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JOSÉ BELMONTE
Lunes, 25 de marzo 2019, 22:16
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Pocos, muy pocos escritores como José Cantabella han experimentado, en tan corto espacio de tiempo, una evolución tan significativa, tan esperanzadora con su obra poética. Sin despreciar su otra faceta, no menos valiosa, de narrador, de autor de breves historias, entre las que destaca 'Llegarás a Recuerdo', de 2007, que, aunque alejado de su estética, nos hace pensar en uno de los títulos más señeros de la narrativa española del siglo XX: 'Volverás a Región', del añorado Juan Benet.
Las incursiones de Cantabella en el mundo de la poesía datan de 2009, cuando saca a la luz 'Afán de certidumbre', que viene a significar una apuesta por el lenguaje sencillo y llano, por la palabra encendida, que diría el inolvidable César Manrique. Después, fueron llegando 'Los sueños cotidianos' (2011), 'Poemas de amor' (2014) y 'Revolución' (2014), con magistrales ilustraciones de la artista plástica Carmen Cantabella, que supuso un cierto giro en su poética, quizá propiciado por las circunstancia sociales y políticas del momento, y, sobre todo, por el compromiso del autor, hombre sensible al que nada de lo que le sucede en el mundo le es ajeno, o dicho mucho más claramente: 'Homo sum, humani nihil a me alienum puto', que sentenció Terencio hace casi dos mil años.
Su 'Cuaderno de Ibiza' es, sin ningún género de duda, su mejor obra literaria, incluidos sus libros de relatos. Y, sobre todo, la primera parte, que responde al título. En la segunda, que no le va a la zaga a todo lo que le antecede, hay poemas ciertamente valiosos, como el dedicado a la memoria de Ramón Gaya, y que Cantabella, en esa línea de sutilidad y limpidez a la que nos tiene acostumbrados el pintor murciano en sus bellísimas composiciones plásticas -y también, cómo no, en sus textos escritos, y muy especialmente en sus 'Diarios'-, aboga por una fórmula que permita dejar volar el poema con la libertad de una gaviota, «y descienda poco a poco/ sobre el pecho/ de un futuro lector». Dentro de esa segunda parte, tampoco pasa inadvertido su texto en prosa titulado 'A modo de Larsen', donde Cantabella recurre al conocido personaje de Onetti, una especie de antihéroe que tanto ha influido en el nacimiento del moderno héroe cansado revertiano.
Pero lo mejor, lo más espléndido y genuino se concentra en la primera parte de este pequeño libro tan intenso y sugerente. 'Cuaderno de Ibiza' echa a andar con una cita de García Lorca muy en consonancia con lo que vendrá a continuación. Y lo que viene no es otra cosa que un verdadero festival poético, un buen ramillete de textos que no necesitan del verso, y acaso tampoco de la metáfora, para llegar a cobrar su verdadera carta de naturaleza, la belleza que atesora en su interior. Como Salinas en 'La voz a ti debida', uno de los referentes del libro, Cantabellla juega con los pronombres, vive en los pronombres. Recurre al paisaje, que él mismo reconstruye con la mirada, y se fija en esos ojos de amor y de misterio con el deseo de verse reflejado en ellos, de conocerse a sí mismo.
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