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Y si mi mano se hunde en el féretro

Una salida a esta asfixiante tierra de nadie

INÉS BELMONTE

Lunes, 11 de enero 2021, 21:38

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Se abre 'Incluso los muertos' (XVI Premio Dionisia García) con un deseo: detener la vida. Detenerla, porque la vida es muerte, porque «cuanto se ama ... no debe vivir para no morir». Cambiar el latido por el mármol (pues esta primera parte se titula 'Las estatuas no mueren'). A continuación, en el segundo capítulo, el fallecimiento de un ser querido, que opera como un acto mágico: su desaparición precipita la continuidad de la muerte sobre el mundo de los vivos. Esta continuidad, esta senda mortuoria que brilla sobre las cosas de la vida, será cantada por el yo lírico a lo largo de la obra.

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