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José Antonio Campoy en su puesto de trabajo. LAIA CAPILLA PÉREZ
José Antonio Campoy: «Los científicos tenemos mucho que aprender del os agricultores»

José Antonio Campoy: «Los científicos tenemos mucho que aprender del os agricultores»

Investigador en el Instituto Max Planck de Mejora de Plantas de Colonia (Alemania)

GINÉS S. FORTE

Martes, 26 de enero 2021, 00:30

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Eso que conocemos como fuga de cerebros lo ejemplifica bien el bullense José Antonio Campoy, que en 2012, cuando desarrollaba su labor en el Centro de Edafología y Biología Aplicada del Segura (Cebas-CSIC) en Murcia, ganó el Premio Jóvenes Investigadores de la Sociedad Española de Ciencias Hortícolas por una tesis sobre el letargo invernal del albaricoquero, y ahora trabaja en Alemania. Campoy es investigador del Instituto Max Planck de Mejora de Plantas de Colonia, desde donde, en todo caso, sigue vinculado a la producción científica de la Región.

-¿Cómo ha acabado trabajando en Alemania?

-Gracias a un proyecto, en colaboración con el Max Planck de Colonia, financiado por el programa Marie SkÅ‚odowska-Curie. En este proyecto aplicamos los últimos avances tecnológicos en secuenciación para descifrar qué genes controlan las necesidades de frio en frutales, que determinan la fecha de floración, y así poder mejorarlos genéticamente de una forma más eficiente, sin necesidad de recurrir a transgénicos.

«Necesitamos más científicas, y más visibles, que sirvan de modelo a las nuevas generaciones»

-¿Qué es el programa Marie SkÅ‚odowska-Curie?

-Es un programa competitivo financiado por la Unión Europea. Su objetivo es mejorar el potencial creativo e innovador de los investigadores con experiencia fomentando la movilidad. Es una oportunidad única para la formación de investigadores dentro de la Unión Europea, y recomiendo encarecidamente a los jóvenes investigadores que se animen a solicitarla.

-¿En qué consiste el modelo de ensamblaje de genomas denominado 'Gamete binning' que han desarrollado y qué aplicaciones tiene?

-Es un método para facilitar el ensamblaje de genomas, que hemos desarrollado para un albaricoquero muy especial de la variedad Rojo pasión. El genoma es algo así como un libro que contiene el código genético de un organismo. El albaricoquero, así como los humanos, tenemos dos copias del libro, una heredada de nuestra madre y otra del padre. El ensamblaje del genoma es un rompecabezas muy complicado, ya que solo podemos leer unas pocas frases de una vez. El 'Gamete binning' soluciona este rompecabezas, separando las frases del libro que vienen de la madre de las del padre, para luego ordenarlas hasta conseguir las dos copias del libro. Además, y de forma indirecta a nuestro objetivo inicial (serendipia lo llaman ahora), hemos generado un método de alto rendimiento para evaluar cómo se mezcla la información genética heredados de la madre y el padre (recombinación genética), sin necesidad de crear la siguiente generación de plantas, ya que evaluamos directamente granos de polen. Es una herramienta muy útil para la investigación.

«Los investigadores en Murcia y en España son buenos, pero [con los actuales recursos] no hacen magia»

-El Rojo pasión fue desarrollado por el Cebas-CSIC.

-Esta variedad tuvo un gran éxito comercial y fue desarrollada por el grupo liderado por José Egea. Para este proyecto hemos secuenciado concretamente un árbol único de esta variedad, que fue descubierto por Antonio Molina, un agricultor, como muchos con espíritu de investigador, que observó que una rama siempre florecía antes que el resto del árbol. Y es que los científicos tenemos mucho que escuchar y aprender de los agricultores.

-¿Qué ventajas supone y qué aplicaciones tiene?

-Este árbol es posible que sea un mutante espontáneo, y que la rama que florece antes haya sufrido una mutación. La mutación es un proceso natural, pero que ocurre con muy baja frecuencia; tendríamos muchas más probabilidades de ganar el Euromillones. Actualmente, estamos trabajando en la identificación de esa mutación, lo que nos ayudaría a entender mejor qué genes controlan las necesidades de frío y la fecha de floración. Por otro lado, el genoma que hemos generado con 'Gamete binning' es como una nueva autopista (sin peaje), disponible para todos los investigadores que trabajan en albaricoquero y otros frutales, para hacer llegar a los agricultores y consumidores nuevas variedades de una forma más rápida gracias a herramientas que necesitan de este libro, como la selección asistida por marcadores o la selección genómica.

-¿Cómo se percibe desde su puesto en Alemania la investigación para el sector agrario que se practica en la Región de Murcia?

-Existe un gran nivel de investigación en la Región de Murcia, con centros como el Cebas-CSIC, el Imida, la Universidad de Murcia y la Universidad Politécnica de Cartagena. Sin embargo, la investigación requiere una inversión sólida y constante. Según Eurostat (noviembre de 2020), España invierte menos de la mitad que la media de países europeos. Solo destina un 1,14% del producto interior bruto a I+D. Los investigadores en Murcia y en España son buenos, pero no hacen magia.

-¿Qué se necesita para mejorar la investigación murciana?

-No mucho. Tan solo algo más del 2% del PIB es lo que separa el gasto de España en investigación y desarrollo del que invierten Alemania (3,17%) o Suecia (con un 3,39%). Suecia lidera la inversión en investigación en la UE y es, y no por casualidad, el país que más innova. Por otro lado, y si bien es otro contexto, ahora lo vemos claro con esta pandemia; necesitamos ciencia básica y aplicada para generar el conocimiento y las herramientas que puedan dar respuesta a determinadas situaciones futuras. Como las que pueden poner pronto en peligro la agricultura que conocemos hoy: 'Xylella fastidiosa' en olivo, la falta de frío invernal en frutales, la desertificación y la salinización. En resumen, invertir en investigación y desarrollo un 3% de toda la riqueza que generamos, incrementaría nuestra competitividad e innovación, y, a su vez, nuestra seguridad. Por último, me gustaría señalar la importancia de reducir la enorme brecha de género en la investigación, y es que necesitamos más, y más ejemplos visibles, de científicas, que sirvan a su vez de modelo para las nuevas generaciones.

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