Las locas vuelven a Hoppers
Maggie y Hopey visitan el barrio en que crecieron y miden distancias con las pasiones y rebeldías de su juventud
JUAN MANUEL DÍAZ DE GUEREÑU
Lunes, 3 de febrero 2020, 22:35
Jaime Hernández (Oxnard, 1959) lleva cuarenta años dibujando historietas. En 1981 publicó con sus hermanos mayores, Mario y Gilbert (Beto), el primer número de la ... revista 'Love & Rockets'. Desde entonces, sin periodicidad fija, con algunos hiatos y varios cambios de formato, la publicación ha acogido las historietas de Beto y Jaime, a quienes los asiduos del cómic independiente estadounidense, del que la revista es abanderada, conocen simplemente como Los Bros.
'¿Es así como me ves?', que edita La Cúpula, reúne las últimas historietas de Jaime Hernández, que, como de costumbre, se integran en 'Locas', título que da razón de casi toda su obra.
'Locas' cuenta historias de un grupo de jóvenes que crecen en los ochenta en el barrio de Huerta, llamado familiarmente Hoppers, un arrabal ficticio de Los Ángeles en el que residen muchos hispanos. Protagonista principal es Maggie, Margarita Chascarrillo, a la que rodea un nutrido paisaje humano y en cuyo grupo de amigas destaca Hopey, Esperanza Glass, con quien le une una intensa relación afectiva. Maggie y Hopey forman una pareja inestable, en permanente conflicto sentimental, cuyos enfados frecuentes y reconciliaciones súbitas obedecen a personalidades forjadas al calor rebelde del punk.
Las protagonistas son mujeres porque al autor le interesan las historias que tratan de emociones
En '¿Es así como me ves?' ambas rondan ya los cincuenta y sus vidas parecen más o menos asentadas en la ciudad. Hopey, quien fuera punki irreductible, forma pareja con Sadaf, maestra como ella, y es madre de un niño de cinco años. Maggie convive con Ray Domínguez, enamorado de ella desde la adolescencia. Las dos amigas acuerdan regresar juntas a Hoppers por un par de días, para asistir a una actuación de las bandas que animaron la escena punk local hace más de treinta años. Hopey fue bajista de una de ellas, La Llorona.
En el barrio se encuentran con algunas de las amistades de entonces, las chicas Daffy, Izzy o Terry; y los Doyle o Joey Glass, y con ellos encuentran de nuevo los viejos amores y rencores, los conflictos no resueltos y las emociones reavivadas acaso por la nostalgia.
Hernández dibuja la huella del paso del tiempo en el físico de los personajes y en su comportamiento
Lo mismo que su hermano Beto en la otra mitad de 'Love & Rockets', Jaime Hernández prefiere las protagonistas femeninas. Lo justifica porque las mujeres, dice, «expresan una gama de emociones más amplia» que los varones, tan reservados. Y a él las historias que le interesan son las que tratan de emociones, no las que cuentan acciones heroicas o proezas espectaculares.
Peripecia vital
El reencuentro en el barrio de Maggie, Hopey y los demás es ocasión para que se expresen dichas emociones y permite a Jaime Hernández agregar nuevas piezas al complejo puzle de las historias de 'Locas'. La publicación previa por entregas en la revista propicia una narración fragmentada, discontinua y desentendida de la cronología, en la que cada pieza sorprende a los personajes en momentos dispersos de su existencia, que desvelan o complican el universo sentimental que los define, al mismo tiempo que añade nuevos acontecimientos a su peripecia vital.
La actitud del autor se asemeja a la de Faulkner, quien aseguraba que al acabar una de sus novelas los habitantes de su ficticio condado de Yoknapatawpha seguían viviendo sus vidas, seguían cometiendo tonterías de las que él se enteraría y que podría narrar más adelante en una nueva obra. También en la ficción de Hernández sus locas prosiguen sus vidas tras cada historieta, de modo que la siguiente nos las descubrirá en nuevas encrucijadas.
'¿Es así como me ves?' se centra en el regreso a Hoppers de Maggie y Hopey, pero el relato de ese episodio se intercala con algunas escenas de la adolescencia de ambas, allá por 1979, y con unos breves interludios que protagoniza Ray, pareja de Maggie, durante los dos días en que ella vuelve al barrio.
Tal como indica el título de la obra, su núcleo dramático radica en la mirada de los otros, en cómo ven a Maggie quienes la han acompañado un trecho de su camino vital, en el pasado o en el presente, o en cómo los ve ella. Como siempre, su relación con Hopey es complicada, difícil, y los dos días que pasan juntas en Hoppers -juntas a ratos- se desarrollan como un torbellino de complicidades y desencuentros. Tras esperar ansiosa la ocasión, Maggie se encuentra deseando que esta acabe y se dice que quizá Hopey tenía razón: «No se puede volver».
El paso del tiempo es uno de los elementos centrales en las historias de Jaime Hernández, que dibuja su huella en el físico de los personajes -las locas engordan, necesitan gafas, echan arrugas y patas de gallo- y en su comportamiento. Casi nada es lo que era, aunque eso no obste para que en esencia sigan siendo ellos mismos.
Sencillez formal
El autor domina la gramática narrativa de modo tal que se permite prescindir radicalmente de aspavientos formales. Sus páginas se atienen a una distribución regular en ocho viñetas de igual tamaño, en cuatro tiras, que solo modifica cuando el relato acude al pasado o a los interludios que protagoniza Ray, narrados en discretas variaciones de tres tiras.
Tal sencillez, propia de un clásico, encuadra a la perfección un relato funcional, que parece elegir cada vez el plano evidente y eficaz y que puede, por ello, suprimir toda intervención narrativa. Maggie, Hopey y los demás viven y sienten ante los ojos del lector, lo que hace de ellas seres entrañables, que suscitan por momentos simpatía o enojo.
El dibujo de Jaime Hernández exhibe como siempre una elegancia sobria. El empleo bien medido de las manchas negras equilibra las viñetas en cada página y contribuye a que su línea, escueta y nítida, resuelva con claridad lo mismo la expresión de las emociones recatadas de cada individuo que las escenas que incluyen numerosas figuras, como las del festival punk de Hoppers. El dibujante compone una vez más historias tan placenteras como inagotables, siempre vivas. '¿Es así como me ves?' añade al rico universo narrativo de 'Locas', en apenas un centenar de páginas, nuevos episodios significativos y nuevas honduras.
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