Las mujeres protagonistas
JOSE MARÍA POZUELO YVANCOS
Lunes, 31 de octubre 2016, 22:50
Cualquier lector que sea seguidor de la narrativa de Pérez-Reverte habrá advertido el creciente lugar que vienen ocupando en sus novelas personajes femeninos que adquieren, por su importancia en el desarrollo de la trama, la condición de protagonistas. Una de las novelas, la titulada 'La Reina del Sur' (2002), apodo de Teresa Mendoza, ha dado título a la obra, y ciertamente es personaje central que no únicamente llena la novela desde el primer momento, sino que incluso ha ocurrido con ella el fenómeno que se ha dado en las grandes figuras de novelas como 'Don Quijote', 'Madame Bovary' o 'Anna Karenina', que todo el mundo cree que han existido realmente. Cuando ocurrieron los hechos que llevaron a la detención del narcotraficante conocido como 'Chapo' Guzmán, se supo no solo que se había enamorado de la actriz Kate del Castillo cuando representó la serie televisiva inspirada en 'La Reina del Sur' (cuyos videos tenía el Chapo en el momento de su detención), sino que incluso hubo varios entrevistados por la televisión mexicana que afirmaban haber conocido a Teresa Mendoza de jovencita en su pueblo.
Pero en otras muchas novelas hay personajes femeninos igualmente poderosos. Los más interesantes suelen coincidir con mujeres de mediana edad, muy independientes psicológicamente, que traducen una fuerte personalidad y entablan con el protagonista masculino alguna especie de dialéctica de proximidad-lejanía, de fragor y batalla, que va midiendo escenas de rivalidad en inteligencia y/o pasión. En algunas novelas culmina en una relación erótica intensa. Aunque Teresa Mendoza tiene una relación con el Güero Dávila y luego otra con Santiago Fisterra, esa dualidad a la que me refiero es menos importante en 'La Reina del Sur', que lo ha sido en otras novelas a las que me referiré brevemente.
La primera pareja de grandes protagonistas masculino y femenino que luchan en una rivalidad de proximidad/lejanía es la que se da entre Jaime Astarloa y Adela de Otero, ambos igualmente importantes en el desarrollo de la trama de la primera novela, en la que la situación que estoy analizando se ofrece con detalle. Me refiero a 'El maestro de esgrima' (1988) donde aparece una Adela de Otero que toma lecciones de esgrima de Jaime Astarloa pero que persigue una reducción mayor que la que se da en los movimientos de lucha deportiva entre ambos. Adela de Otero usa la esgrima como campo de batalla para arrancar lo que quiere de Astarloa, y en los movimientos de la novela hay un sutil acompasamiento de la lucha de esgrima y la batalla erótica.
En la novela 'El asedio' (2010) se anuncia una trama de atracción poderosa (igualmente sutil en los procesos de proximidad y lejanía) entre Lolita Palma, la rica armadora gaditana y su contratado, el capitán Pepe Lobo. Como la novela tiene su eje en la dualidad del episodio histórico del asedio francés a Cádiz y una trama de misteriosos asesinatos, tal relación erótica que podría haber dado mucho de sí, la deja Pérez-Reverte en ciernes, sin desarrollar. Se resarce de esa contención cuando en la siguiente novela, titulada 'El tango de la guardia vieja' (2012), desarrolla una relación intensa de amor entre Mercedes Inzunza y Max Costa, en tres épocas y escenarios (Buenos Aires, Niza y Sorrento), con escenas de seducción y alto contenido erótico (como el que se da en la cama de la habitación con espejo en una pensión de Antibes). En la última novela, 'Falcó' (2016), el nombre de la mujer es Eva Rengel, quien vive con Lorenzo Falcó una relación intensa, que contiene una soberbia escena en la cama coincidiendo con el bombardeo del Arsenal de Cartagena.
Hay en estas protagonistas un lado desconocido de su propia sexualidad y una soberbia dialéctica con el hombre, en el que no se sabe quién domina ni quién es dominado y que llevó a Petrarca a ese feliz verso: E duro campo di bataglia il letto (soneto CXC)