Cientos de siglos recolectando frutos del mar

La pesca no nació mar adentro, como es lógico pensar, sino en las riberas. Hace al menos 400 siglos ya se consumía pescado de agua dulce en el extremo oriental de Asia, y también hay evidencias de que tiempo después, todavía dentro del paleolítico, en la Región se practicaba la extracción de alimentos del mar con rudimentarios instrumentos desde tierra. La Cueva de los Aviones, en Cartagena, o la Cueva de los Mejillones, en Cabo de Palos, guardaron durante milenos restos de arpones y otros utensilios que se emplearon en la zona por multitud de generaciones

El pescador Jesús Gómez, que hasta hace unos años fue patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de San Pedro del Pinatar, explica que en el Mar Menor, que es el entorno en el que él faena, la pesca se remonta igualmente al periodo paleolítico. Así lo dicen los estudios arqueológicos que han encontrado asentamientos poblacionales en las riberas de esta albufera, y también áreas de elaboración de las capturas en sus islas.

Muchos siglos después (el periodo paleolítico concluyó hace unos 12.000 años), los romanos desarrollaron en nuestra costas una actividad más o menos industrial del pescado en torno a productos como su famosa salsa de pescado garo, más conocida todavía en su antigua denominación latina: Garum. Este producto, que en su elaboración contaba con pescados pequeños, como salmonetes y sardinas, se exportaba en gran medida a la península itálica. El sur de la península ibérica acogió las principales factorías de garo romano.

«Pero, sin duda, fueron los musulmanes los que contribuyeron a la evolución de los artes [de pesca]», con algunos que, de hecho, han llegado a nuestros días. Gómez pone como ejemplo «las encañizadas y las morunas».

Transcurriendo los siguientes siglos, añade, «las embarcaciones han evolucionado desde el remo a los motores actuales, pasando por la vela latina, con diferentes modelos de todos ellas», lo que compone un rico patrimonio que va mucho más allá de su condición de actividad económica e incide directamente en el acervo cultural de las áreas costeras de la Región.

En la actualidad, la pesca supone un sector que supera los 13 millones de euros y se acerca a las 3.000 toneladas capturadas por las 181 embarcaciones autorizadas para ello, y en las que trabajan menos de 500 personas, según los datos oficiales correspondientes al ejercicio del año pasado. Las capturas son principalmente arenques, sardinas y anchoas (casi un millar de toneladas), atunes, bonitos y agujas (más de 400 toneladas), peces pelágicos diversos (también más de 400 toneladas) y peces costeros (más de 500 toneladas), en muchos casos de las mismas especies a las que nuestros antepasados trataban de echar el guante desde las playas hace cientos de siglos.

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