Sarr conquista la República de las Letras
'La más recóndita memoria de los hombres'. Ganadora del Goncourt, esta historia es la búsqueda desesperada de un escritor que alguien llamó «el Rimbaud negro», autor de una sola novela, 'El laberinto de lo inhumano'. El trayecto hasta encontrarlo es apasionante, con momentos de alta literatura y excesos de alma juvenil
Hay un gesto estimulante en el arte de confundir la vida con la literatura. El lector acepta tácitamente que durante el tiempo que dure la ... novela, no existirán las casualidades, las épocas se confundirán y serán llamadas ante nuestros ojos como se cambia de párrafo, con un salto de página. La ficción funcionará entonces como una posibilidad más dentro de la multitud de senderos andados. Se confunden las biografías de los hombres y mujeres reales con la de los personajes. La ficción está tan dentro de la experiencia vital que cuesta trabajo disociarlas. El resultado es 'La más recóndita memoria de los hombres', una obra que aspira a la totalidad y que por el camino va dejando destellos de un potencial literario reservado a muy pocos escritores.
Publicidad
Mohamed Mbougar Sarr pertenece a una de esas estirpes literarias convocadas a sentar las bases de las nuevas generaciones. Escribe sin complejos, con pasión y hasta con rabia. Ha conseguido hilvanar una arquitectura compleja en una historia apasionante, que va saltando por varios continentes y persigue la innovación constante. En un estilo vanguardista, el narrador va adoptando diferentes formas, todas ellas afectadas por la memoria. Son voces rotas por la distancia, reunidas frente a una tertulia nocturna para curarse las penas de sentirse lejos de cualquier identidad.
La novela, publicada por Anagrama, da a conocer por primera vez al publico de habla hispana a un narrador joven que aporta una visión colonial de nuestro mundo. Sarr, nacido en Senegal, representa hoy en día una de las voces más prometedoras de la lengua francesa. Esa doble condición, esa patria dividida entre el «aquí» y «allí» hace de La más recóndita memoria de los hombres' una novela de encuentros y despedidas. Un grupo de africanos afincados en París sigue la pista de Elimane, un escritor maldito desaparecido en la antesala de la II Guerra Mundial. Sus páginas son una búsqueda incesante, una obsesión. Un laberinto de identidades que se van entrelazando, con un estilo maduro en ocasiones, exigente, que no teme verse reconocido en otro autores. De la novela se desprende cierto realismo mágico, al estilo latinoamericano, pero con venas africanas. El lector transita la verdad y la ficción, y entre ambas pautas nace una literatura sedienta que devora vidas narrables y las expone sin pudor.
Toma de Bolaño la visión sacralizada de la literatura. Y no frena en su intento de exaltarla
Homenaje a Roberto Bolaño
No resultaría exagerado afirmar que Sarr le ha dado a las letras francesas Los detectives salvajes que tanto anhelaba. El homenaje que hace el escritor franco-senegalés a la gran novela de Bolaño no se detiene solamente en la cita inicial, con la cual enarbola toda su escritura. 'La más recóndita memoria de los hombres'respira toda ella el universo bolañesco. Si en la obra del escritor chileno unos inmigrantes de diferentes puntos de Hispanoamérica recorrían las calles de Ciudad de México en busca de las formas sagradas de la literatura, en la historia de Sarr serán personajes de toda África los que cabalguen la París nocturna, a fuerza de veladas literarias para ahogar en alcohol la melancolía de sus patrias perdidas. Ambas novelas se convierten en una sucesión de búsquedas y persecuciones. Alcanza el ritmo de novela policial, cuyo crimen no hay que buscarlo en el asesinato, sino en la desaparición de un escritor maldito. Para Bolaño era Rosario Tinajero, la poetisa española oculta en el desierto de Sonora. En el caso de Sarr, la narración se vuelve más misteriosa. Elimane es un fantasma que transita por las páginas y por el recuerdo de unos personajes frágiles, temerosos. Su presencia-ausencia invade todas las esperanzas del lector por encontrarlo. Una búsqueda desesperada por la historia del siglo XX.
Publicidad
Sarr toma de Bolaño la visión sacralizada de la literatura. Y no frena en su intento de exaltarla. Todo a su paso es literalizable: artículos periodísticos, biografías, hechos históricos, sentimientos y hasta una gota de sudor deslizándose de un cuerpo exhausto de amor. Desgaja la novela cierta escritura exhibicionista. No le importa caer en la referencia constante a 'Los detectives salvajes', en calcar casi hasta el extremo los procedimientos de escritura del novelista chileno, las historias sumergidas en las guerras mundiales, las desapariciones misteriosas, las descripciones de los suicidas y los escritores consagrados (Ernesto Sabato, Borges o Gombrowicz) que hablan entre ellos como si volviesen a la vida, sin la aureola del tiempo. Sarr camina hacia una gran homenaje y pretende sentarse en el mismo trono que Bolaño. Tiene la juventud por delante y la seguridad de una prosa poderosa para descubrir que es capaz de construir su propio reino literario, sin necesidad de convertirse en el «Bolaño negro». La concesión del premio Goncourt ya le ha mostrado el camino.
Un viaje a la semilla
El aspecto más original de la obra reside precisamente en el pulso narrativo que Sarr evoca. 'La más recóndita memoria de los hombres' es un juego constante entre Francia y Senegal. Su escritura se mueve entre los anhelos de ser aceptado por dos países con dos culturas diferentes. Ambos son la base de su educación, de su fortuna como escritor. En la novela, los personajes no pueden huir de sus raíces. Muchos de ellos deciden volver y dejar para siempre Francia. Otros, en cambio, adoptan Europa como refugio y viven desterrados el resto de sus vidas. Es una realidad latente la que se desprende por la novela, la de millones de jóvenes africanos que no se sienten identificados con una Europa individualista, pero capaz de proporcionarles lo mejor de su civilización. La vuelta a casa tampoco es el Edén. Allí son tachados de «europeos», de «blanquearse» por dinero y adoptar la actitud cultural de los blancos, olvidándose de unos orígenes que decepcionan y llaman al regreso con la misma intensidad.
Publicidad
Sarr propone un viaje a la semilla, una vuelta a sus orígenes. El éxito de la novela reside también en conjugar los dos aspecto del inmigrante, los dos pesos que se mueven en el interior del narrador hasta hacerlo zozobrar. La vuelta a Senegal supone un camino de regreso plagado de fracasos. Diégane Latyr Faye, el narrador más activo de la novela, es una promesa de la escritura francesa pero en Senegal la vida transcurre bajo otros parámetros. Hay revoluciones permanentes, derrotas cotidianas que asaltan su conciencia y no lo sueltan. El viaje hacia Senegal se impregna de magia, de remordimientos y de historia, una cronología que no va a la misma velocidad que en Francia. El punto de unión es la literatura. Una visión que renuncia al victimismo del inmigrante, dándole a la novela una fuerza moral inaudita para un escritor de treinta años. 'La más recóndita memoria de los hombres' es la búsqueda desesperada de un escritor que alguien llamó «el Rimbaud negro», autor de una sola novela, 'El laberinto de lo inhumano'. El trayecto hasta encontrarlo es apasionante, con momentos de alta literatura y excesos de alma juvenil. Pero todo en la novela convoca el amor por los libros. ¿Encontrará el lector a Elimane entre sus páginas?
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión