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A partir de la primera foto (1926), desaparecen los fusilados Nikolai Komarov (en 1937), y Nicolai Shvenrick, en su caso por razones que se ignoran. Solo Kirov, asesinado por rebeldes en 1934, (para algunos, ordenado por el propio Stalin), siguió junto al líder.
El Terror que a todos alcanza

El Terror que a todos alcanza

A mediados de los treinta, Stalin puso en marcha unas purgas que costaron la vida a millones de inocentes

CÉSAR COCA

Lunes, 6 de noviembre 2017, 10:55

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Dos escenas para la Historia, ambas en los años treinta. Primera: congreso regional del Partido Comunista de la URSS, en una remota ciudad próxima a los Urales. El anterior secretario ha sido destituido por el Kremlin y el nuevo arranca su primer discurso con un saludo a Stalin, que no asiste a la reunión. Los congresistas, puestos en pie, comienzan a aplaudir con entusiasmo. Un minuto, dos, tres... la ovación no cesa porque nadie quiere ser el primero en dejar de batir palmas. Cuando se van a cumplir los diez minutos, el nuevo secretario termina de aplaudir y el resto de los asistentes lo hace tras él. Al día siguiente, es cesado. Segunda escena: Pávlik Morózov, de trece años, denuncia a su padre por encubrir a 'kulaks' (propietarios de tierras), a sabiendas de que eso significará la condena a muerte de su progenitor. Morózov se convierte en un héroe nacional y su biografía es lectura obligatoria en las escuelas. Son solo dos anécdotas, pero representan lo que el Terror fue más allá de la cifra de víctimas.

La persecución de los disidentes comenzó la misma noche del 7 de noviembre de 1917, cuando se clausuraron los periódicos de ideología zarista o liberal. El decreto titulado 'La patria socialista está en peligro', de febrero de 1918, sentó las bases para acallar cualquier voz crítica. Rosa Luxemburgo lo denunció cuando dijo con toda claridad que «la libertad de expresión es siempre para quien piensa de manera diferente». Pero nadie en Moscú hizo caso a la dirigente comunista alemana, asesinada en 1919. El citado decreto fue la base para perseguir primero a quienes simpatizaban con el antiguo régimen, luego a quienes eran traidores en potencia, después a quienes se desviaban de la ortodoxia comunista, más tarde a los dirigentes que caían en desgracia y finalmente a cualquier persona por poco sospechosa de traición que fuera. El resultado final no se sabrá nunca con exactitud. Los historiadores fijan los muertos solo en la Gran Purga (en 1937-8) en un abanico que va de 700.000 a dos millones. En total, la cifra de víctimas de la represión se sitúa, según las fuentes más conservadoras, por encima de los tres millones.

  • Mantenimiento del orden El caos en el país anima a los bolcheviques a crear en diciembre la Comisión extraordinaria de lucha contra el sabotaje y la contrarrevolución, la Cheka. Aunque su primer objetivo son los socialistas moderados, es un instrumento de represión indiscriminado.

  • Guerra civil Monárquicos,

  • social-revolucionarios de derechas y mencheviques empiezan a unirse en el llamado ejército blanco para luchar contra los bolcheviques En el valle del Don, quienes movilizan a los opositores son los cosacos de Krasnov. Trostki funda el Ejército Rojo.

  • Nueva capital En marzo, temerosos de que la inestabilidad en Petrogrado provoque una nueva insurrección, esta vez contra los propios revolucionarios, los bolcheviques establecen la sede del Gobierno en el Kremlin de Moscú. Además, Lenin decreta el abandono del calendario juliano.

  • El asesinato de los Romanov El 17 de julio de 1918, ante la inminente llegada del ejército blanco a Ekaterimburgo, la cheka local decide ejecutar a los miembros de la familia real, confinados en la Casa del Propósito Especial, mientras los dirigentes bolcheviques aún decidían su destino.

  • Atentado contra Lenin El 30 de agosto, a la salida de un mitin en una fábrica de Moscú, el líder bolchevique recibe tres disparos. Se acusa del ataque a Fanni Kaplán, judía social-revolucionaria que reprocha a Lenin haber traicionado la Revolución. Fue ejecutada el 3 de septiembre.

  • Uno a uno.

  • El contagio alemán

  • Revolución de Noviembre El fuerte impacto de la derrota en la guerra incrementa las tensiones entre las clases populares y la elite aristócrata y burguesa. La revolución fuerza la abdicación del káiser Guillermo II y da lugar a la República de Weimar.

  • Lucha por la tierra Tras derrotar al ejército blanco en 1920, los bolcheviques aún deben aplastar a la guerrilla campesina (el llamado ejército verde), que rechazaba tanto la restitución de la propiedad de la tierra a sus antiguos dueños de los blancos como su gestión a través de los sóviets.

  • Nueva Política Económica El comunismo de guerra -pensado para que todos los medios productivos estuvieran a disposición del abastecimiento de armas y alimentos del Ejército Rojo- da paso al llamado capitalismo de Estado, que permite la coexistencia del sector público y el privado.

  • El nuevo Estado

  • Nace la URSS El 28 de diciembre de 1922, casi seis años después de la caída del zar, la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Rusia se une a las repúblicas de Ucrania, Bielorrusia y Transcaucasia para crear la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.

Ya en los años anteriores había habido muchos muertos que inicialmente no fueron computados en ese capítulo. Es el caso de la terrible hambruna que asoló Ucrania entre 1928 y 1934. El fracaso del plan quinquenal originó decenas de miles de muertos en fusilamientos y centenares de miles por hambre y agotamiento. El año más terrible fue 1933 cuando las exigencias de entregas de cereal eran tan elevadas que, para evitar ser encarcelados -preludio de una muerte casi segura-, muchos campesinos dieron a las autoridades el grano que habían guardado para sembrar la campaña siguiente. Prolongaron su vida unos meses pero en su mayoría terminaron por morir de hambre... o fusilados al no poder cumplir los objetivos de la nueva cosecha.

Nadie estaba a salvo: un agricultor podía ser acusado de conspiración igual que el dirigente más poderoso

La 'doctrina Vishinski'

A partir de 1934, cualquiera podía ser detenido por conspiración contra el Estado. En aplicación de la 'doctrina Vishinski', se podía acusar a una persona y condenarla sin pruebas. Incluso se la podía condenar a causa del delito cometido por un familiar.

Ni los héroes del Ejército Rojo ni los más altos dirigentes podían dormir tranquilos. Kaménev y Zinóviev habían sido colaboradores de Lenin y a su muerte formaron junto a Stalin un triunvirato para dirigir el país. Ambos fueron fundamentales para 'deshacerse' de Trotski. Luego cayeron en desgracia y Bujarin ocupó su lugar. Los tres fueron ejecutados.

Muchos centenares de miles murieron en campos de trabajo. En el momento de mayor saturación, el 'archipiélago Gulag' llegó a concentrar de forma simultánea a doce millones de prisioneros. La Cheka (después OGPU y más tarde NKVD) era el organismo encargado de la represión. Muchos acudían a sus oficinas para delatar a otros, pensando, equivocadamente, que así se pondrían a salvo. Los juicios carecían de toda garantía. Se sabe con certeza que las condenas estaban escritas antes de la declaración de los acusados.

Algunos colectivos fueron especialmente castigados: los agricultores y los integrantes de varios grupos étnicos estaban entre ellos, pero incluso se habló de una 'conspiración de médicos' para justificar la detención y muerte de muchos. También los familiares de los soldados apresados por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial eran represaliados. En eso Stalin no hacía distinciones: cuando su propio hijo cayó prisionero, su nuera fue encarcelada.

Nadie estaba a salvo del Terror por alejada que su tarea estuviera de la política. Le pasó a los demógrafos que elaboraron el censo de población de 1937, que incluía ocho millones de personas menos de las previstas en Kazajastán y Rusia a cuenta de las ejecuciones y los niños no nacidos por las hambrunas: fueron fusilados por no saber sumar a gusto del líder.

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