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José Manuel Piñero, director del WARM UP. Vicente Vicéns / AGM
José Manuel Piñero: «El público necesita tener menos prejuicios y disfrutar más de la música»

José Manuel Piñero: «El público necesita tener menos prejuicios y disfrutar más de la música»

El director del WARM UP promete una nueva edición del festival con nombres atractivos del panorama musical, alguna sorpresa en las actividades paralelas y mayor protagonismo de la ciudad de Murcia

Miguel Ángel muñoz

Murcia

Jueves, 1 de enero 1970

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'¿Por qué no traéis al WARMP UP a…?' Y añada en el espacio en blanco a cualquier artista o grupo que se le ocurra. Probablemente este ruego o pregunta se convertirá en la frase más repetida que escuchará José Manuel Piñero (Murcia, 1972) hasta que a principios de mayo arranque el festival. Afincado desde hace años en Alicante, se inició en la industria musical en 1995 abriendo la sala de conciertos Stereo en la provincia vecina y en la actualidad es el director de Producciones Baltimore, la promotora encargada de organizar el WARM UP, además del Low Festival, en Benidorm, y el Spring Festival, en Alicante, entre otros eventos. 'Alternavivo' somete a un intenso interrogatorio a este fan de Jimi Hendrix, The Rolling Stones, The Cure, MC5 y David Bowie, quien además asegura que escucha música «sin prejuicios ni etiquetas», para tratar de sonsacarle los grandes nombres que faltan por anunciar de la próxima edición del festival murciano y, ya de paso, recomendarle algunos.

–¿Qué balance hace de la segunda edición del WARM UP?

–Muy positivo. Consideramos esta segunda edición como un año de consolidación, en el que queríamos que se viera ya nuestra mano en todas las ideas que teníamos planeadas y proyectadas para Murcia.

–¿Ha sido rentable el festival?

–La rentabilidad depende de muchos factores. Se trata solo de nuestro segundo año, por lo que seguimos más en la fase de invertir que en la de obtener beneficios, aunque nos sentimos satisfechos por la imagen y calidad del festival. No solo pensamos en si se va a ganar dinero, sino en si todos los demás factores funcionan, que son los que al final permitirán que sea rentable. Debemos hacer las cosas bien para que luego cuadren todos los números, y queremos seguir potenciando todo lo que son las actividades en la ciudad de Murcia antes del festival.

–Supongo que el reto es que Murcia se convierta en algo parecido a Aranda de Duero durante el Sonorama y que la ciudad, con sus plazas, sea una parte importante de la programación.

–La verdad es que el Sonorama, tal y como tiene montado el festival dentro de la ciudad, es una pasada. Pero al final eso es trabajo y tiempo. Nuestra idea es que el WARM UP sea un festival de carácter urbano, y más en una ciudad como Murcia, que es impresionante a nivel cultural. Creo que este evento puede ser una gran ventana para llevar la música a las plazas y a otros espacios, así como introducir un programa de cine, realizar presentaciones de libros, interpretar bandas sonoras en directo, organizar exposiciones… Al final, hablamos de cultura, no solo de música. Por eso, también contamos con una programación para los niños y llevamos el festival a los colegios, y a todos los lados que se pueda.

–¿Habrá sorpresas este año?

La idea es darle un par de giros al festival e introducir novedades.

–Como un nuevo cambio de nombre.

–(Risas). No os preocupéis por eso. La realidad es que son muchos meses de trabajo y luego 20 días en los que se monta una miniciudad en la que, cuando le das al botón, todo debe funcionar. En dos días te juegas el trabajo de un año entero. Hay mucha presión y estrés, pero contamos con un equipo que se deja el alma y que hace posible que todo salga bien. Estamos trabajando en hacer la programación de todas las ideas que tenemos en mente. Habrá conciertos acústicos y en salas de la ciudad e igual otras cosas más especiales que no hemos hecho hasta ahora. El próximo año, como en todo, tienes que ofrecer un poquito más y dar otra cucharada de azúcar.

«En el WARM UP, en dos días te juegas el trabajo de un año entero; hay mucha presión»

–Ya se han confirmado los primeros nombres internacionales para el WARM UP, Two Door Cinema Club y Teenage Fan Club, ¿cómo valora la respuesta del público?

–Considero que han tenido muy buen recibimiento. Estos dos nombres son una declaración de intenciones de cómo nos gusta hacer las cosas y cómo va ir el próximo año. Creemos que debe haber nombres para el público general, pero también otros grupos más pequeños y menos conocidos, y que la gente pueda descubrirlos en el festival.

–Two Door Cinema Club ya dejó en 2011 un buen sabor de boca en Murcia. ¿Será uno de los cabezas de cartel?

–Es una banda fresca y directa. La escuela británica de los últimos años funciona muy bien. Y Teenage Fan Club es un grupo mítico. Lo de cabezas de cartel es poner etiquetas a la música. Anunciaremos más grandes nombres, pero para nosotros Two Door Cinema Club ya lo es, y aparecerá en la parte alta del cartel, al igual que Teenage Fan Club. Lo que intentamos es que la programación toque un poco de todo y que al final se quede un gran cartel, pero no solo por los grandes nombres, sino por el conjunto.

–Y de las bandas nacionales, habéis sido de los primeros en confirmar a Vetusta Morla para el próximo año, en el que girarán por festivales. Una apuesta segura, no.

–Claro. Es la banda nacional más importante del momento. Tenerlos en el festival es un honor para nosotros y un valor seguro para el público por la calidad de su directo. Además, es un grupo muy querido en la Región por su compromiso con las víctimas del terremoto de Lorca.

–¿En qué porcentaje se encuentra ya configurado el cartel?

–Lo tenemos bastante adelantado, pero luego siempre se pueden torcer las cosas. Vamos en la línea del año pasado, aunque hayamos empezado antes con las confirmaciones. De aquí a final de año anunciaremos muchos más grupos. En nuestra cabeza y tabla está todo configurado. Es como una lista de los Reyes Magos y está todo hablándose, y avanzado, aunque igual luego cambia un 25% o un 40%. Todavía es pronto, pero pinta que puede ser un gran año.

–¿Facilita a la hora de confeccionar esa lista de los Reyes Magos la calidad de las bandas murcianas?

–Al revés, resulta más difícil elegir a los grupos por la gran cantidad. Uno de los proyectos que tenemos en mente es coger todo ese talento y sacarlo fuera, como la gira que organizamos de Belako en la que sus teloneros eran el cuartero murciano Poolshake o las bandas que contratamos para el Low. Es lo que realmente necesitan, dar un paso más y salir de Murcia. Ya se ha visto con Viva Suecia, pero existen muchos relevos porque aquí nunca para la máquina y aparecen nuevos talentos.

–¿Piensa que algún artista o grupo podría llegar al nivel de Vetusta Morla, Lori Meyers o Izal?

–Viva Suecia tiene muy buena pinta. Es un grupo que conecta con la gente y que cuida mucho todo lo que hace, y 2019 puede ser su año.

–En resumen, hay que contratarlos ya antes de que suban su caché.

–(Risas).

«Las bandas murcianas deben dar un paso más y salir fuera»

–¿Considera que se ha producido en los últimos años una estandarización de los festivales, de forma que se repiten las mismas bandas en casi todos?

–Es evidente que en este país existen cinco o seis bandas de nivel que son las que venden entradas y que formarán parte del cartel de otros diez festivales. En el WARM UP contamos con un escenario pequeño en el que intentamos dar cabida a esos grupos emergentes que no son los típicos que están en todos lados. El problema es que existen festivales más pequeños que tienen la oportunidad de darle más cancha a ciertas bandas, pero también apuestan por lo seguro y copian a los grandes. Otro tema diferente es en un escenario con 25.000 personas, donde debes plantearte qué banda puede atraer y conectar con tanto público.

–El festival apuesta por ofrecer un toque de calidad, con bandas más del gusto de los críticos que de atraer a tanto público, como Future Islands y Alt-J, pero la realidad es que el concierto más multitudinario de la última edición fue el de Izal.

–Eso nos hace a veces plantearnos si nos hemos equivocado al traer una banda como Alt-J, pero para nada, me encantó su concierto. Considero que tanto Alt-J como Izal son necesarios, y que el público conecte con su música. La idea es que la gente vaya educándose y abriéndose a todo tipo de música. Los carteles de los festivales en Francia y Alemania son mucho más eclécticos y pueden programar dos artistas totalmente diferentes en unos horarios buenos. Al público le falta tener menos prejuicios y disfrutar más de la música.

Biffy Clyro, Tame Impala, Interpol...

–Ya que ha mencionado lo de un cartel más ecléctico, tendría cabida en el WARM UP bandas más rockeras como Biffy Clyro, que este verano pasó por primera vez por el Low Festival.

–Claro. Nunca está nada cerrado. A nosotros las guitarras y todo ese tipo de sonidos nos encantan. A ver qué vamos sacando este año y si está contento todo el mundo.

–Y a ver si una de las confirmaciones es Biffy Clyro.

–(Risas). Están ahora mismo en una gran forma.

–Si tuviera un cheque en blanco, a qué grupo contrataría.

–A The Cure, sin duda. Va a arrancar la que probablemente sea su última gira y despedirse en Murcia sería una pasada.

–En 2019 tocarán en festivales…

–Sí, pero creo que acudirán a los megafestivales. Es una lástima, pero oye, si no es este año, nunca hay que ponerse límites. Dentro de tres quizás pueda hacerse.

–Y algún otro grupo que se le pase por la cabeza.

–Muchas de las bandas en las que pensaría son más de tocar en salas pequeñas. Para un festival de gran formato, The Cure. Y de la última hornada, seguramente Tame Impala.

–¿Dónde hay que firmar?

–Es una banda que tiene algo especial y en directo son impresionantes.

–¿Y qué tal Interpol?

–También. Además, acaban de publicar nuevo disco, pero un asunto diferente es que por el mes de mayo se encuentren de gira por Europa, aunque por intentarlo que no quede.

–¿Cómo de difícil es contratar a una banda internacional?

–No es solo cuestión de dinero, depende de muchos factores: si la banda se encuentra de gira, que tengan esas fechas libres, que les guste el sitio… Muchas veces se nos escapa un grupo porque tres días antes cambia de continente o empieza el 'tour' por Europa una semana después. Pueden pasar mil cosas. Durante el primer año, con Future Islands fue sencillo porque tenían programado un concierto en Barcelona un día después. Siempre nos preguntan por qué no traemos a esta o aquella banda, pero si se encuentra en Suramérica o Japón, o incluso en Francia pero pide un millón de euros, ¿entonces qué? ¿Ponemos las entradas a 150 euros? Queremos ser sostenibles en todo. El año pasado se consiguió un gran cartel, con nombres que nunca habían tocado en Murcia y todo funcionó con un precio más económico que festivales de 10.000 personas. Las entradas para el concierto de Alt-J en Madrid, por ejemplo, se vendieron a 38 euros.

–¿Nunca se han planteado subir el precio de los abonos?

–Hicimos una pequeña subida en la segunda edición respecto a 2017, en la que salieron los primeros abonos a 20 euros. Los festivales de este corte en Inglaterra, Francia y Alemania cuestan normalmente el doble, unos 80 o 90 euros –el precio actual del abono del WARM UP es de 42 euros–. Lo que pretendemos es ofrecer el máximo nivel en la programación, la producción, los accesos y los servicios. Al final, lo que la gente quiere es que si paga una entrada, todo esté perfecto, y que en caso de subir el precio, eso se vea reflejado.

«Nuestro reto es que el público se vaya a casa como si hubiera vivido el mejor concierto de su vida»

–Los festivales se han convertido en la principal forma de consumir música en directo. Con cerca de un millar repartidos por todo el país, ¿existe una burbuja festivalera?

–Creo que no, porque el público responde. Cuando sucedió la coincidencia de fechas entre el Mad Cool y el BBK, los dos agotaron entradas. La gente se lo ha tomado más como algo de ocio: antes se iba de vacaciones a la playa y ahora acude a un festival. Burbuja puede ser que en cada provincia en vez de celebrarse un gran festival, hay tres pequeños que se parecen mucho. Al final, esto es un negocio y todo el mundo es libre de hacer lo que quiera, mientras sean profesionales. El problema viene si se organiza de cualquier manera, con producciones justitas o incluso se cancela porque no se venden las entradas. A mí no me gusta ir a un festival y encontrarme con colas enormes o que los grupos suenan mal. Lo importante es el público, que se quede con ganas de repetir la experiencia.

–¿Es partidario de la moda de acotar las zonas cercanas al escenario para los VIP?

–Se trata de una idea muy americana: el 'golden ticket', 'golden ring'… A mí particularmente no me gusta. Primero, porque no soy partidario de los festivales tan grandes. Con el tamaño del WARM UP, de 25.000 personas, si vas a traer a un artista como por ejemplo Pixies, que toca en otros de 40.000 y 50.000, ofreces el atractivo de poder verlos en las primeras filas, en un espacio más reducido. Los fans del grupo no tienen por qué pagar más para estar cerca. Al final, cada uno en su negocio entiende las cosas de una manera.

–En este sentido, ¿qué opina de que se vendan entradas para conciertos por más de 2.000 euros con el aliciente de conocer a los miembros del grupo en el 'backstage'?

–Preferiría sortear el 'meet and greet' ('conoce y saluda') con los artistas entre las 25.000 personas que han comprado el abono para el festival. Me parece que es prostituir mucho el tema de lo que es la música. Dentro de unos años quizás piense otra cosa, pero ahora mismo creo que ya que los festivales son grandes, no empecemos a quitarles más humanidad. No es solo una cuestión de vender entradas, hay más cosas. El reto es que el público se vaya a casa como si hubiera vivido el mejor concierto de su vida.

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