El factor humano frente a la DANA
Juan Esteban Palenzuela ·
Su trabajo fue clave para minimizar el impacto de la gota fría de septiembre¿Es un héroe? ¿Es un oráculo? No. Es Juan Esteban Palenzuela Cruz, un meteorólogo almeriense con tres décadas de experiencia que hace solo tres meses capeó con maestría «la situación más extrema» de cuantas se haya encontrado en toda su carrera profesional. Delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Murcia, una de las regiones más castigadas por la Depresión Aislada en Niveles Altos de la Atmósfera (DANA) del pasado septiembre, no dudó en activar la alerta roja en todo el territorio de la Comunidad Autónoma por primera vez en la historia. Esta decisión fue clave para que las lluvias torrenciales no provocaran en la Región más desgracias personales de las que ya hubo que lamentar en otras comunidades, donde las riadas e inundaciones de septiembre causaron siete muertes. Juan Esteban Palenzuela es consciente de que los meteorólogos contribuyeron entonces –y lo siguen haciendo todos los días– a salvar vidas a través de su trabajo, a pesar de la «dificultad» que entraña el arte de la predicción climatológica. Y sin «pánico» que valga en las oficinas que la Aemet tiene en la pedanía murciana de Guadalupe cuando llega un monstruo como el que anegó la Región a finales del verano.
Horas antes de que el cielo descargara toda su violencia en septiembre, Palenzuela y su equipo se preocuparon, principalmente, de «dar información lo más detallada posible» a las autoridades de la Comunidad Autónoma para que el impacto de la tromba de agua no fuera aún mayor. Como, por ejemplo, dónde y cuándo iba a llover con mayor o menor intensidad y, por tanto, con mayor o menor riesgo para una población que pudo ser desalojada a tiempo. Tratando de afinar al máximo a la hora de anticiparse a ese elemento «caótico» que es la atmósfera, define Juan Esteban Palenzuela, que no es ningún oráculo (aunque lo parezca) y está lejos de verse como un héroe, «como sí son los miembros de Protección Civil y de la Unidad Militar de Emergencias», reconoce. Es de los que concede parte del mérito a la tecnología disponible para predecir estos fenómenos meteorológicos, pero deja claro que «el componente humano es decisivo» cuando hay que afrontar una de estas situaciones, con las que «se cumplen los peores augurios sobre el cambio climático». Amenazas que, según advierte, «todos debemos concienciarnos de que cada vez serán más extremas y frecuentes».
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