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Uso de tecnologíadigital en un cultivobajo invernadero. LV

La fiebre por el sensor que invade el campo

El afán por acelerar la introducción de nuevas tecnologías al agro impulsada por numerosas iniciativas y ayudas están llenando los campos de unos dispositivos antes de tiempo

Lunes, 27 de octubre 2025, 22:41

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Sensores en el suelo, sensores en las plantas, sensores en los drones y hasta detección de parámetros vía satélite... Los técnicos del campo se han lanzado a una frenética carrera en la que la recopilación de la mayor cantidad de información posible sobre la evolución de cada lechuga o melocotón parece un fin en sí mismo. Pero no lo es. Los especialistas consultados coinciden en la necesidad de manejar bien la enorme colección de datos que proporciona una tecnología, ahora más barata e impulsada desde distintos ámbitos, que va a servir de poco si no se procesa correctamente.

«No se trata de seguir modas o de probarlo todo con el primero que llega, sino de seleccionar donde poner el foco para mejorar», señala el consejero delegado (CEO) de la firma de tecnología agrícola Hispatec Agrointeligence, José Luis Molina, para quien «la innovación no es una opción, es la vía para mejorar y ganar competitividad, y está en el ADN de la agroalimentación murciana».

Si en la nueva agricultura resulta clave capturar numerosos datos de calidad y con regularidad, que es, «entre otras cosas la materia prima de la inteligencia artificial que va a ayudar a notables avances en el sector», explica Molina, «más importante es ponerlos en el contexto de la cadena de valor». El objetivo es analizar bien la enorme cantidad de información que estos pequeños dispositivos ofrecen sobre el estado de los cultivos, sus necesidades de agua y nutrición, la mejor composición del suelo sobre los que se asientan, los momentos más oportunos para cada laboreo que precisan y un largo etcétera de variables que, lógicamente no son un fin en sí mismo, sino que deben permitir «tomar las mejores decisiones y actuar en consecuencia».

Saturar de sensores «puede generar desconfianza en las nuevas tecnologías», advierte Alejandro Galindo, del Imida

El gerente de la compañía de equipos de control de fertirrigacion y control climático de invernaderos Inta SL, Antonio Marhuenda, lamenta cómo, a su entender, «la normativa regional que obliga a instalar sondas de suelo y de medicion de nitratos ha dado lugar a que los agricultores y empresas agrícolas instalen 'sondas quita-multas', que es como las llaman los agricultores» con una elocuente expresión que, de paso, «nos indica la falta de concienciación por parte del sector».

La Comunidad autónoma «tomó la iniciativa de instalar puntos de monitorización en todo el Campo de Cartagena, pero en un principio no ha dado el resultado esperado por diversas causas», lamenta Marhuenda. En general, revela el especialista, «se han tomado iniciativas y se ha invertido en la incorporación de las nuevas tecnologías, pero el resultado no está siendo el que desearíamos».

«No se trata de seguir modas o de probarlo todo, sino de poner el foco en cómo mejorar», explica el CEO de Hispatec

«Hay que demostrar la utilidad de las soluciones digitales», y si «se hacen las cosas bien», asegura, «el retorno es evidente, se obtiene en menos de dos años en la inmensa mayoría de los casos».

El experto en agrotecnología Alejandro Galindo, del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario (Imida, dependiente de la Administración regional), reconoce que la «gran cantidad de datos en diferentes cultivos y, sobre todo, a nivel de parcela», que ya se está generando, «en la mayoría de ocasiones, sólo se utilizan para el manejo diario, y en muchos casos, esta información acaba perdiéndose al cabo de un tiempo relativamente corto».

«La normativa regional que obliga a instalar sondas de suelo y de medicion de nitratos ha dado lugar a 'sondas quita-multas'», lamenta el empresario Antonio Marhuenda

El problema no es que se esté saturando a los productores con una avalancha de avances tecnológicos «para nada», advierte el director general de la compañía especializada en riegos Ritec, Luis Miguel Peregrín, presidente de la plataforma de tecnología agrícola Agritech, en la que se encuadran varias decenas de entidades, entre empresas y centros de investigación, ocupadas en potenciar la tecnología agraria regional. «Lo que ocurre es que cada día surgen nuevos sistemas que antes de lanzarlos al mercado tienen que pasar un test para verificar si hacen lo que dicen», afirma. «Pero hay ya muchos suficientemente probados que funcionan y se pueden aplicar». Para Peregrín «el problema» es que, ante la irrupción de tanta información, resulta fundamental una buena fase de aprendizaje e interpretación de datos, «y para eso sí es necesario el apoyo de técnicos especializados».

Los agricultores en general cuentan ahora con distintas opciones de ayudas públicas para avanzar en la incorporación de nuevas tecnologías a sus negocios, como el llamado Kit Digital, explica Galindo, del Imida. «Esta situación, ha llevado consigo el aumento de oferta de sensores y plataformas digitales que integran su uso». De este modo, si bien es cierto que se está logrando acelerar la incorporación de la sensorización al sector agrario, sobre cuya base será posible la ineludible digitalización para modernizar y mantener la competitividad del sector, se echa de menos un proceso más ordenado, con mayor sentido. Galindo lamenta cómo, en este «acelerado» contexto «también se están incorporando nuevos sensores que no está demostrado todavía, a nivel científico, su correcto funcionamiento y utilidad en la toma de decisiones a nivel de manejo del cultivo». Tal saturación, avisa, resulta contraproducente: «Puede llevar a generar desconfianza en las nuevas tecnologías». Desde entidades públicas, el propio Imida en el que desarrolla su actividad Galindo, son conscientes y tratan de impedirlo: «Trabajamos con agricultores y centros de formación agraria para instruir y formar a los nuevos técnicos en el uso de herramientas de precisión y sensorización».

Sin criterio claro

Marhuenda advierte de la enorme cantidad de «información de distintas fuentes» que reciben ahora agricultores y empresas impulsándoles a adentrarse en la necesaria digitalización de sus procesos, pero «carecen de un criterio claro para valorar la utilidad de estas tecnologías». Además, revela, «la mayoría de las fincas no disponen de instalaciones de riego optimizadas y modernas que les permitan aplicar estas tecnologías con eficacia».

El aprovechamiento de la enorme información que ya se está recogiendo de los campos regionales, salpicados de detectores de multitud de variables, además, va más allá de su aprovechamiento para la mejora inmediata de los cultivos. El experto del Imida acentúa que, si toda esa información «se almacenasen en bases de datos abiertas a la investigación, se podrían crear y mejorar modelos predictivos que ayudarían a acelerar el conocimiento sobre los cultivos e implementarlos para un manejo más eficiente y sostenible».

Antes de diez años veremos una agricultura automatizada, con robots en tareas humanas, apunta Manuel Lainez, de Cajamar

Se debe actuar con cuidado cómo adentrase en la digitalización del campo, «eligiendo bien los socios para ese camino. La saturación de ofertas inmaduras o fuera de contexto, y las expectativas burbujiles generadas por algunas empresas, deberían generar un rechazo firme en el sector», resume Molina, de Hispatec Agrointeligence.

¿Cómo puede enfrentar el agricultor la tendencia por llenar de sensores sus explotaciones?

«Se debe mejorar la formación sobre estos sistemas para que los datos se puedan aplicar bien»

Antonio Marhuenda Gerente de la compañía de equpos de control Inta SL

«Se debe mejorar la formación sobre estos sistemas para que los datos se puedan aplicar bien»

«Hay que mejorar la formación sobre estos sistemas para que estos datos se puedan aplicar en la mejora de la eficiencia del riego y, en definitiva, la productividad y sostenibilidad de las explotaciones agrícolas. Insisto en que esta formación es esencial a todos los niveles para generar criterios correctos a la hora de implantar estas tecnologías».

«Antes de sobrecargar hay que plantearse cómo se van a emplear y aprovechar los datos que ofrecen»

José Luis Molina Consejero delegado de Hispatec Agrointeligence

«Antes de sobrecargar hay que plantearse cómo se van a emplear y aprovechar los datos que ofrecen»

«Antes de sobrecargarse con gran cantidad de sensores, imágenes de satélite o aplicaciones que capturan un tipo de dato, hay que plantearse primero cómo se van a integrar esos datos en la cadena de valor, quién los va a usar y para qué, y también en qué medida van a ayudar al aprendizaje de la organización y a la sincronización de las operaciones».

«Se precisa tener información más segura y válida más promoción y quizás algunas ayudas»

Luis Miguel Peregrín Presidente de la plataforma de tecnología agrícola Agritech

«Se precisa tener información más segura y válida más promoción y quizás algunas ayudas»

«Se necesita más promoción y quizás algunas ayudas, porque para colocar únicamente una estación de muestreo no sale costoso, pero en el campo se necesitan instalar varias estaciones para poder compararlas entre ellas y obtener la información más segura y válida posible. Las nuevas generaciones están más preparadas y les resulta más fácil».

«Hay que solicitar a los organismos públicos de investigación que avalen su correcto funcionamiento»

Alejandro Galindo Investigador del instituto de investigación agraria Imida

«Hay que solicitar a los organismos públicos de investigación que avalen su correcto funcionamiento»

«Cuando un agricultor tenga dudas sobre un sensor se debe cerciorar a través de estudios o experiencias previas publicadas o solicitando a los organismos públicos de investigación, que estamos abiertos a todas las consultas, los estudios científicos publicados, revisados de manera independiente, para avalar su correcto funcionamiento».

Lo que queda fuera de toda duda, sintetiza el director de la Fundación Cajamar, Manuel Lainez, es que vamos a ver cada vez más automatismos y la entrada de sistemas robóticos al campo. Esta entidad financiera elabora, en colaboración con el Ministerio de Agricultura, el denominado Observatorio d'e la Digitalización del Sector Agroalimentario Español, donde se analiza cómo se están incorporando las tecnologías digitales al sector agroalimentario. Desde esa atalaya, Lainez adelanta que, lo que de momento son solo prototipos, ya nos está llevando hacia «la realización de tareas propias de los humanos por parte de los robots». Y no falta mucho para ello: «Antes de diez años veremos esa agricultura automatizada, pero, para llegar, necesitamos avanzar en la transformación digital, la utilización y análisis de datos, la inteligencia artificial, y el desarrollo de robots».

  1. Necesitados de un plan para la revolución digital

La sensorización del sector agro regional es un medio inexcusable para no perder el tren de la digitalización, que va a marcar una de las revoluciones más importantes del sector agrario de los últimos siglos. El problema, a decir de los expertos consultados, es que en buena medida se está haciendo sin un plan y una formación que aseguren su buen uso y su buena incorporación a un sector convencido de invertir en futuro. El «aumento relevante de la eficiencia del proceso de producción», que debe derivar de estos cambios, en palabas del experto del Imida Alejandro Galindo, debe ir acompañado del lógico «incremento en el valor añadido del producto final», de modo que el agricultor lo perciba «como una ventaja competitiva». De momento, «aunque los sensores, la electrónica asociada y las plataformas web para su manejo, tienen un precio muy inferior al de hace algunos años, todavía supone un esfuerzo económico para muchos agricultores», advierte el investigador del Imida.

«Los que estamos implicados en este sector», replica el empresario tecnológico Antonio Marhuenda, «sabemos que la implantación de sondas de suelo y de tecnología similar depende de la disponibilidad de ayudas oficiales». Los pedidos, de hecho, llegan en oleadas asociadas a la disponibilidad de subvenciones y ayudas, precisa.

El esfuerzo que están haciendo entidades públicas como la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT), el Imida y los centros integrados de formación y experiencias agrarias (Cifea), «en el sentido de implantar estos dispositivos en fincas propias y en colaboración con empresas agrícolas, está surtiendo efecto y está demostrando las ventajas que se pueden obtener con estos sistemas».

Otro empresario de tecnología agrícola, José Luis Molina, suma «el papel de las empresas y cooperativas en la transformación digital del sector» como elemento fundamental para acometerlo.

«Un agricultor medio tiene muchas cosas de las que ocuparse como para que además le pidamos que sea también un experto en IA [inteligencia artificial] o en 'apps' [aplicaciones de software]», de modo que las tecnológicas del agro «debemos trabajar conjuntamente con empresas y cooperativas agroalimentarias, y con soluciones sencillas adaptadas al agricultor».

José Luis Molina se muestra optimista a apuntar que, «en general, se va en la buena dirección». Siempre se puede pedir una mayor velocidad o ambición, reconoce, «pero la evolución de las principales empresas y cooperativas de la Región de Murcia está siendo visible».

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