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La memoria es un campo de minas

Repaso a una década prodigiosa en donde asoma la figura del propio autor

Lunes, 20 de enero 2020, 21:56

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Cuando un libro está bien escrito, está bien editado y habla de lo que a uno le gusta se convierte en el mayor objeto de ... deseo; ese deseo que produce la hambruna de querer comérselo de un solo bocado, de leérselo de una sola sentada, como ha sido el caso de quien firma esta reseña. No voy a descubrir ahora que Oché Cortés escribe como los ángeles, con una extraordinaria finura. Baste recordar alguno de los títulos que un servidor se ha echado al coleto, como sus entrañables 'Aventuras de Quique Piripi y su abuelo'. Lo que sucede es que Cortés, que es un conocido hombre de la radio -su voz aún nos sigue impresionando a quienes, pecando de antiguallas, opinamos que, al menos en ciertos medios, lo es casi todo-, que ha tenido contactos más que serios con el mundo de la canción, parece sentir un poco de sonrojo a la hora de escribir y publicar, como si le fueran a recriminar su atrevimiento.

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