De modernidades líquidas y miedo a los bárbaros
Con la muerte de Bauman y Todorov se ha perdido a dos pensadores universales que rompieron todos los muros para ayudarnos a pensar sobre nosotros y nuestro mundo
DANIEL REBOREDO
Lunes, 1 de mayo 2017, 22:14
Los ciudadanos de nuestra época sentimos la Filosofía como algo lejano, algo que concierne a los especialistas que la escriben y la disfrutan, y que se genera en lugares separados de la vida cotidiana. Y ello no deja de ser preocupante cuando es indiscutible el lugar preponderante que puede, y debe, ocupar en el proceso de transformar al mundo y de cambiar la vida. Claro que ni toda la Filosofía ni todos los filósofos están convencidos de que pueden cumplir un papel transformador porque, o no les disgusta excesivamente el mundo que tenemos; o no les interesa la realidad a que son sometidos innumerables ciudadanos del mundo; o viven acorde a los parámetros más comunes de nuestra sociedad de mercado; o, incluso, aplauden la resistencia a cualquier cambio que mejore la situación de los más indefensos. Muchos pensadores son presa del desánimo, del pesimismo y del inmovilismo. Los que aceptaron de buen grado el neoliberalismo y defendieron la evolución y el progreso humanos, ahora se deprimen sin poder ver claro el camino de la humanidad. Numerosos de estos intelectuales se desesperan y tratan de ocultar lo que el neoliberalismo fomentó y fomenta: colapsos económicos, corrupción, devastación de los ecosistemas, guerras crueles e inhumanas, hambrunas y egoísmo e indiferencia. También hay filósofos, promotores de la desorientación y del pesimismo, que siembran pánico y que configuran un ideario de nadería intelectual y descalificación planificada, como los que aparecen alineados con la renacida y perniciosa ultraderecha mundial.
Todo lo contrario de lo que representaron, y representan aunque hayan fallecido recientemente, Zygmunt Bauman (9 de enero) y Tzvetan Todorov (7 de febrero), coincidiendo con unos tiempos en los que el nacionalismo, la xenofobia y la ultraderecha crecen casi por todo el mundo. Ambos nos han ayudado a ver la naturaleza humana de manera diferente y ambos encarnan el paradigma de la necesidad imperiosa de pensadores de verdad en épocas de crisis mundial profunda como la presente. Bauman y la modernidad líquida, Todorov y el respeto a la identidad del otro. Bauman como uno de los principales críticos de los tiempos actuales y de una sociedad que impide al hombre construir una identidad sólida y responsable; Todorov y sus estudios de lingüística, semiótica y literatura. Bauman y la sociedad líquida o lo que es lo mismo efímera e inestable; Todorov y la reprobación de los regímenes totalitarios. Bauman y la globalización y el consumismo que deshumanizan al hombre; Todorov y la fraternidad humana. Bauman y el individualismo, el dinero y la búsqueda del poder; Todorov y la última trinchera contra la estupidez. Bauman y 'Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos'; Todorov y 'El miedo a los bárbaros. Más allá del choque de civilizaciones'.
Verbo moral
Con el fallecimiento del sociólogo y filósofo polaco Zygmunt Bauman desaparece uno de los intelectuales contemporáneos más importantes de las últimas décadas y uno de los más prolíficos y activos hasta los últimos momentos de su vida. Sus obras exploraron, como ya adelantábamos, la globalización, el consumismo, la fluidez de la identidad en el mundo moderno y el Holocausto, y en todas ellas se manifiesta la fusión entre la Filosofía y otras disciplinas.
Verbo moral de los pobres y desposeídos en un mundo vencido por la globalización, sus cincuenta y siete libros y más de cien ensayos ('Modernidad y Holocausto',1989; 'La posmodernidad y sus descontentos', 1997; 'La globalización: consecuencias humanas', 1998; 'En búsqueda de la política' 1999; 'La modernidad líquida', 2000; 'La sociedad individualizada', 2001; 'Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias', 2005; 'Amor líquido', 2005; 'Vida líquida', 2006; 'La sociedad contemporánea y sus temores', 2011; etc.) se centran en cómo los seres humanos pueden crear una vida digna a través de decisiones éticas, en la fragilidad de la conexión humana en estos tiempos y en la inseguridad que crea un mundo en constante cambio. Bauman dijo al mundo que era mentira eso de que el trabajo dignifique a nadie y que la ética del trabajo no es más que una batalla por imponer el control y la subordinación. Asimismo le espetó que la felicidad dejó de ser un proyecto común para convertirse en 'yoísmo' y que la modernidad ha dejado tras de sí un reflujo de residuos humanos. Nuestro mundo avanza a un ritmo vertiginoso pero sin rumbo, cambia compulsivamente, pero sin consistencia. No hay tiempo para que las cosas echen raíces y la democracia ha sufrido un golpe de Estado por mor del neoliberalismo, cuyo objetivo es privatizar la esfera pública y eliminar la utopía social.
La ausencia del historiador del otro, del pensador de la confusión contemporánea y del último parapeto contra la estupidez, Tzvetan Todorov, se produjo casi un mes después de la del polaco Bauman. El autor de 'El hombre desplazado' es uno de los últimos filósofos ilustrados, del que erigió una muralla ética contra los bárbaros y los cavernícolas desde el pensamiento político y artístico. Su pensamiento gira en torno a la pregunta de cómo vivir Y de ahí que el hombre que estudió la poética de los formalistas rusos, la filosofía del lenguaje, la conquista de América, los campos de concentración, ciertas formas de la pintura y el pensamiento ilustrado, solo tuviera la duda de cómo hacerlo aquí. Esta es la cuestión que lo imbuye todo, cómo alcanzar una felicidad que ni siquiera la democracia garantiza. Todorov nos transmitió que el único valor es la posibilidad humana de dar prioridad al otro sobre uno mismo; que el odio es una enfermedad del alma que salpica a todos; que la maldad de los otros también está en nosotros; que el neoliberalismo ha conseguido una vieja aspiración comunista, la unificación de todos los trabajadores del mundo aunque sea al servicio de las empresas; que el 'Estado liberticida' representa el colmo de la libertad sin control y que la libertad sin restricción de los mercados ha acabado con el resto de libertades, etc. Así se manifiesta en sus principales obras: 'Nosotros y los otros' (1985), 'El hombre desplazado' (1997), 'Memoria del mal, tentación del bien. Indagación sobre el siglo XX' (2002), 'El miedo a los bárbaros: más allá del choque de civilizaciones' (2008), 'El nuevo desorden mundial' (2008), 'La experiencia totalitaria' (2010), 'Los enemigos íntimos de la democracia' (2012) o 'Insumisos' (2016).
Bauman y Todorov fueron dos pensadores universales que rompieron todas las murallas (culturales, raciales o religiosas) para ayudarnos a pensar sobre nosotros y nuestro mundo en una etapa histórica en la que los modelos se desmoronan poco a poco y en la que los viejos ideales han ido desapareciendo.