1. 'Yo que nunca supe de los hombres', de Jacqueline Harpman. 2. 'Sacrificios humanos', de María Fernanda Ampuero. 3. 'Todas direcciones', de Inma Pelegrín. 4. 'La Deseada', de Maryse Condé. 5. 'El grupo', de Mary McCarthy. 6. 'Tierra fresca de su tumba', de Giovanna Rivero. 7. 'Perravieja', de Leonor Antón. 8. 'La chica de las redes sociales', de Laura Pérez Martín.

Comprometidas con la literatura

Ocho escritoras que nos invitan a cruzar «la frontera negra de la noche», a quitarnos «la máscara del tedio y la apatía» y a tratar de encontrarle sentido a este «planeta sin memoria»

Sábado, 6 de marzo 2021

Los estantes de las librerías están llenos de novedades. 'Ababol' selecciona ocho obras (novelas, relatos y poemarios) escritas por mujeres en cuyos universos hay tanta ... vocación de verdad como sufrida imaginación.

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María Fernanda Ampuero. 'Sacrificios humanos' (Páginas de Espuma)

«Todos podemos ser el demonio de otro»

«En ese momento escuchamos un grito que sonó como si la tierra se abriera, como la sirena de una ambulancia, como una explosión, como un trueno sobre nuestras cabezas. No sé si lo imaginé, pero la casa entera se remeció, las lámparas se bambolearon y los vidrios de las ventanas crujieron. Fue un grito como si todas las bestias aullaran a la vez, como el mar furioso. Un grito como un eclipse total». Esto sucede en 'Sanguijuelas', uno de los doce relatos que forman 'Sacrificios humanos', espeluznante volumen que presenta como novedad esta semana la editorial Páginas de Espuma. Antes de ese momento, María Fernanda Ampuero (Guayaquil, Ecuador, 1976) escribe las dos palabras que descomponen el ambiente: «Lo mataste». El nuevo 'boom' de la literatura latinoamericana tiene firma de mujer y la editorial comandada por Juan Casamayor nos descubre a una de sus voces más telúricas. A María Fernanda Ampuero le ha dolido más este libro que 'Pelea de gallos' porque nos conduce a ese lugar («el mundo entero estaba, está, en un lugar oscurísimo») habitado por «esa gente imprescindible», «desechable», «que no importa», «que puede desaparecer», «que nadie busca»... y donde la fuerza maligna emerge «por violencia social, racial, patriarcal, económica, de norte y sur...». Cuentos –en principio barajó la idea de un libro satánico– «comprometidos con las víctimas, sí, pero primero con la literatura». Un libro que empantana al lector, que lo pone al borde de cunitas, que le hace cruzar «la frontera negra de la noche» y revivir «dolores, injusticias y violencias tremendamente humanas». Escucharás, con alta transparencia, el corazón del horror. «Marisol quiso correr detrás de su mamá, pero la abuela la atrapó con sus brazos de enterrador». Carcajadas salvajes que nos ayudan a identificar todas las violencias de nuestras vidas. «Todos podemos ser en un momento dado el demonio de otro. Eso es lo aterrador».

Giovanna Rivero. 'Tierra fresca de su tumba' (Candaya)

«Cargando con cementerios completos en sus corazones»

La escritora Giovanna Rivero (Montero, Bolivia, 1972) llega a las librerías españolas gracias al apoyo entusiasta de los editores de Candaya, Olga Martínez y Paco Robles, abducidos por la intensidad de esta exponente del nuevo realismo gótico latinoamericano. Seis historias ('La mansedumbre', 'Pez, tortuga, buitre', 'Cuando llueve parece humano', 'Socorro', 'Piel de asno', 'Hermano ciervo') cuyos personajes, casi siempre mujeres, llenos de pobreza, luchan por pescar alguna luz en las oscuridades de este mundo. Un libro escrito «casi en trance» que es una exploración de la fragilidad humana, un delicado hallazgo ante el que, como solemos hacer con lo desconocido, conviene recelar. Porque la belleza puede doler como nada en el mundo.

«Fue una pena que tía Anita ordenara cremar los cuerpos de nuestros padres, por mucho que dijera que de esa manera podrían viajar con nosotros adonde fuéramos y no cargar con ese dolor de los inmigrantes que imaginan el deterioro de las tumbas donde duermen sus familiares. Cargan cementerios completos en sus corazones, decía tía Anita, en cambio nosotros podemos llevar a Sophie y a Carlos en nuestros equipajes y cauterizar de una vez por todas las raíces de la patria».

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El canibalismo, la legitimidad de la venganza de un pueblo, el incesto como intento de supervivencia, la hechicería indígena frente a la sabiduría japonesa, el cuerpo como un cadáver al que nos vamos acostumbrando... De Bolivia a Canadá hay un mundo tan mítico como sobrenatural.

Maryse Condé. 'La Deseada' (Impedimenta)

«Rompía a llorar, hechizado, cada vez que la escuchaba»

«Excepto la felicidad, nada es esencial», dice una canción de la Martinique, uno de los departamentos franceses de Ultramar, la isla de cuna de la conmovedora Maryse Condé ('Corazón que ríe, corazón que llora'), premio Nobel Alternativo de Literatura 2018, y promovida como Doctora Honoris Causa de la Universidad de Murcia por los profesores Antonia Pagán e Isaac David Cremades. Enrique Redel, director editorial de Impedimenta, nos regala, con traducción de Martha Asunción Alonso, 'La Deseada'. Tres retratos de mujeres de generaciones diferentes, maternidades no deseadas, hombres de dudosa moral, verdades esquivas, traiciones afectivas... Dice Redel que «'La Deseada' responde a un grito particular: solo desde la invención de un lenguaje propio se empieza a vivir». Historias que se debaten entre la ilusión ante el mañana –¿hay quien no despierta convencido de que le espera «un futuro radiante»?– y ojos apagados que dejan entrever la miseria y el fracaso. Lo verdaderamente importante en esta vida, incide Condé, referente feminista mundial y apologeta de la igualdad y los derechos civiles. «Entonces, Reynalda, que en casa jamás le tarareaba una nana a su hijo, era la primera de todos los fieles en ponerse de pie y en entonar los himnos. Poseía un don divino: una voz de mezzosoprano magnífica, de una potencia y de unos registros sorprendentes, sobre todo teniendo en cuenta la estrechez de su pecho. Era otra persona cuando cantaba. La máscara de tedio y de apatía que cubría su rostro se resquebrajaba. Surgían los rasgos de una mujer más bien hermosa. A pesar del rencor que albergaba en su interior, duro como una costra, Garvey rompía a llorar, hechizado, cada vez que la escuchaba. Le parecía que el cielo se abría y que los ángeles descendían en procesión».

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Jacqueline Harpman. 'Yo que nunca supe de los hombres' (Alianza Lit)

«Mi historia era tan importante como la del príncipe Hamlet»

La psicoanalista y novelista belga Jacqueline Harpman (1929-2012) escribía para divertirse, para darse placer. «Disfruto del idioma y de las palabras. Eso es lo mío. Adoro el idioma francés y quisiera poder servirle. Me gustaría ser más modesta, pero el centro de mis preocupaciones es ese: la escritura de la lengua». De ese empeño es esta historia en la que «Harpman dice aquí todo lo que hay que decir sobre la dignidad y la dificultad de permanecer humano frente al sufrimiento» (Le Quotidien). Fue publicada originalmente en 1995; Alianza la recupera ahora, con traducción de Alicia Martorell, por su mensaje universal: la gratuidad de la violencia y lo poco que queda en víctimas y verdugos cuando se atenta contra la propia humanidad. En ella conoceremos el destino de cuarenta mujeres encerradas durante años en una jaula bajo tierra, custodiadas por unos hombres uniformados. El único lenguaje entre ellos y las presas es un látigo. Conseguirán salir al exterior, y tratarán de buscarle sentido a este «planeta sin memoria». «Después de todo, si era un ser humano, mi historia era tan importante como la del rey Lear o la del príncipe Hamlet, que ese William Shakespeare había descrito con tanto detalle. La decisión se tomó en mi interior casi sin darme cuenta: haría como él».

Inmaculada Pelegrín. 'Todas direcciones' (Hiperión)

«Que sean siempre más las cosas que no dices»

La lorquina Inma Pelegrín, ganadora del XXIV Premio Internacional de Poesía Antonio Machado de Baeza por el poemario 'Todas direcciones', es una incansable bordadora de versos, que se ofrecen como el más apaciguador consuelo en estos tiempos tan distantes. En 2020 ganó la primera edición del Premio Pulchrum de Poesía, que le devolvió la confianza en su escritura, ya reconocida por obras como 'Óxido' y 'Cuestión de horas'. Gracias a 'Todas direcciones' comprenderá uno que «encontrarse no es más que el resultado de innumerables pérdidas». «Las cuentas están claras:/ si nos vamos haciendo y deshaciendo/ en la misma medida,/ el tiempo que nos queda por vivir/ esta mañana es mucho/ menor que lo vivido/ y sin embargo existen otras cifras/ con las que apuntalarse en el ahora:/ Que sean siempre más las cosas que no dices,/ que el silencio le gane el pulso al ruido,/ que no pronuncie nadie/ la última palabra». La vida, siempre. Aquí más.

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Laura Pérez Martín. 'La chica de las redes sociales' (Espasa)

«No atinó bien en el golpe. Le quería dar en la mejilla»

«Asier la abofeteó con fuerza, con su mano izquierda completamente abierta. Se oyó una vibración acústica, como cuando se rompe una sandía por la mitad. No atinó bien el golpe. Le quería dar en la mejilla, pero sacudió su mandíbula y parte de la oreja. Le dolió, le empezó a arder y notó cómo se le tensaba la zona. Era un efecto extraño. Un dolor agudo. Una sensación de sumisión, pero a su vez un ejercicio de control de la rabia de quien se creía dominador. En resumidas cuentas, de poder. María le sostuvo la mirada. Lo retó con una expresión lasciva y rebelde. Apretó los muslos con fuerza para que él sintiera con más intensidad cómo resbalaba dentro de ella. Le cogió la cabeza con las dos manos y empezó a acariciarla sin delicadeza, mirándolo, colorado, perdido, duro. La máxima expresión del deseo, el vigor de su éxtasis». Así arranca 'La chica de las redes sociales', la primera novela de Laura Pérez Martín (San Sebastián, 1977), escritora con vínculos familiares en la Región de Murcia, y cuya voz recordarán por sus intervenciones en 'La Torre de Papel' de Onda Regional de Murcia. Una abogada con experiencia en analítica web y finanzas que construye en esta novela sobre la amistad y el empoderamiento de tres mujeres aguerridas una trama de lo más trepidante en Miami en la que no faltan travesías en yates de lujo, escuchas ilegales, amenazas de divulgación de imágenes de alto voltaje, recalificación de terrenos, alijos de cocaína, secuestros...

Mary McCarthy. 'El grupo' (Impedimenta)

«Tenía el convencimiento de que los demás eran unos hipócritas»

Es, según la editorial Impedimenta, «uno de los libros más influyentes de la narrativa norteamericana moderna, pleno de gracia y provocación, de elegancia y de aplomo». 'El grupo', de Mary McCarthy (1912-1989), con traducción de Pilar Vázquez, nos coloca en el periodo de entreguerras. Primeros de los años 30 en Nueva York. Nueve universitarias recién licenciadas en el Vassar College. Mujeres independientes, inquietas y libres que no se dejan impresionar facilonamente por los hombres. Todo comienza con una boda y acaba con un funeral. Entre medias, nueve vidas. El mundo que desean, y por el que están decididas a luchar, no es tan fácil de alcanzar. «Elinor siempre había tenido el firme convencimiento de que los otros eran unos hipócritas, pues no podía creer que no advirtieran lo que ella advertía. Y suponía que las chicas que tenía a su lado debían de estar viendo lo que ella veía; debían de estar sufriendo una profunda vergüenza por Kay y por Harald».

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Leonor Antón. 'Perravieja' (Olé Libros)

«Dale tan solo unos segundos de vida a nuestro planeta»

No hay que perder de vista a la escritora cartagenera Leonor Antón ('Manifiesto antes de morir'). La editorial valenciana Olé Libros presenta 'Perravieja', relatos breves y poemas ambientados en los bosques verdes de Asturias en los que la autora se pregunta si es posible amar en plena pandemia. «Nada ni nadie en esta tierra inusitada volverá a ser el mismo./ Dale tan solo unos segundos de vida a nuestro planeta con el ser humano/ escondido en madrigueras para que la naturaleza recupere lo que es suyo por/ legitimidad y descubriremos, en dicha recesión cómo la flora y la fauna se/ apoderan de las calles de los hombres en pocos y frágiles segundos./ Comprended con tal solemnidad nuestro impacto como especie./ Comprended de una vez que no éramos equilibrio sino supremacía injusta./ Vieja tierra mancillada como un cuerpo sometido a un terrible virus. Curioso el/ símil de pandemia con el del ser humano como autoritarismo. Sentaos pues conmigo sobre la greda húmeda y pensemos seriamente si habitar o no las lunas y sojuzgar a otros astros».

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