El catedrático Pablo Melgarejo en su despacho. Vicente Lidón Noguera
Director de la Cátedra de Agricultura de Precisión de la UMH

Pablo Melgarejo: «Estamos obligados a una tecnología que mejore nuestra competitividad»

Martes, 7 de mayo 2024, 00:43

La Universidad Miguel Hernández (UMH), de Orihuela, acaba de poner en marcha una cátedra de agricultura de precisión, digitalización y sostenibilidad. La iniciativa, liderada por el catedrático de Producción Vegetal y Microbiología Pablo Melgarejo, busca impulsar la modernización del sector en el sureste español.

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–¿Qué les ha llevado a crear esta cátedra?

–Este proyecto nace de la necesidad de adaptar nuestra agricultura a los nuevos tiempos y a las nuevas tecnologías, con el objetivo de mejorar la competitividad en este mercado tan exigente. Pero también, se busca dar respuesta a la preocupación de la sociedad por el respeto al medio ambiente. Actualmente, disponemos de herramientas tecnológicas que nos permiten controlar mucho mejor el riego, la fertilización, de forma que se incrementa la eficiencia y se evita el riesgo de contaminación. También se trata de mejorar las condiciones climáticas en nuestros invernaderos y todos los factores que influyen en la producción y la calidad de nuestros cultivos. La finalidad es que la actividad agrícola sea más sostenible, económica y ambientalmente. Esta cátedra contribuirá activamente a la implantación de las nuevas tecnologías, a través de la investigación, divulgación y formación de agricultores, técnicos y profesionales del sector, entre otras actividades. De esta forma mejorará la rentabilidad económica y el respeto al medio ambiente y, como consecuencia, la imagen del sector agrícola, tanto de cara a los clientes como a los jóvenes agricultores que nos interesa incorporar al sector.

–¿No se está convirtiendo el concepto de 'agricultura de precisión' en un cajón de sastre donde entra de todo? ¿Qué prácticas agrarias sí podemos englobar dentro de lo que definen como 'agricultura de precisión'?

–Más que un cajón de sastre, podríamos hablar de un conjunto de nuevas tecnologías enfocadas a diferentes aspectos de la producción de alimentos. Nos referimos a avances como la monitorización de suelo, planta y atmósfera; el diagnóstico por imagen; la digitalización con aplicaciones que ayuden a la toma de decisiones, y al control de los distintos procesos que intervienen en la producción, incluyendo la ayuda que puede aportar la inteligencia artificial. En los últimos años ha habido una evolución muy importante de estas nuevas tecnologías y queremos contribuir activamente a su implantación, con el conocimiento y la formación.

«Los agricultores son conscientes de la necesidad de modernizarse, pero la falta de conocimiento y los costes les frenan»

–¿Qué ventajas supone la aplicación de estas prácticas para competir en el mercado?

–El mercado es cada vez mas exigente en calidad y seguridad alimentaria, pero, al mismo tiempo, es muy sensible a los precios y hay que ser competitivo. El coste de la mano de obra y el resto de insumos necesarios en la producción sigue incrementándose progresiva e ineludiblemente, con lo que tenemos que incrementar la productividad a todos los niveles, para mantener los costes. No hay otro camino, que usar las nuevas tecnologías. La mejora en la eficiencia del uso del agua, de fertilizantes y de energía mejora los costes y disminuye el impacto ambiental. Y, al mismo tiempo, también mejoramos los rendimientos y la calidad. Consecuentemente, se obtiene un mayor rendimiento económico, con la máxima seguridad a todos los niveles, incluyendo al consumidor. También se persigue mejorar la imagen del sector, muchas veces injustamente criminalizado, ante la sociedad.

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–¿En qué medida se están empleando ya éstas prácticas en la agricultura del sureste español y qué camino queda por andar para llegar a un nivel óptimo?

–En los últimos años se ha avanzado mucho en la introducción de determinados equipos de monitorización, pero todavía falta mucho camino que recorrer en la aplicación de las tecnologías. Son muchos los aspectos que es posible mejorar. No consiste simplemente en instalar unas sondas de monitorización del suelo y ver qué pasa. Hay que modernizar los sistemas de riego y abonado para poder manejar la fertirrigación de forma eficiente y cubrir la demanda del cultivo en cada momento. Esto supone una importante inversión, que puede ser recuperada rápidamente por el ahorro en el coste del agua y los fertilizantes, pero que tiene que realizarse y esto tomará un tiempo. Además, es esencial la formación tanto de los agricultores como de los técnicos que les asesoran. Éste es uno de los objetivos de la cátedra, unido a la investigación y a la transferencia. Resumiendo, es un proceso que tomará algunos años para cubrir los objetivos de modernización.

–¿Está concienciado el sector agrario del sureste español sobre la necesidad de aplicar estos avances?

–Existe mucho interés para gran parte del sector agrario, pero falta conocimiento y recursos para afrontar esta importante y necesaria transformación tecnológica. Los agricultores, los empresarios agrícolas y los técnicos son conscientes de la necesidad de modernizar las instalaciones de sus fincas, pero la falta de conocimiento y el coste económico suponen un freno a esta mejora. Está claro que las actuales circunstancias, con un mercado inestable y poco rentable en muchos periodos del año, generan un nivel de incertidumbre que dificulta la decisión de afrontar la inversión necesaria.

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«El reto exige una importante inversión que puede recuperarse rápido por el ahorro en agua y fertilizantes pero que hay que realizar»

–¿Con qué lugares nos podemos comparar en este ámbito?

–El Sureste español tiene condiciones excepcionales de clima que nos permiten ser los principales proveedores de la Unión Europea. Sin embargo, tenemos un gran déficit e inseguridad hídrica. A pesar de los altos costes del agua, estamos compitiendo con el resto de regiones. Ésta es una situación singular, difícilmente comparable con otras regiones. La demanda de alimentos es creciente y tenemos que responder mejorando la productividad. Contamos con un clima privilegiado que nos permite producir en invierno para suministrar al mercado europeo. Pero la falta de agua y los elevados costes de producción están limitando nuestro potencial productivo. Y si dejamos que pasar esta oportunidad, otros países terceros se aprovecharan.

–¿Qué debemos tener en cuenta?

–Estamos en un momento crítico en el que los agricultores están sufriendo mucho, por las circunstancias de mercado, el encarecimiento de todos los insumos y la competencia desleal procedentes de terceros países. Todo eso nos obliga a una transformación tecnológica que mejore nuestra eficiencia y nuestra competitividad, y también nuestra imagen ante la sociedad. Renovarse o morir, este es el dilema. Nosotros desde la cátedra queremos influir positivamente en la renovación y modernización de las explotaciones agrarias, para hacerlas mas sostenibles, económica y ambientalmente.

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