio de formación de las familias murcianas, la inversión en investigación, el porcentaje de diversidad en las aulas, el elevado índice de repetidores (más del 34%), la disparada tasa de abandono escolar (uno de cada cuatro cuelga los libros sin completar la formación mínima para desenvolverse con solvencia en el mercado laboral), las expectativas que los padres tienen en el futuro académico de sus hijos , el tercer Índice Socioeconómico y Cultural más bajo de España, y un modelo productivo que, para bien y para mal, ofrece a los chicos opciones de empleo no cualificado (y precario) en la hostelería y la agricultura que navarros y gallegos no conocen. PISA somos todos, y el reto de salir del hoyo que debemos empezar a encarar en 2020, colectivo.