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Una ciudad de palabras y voces

PASCUAL GARCÍA

Lunes, 9 de abril 2018, 22:00

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Entre la reflexión, el homenaje literario y la experimentación narrativa discurre este libro singular de uno de los mejores escritores actuales en lengua española. Construido a base de pequeños fragmentos encabezados por un lema publicitario o un idea repetida por los medios de comunicación, el narrador de esta historia construye un mosaico preñado de intertextualidades, referencias de toda índole mientras camina por diversas ciudades (Madrid, París o Nueva York) acompañado de escritores, pintores y artistas de todo tipo como el Bosco, Pessoa o Neil Young, sin olvidar a Baudelaire o Max Aub, mientras conjuga a la perfección el retomo de sus pasos ficticios y el pensamiento que va derivándose de ese deambular creativo, en el que no existe una fábula concreta, salvo la del mundo entero, sus penalidades y el tenaz bombardeo de la publicidad a todas horas que va pautando un discurso lúcido, crítico y casi liberador: «Voy viajando a través de una ciudad de palabras y voces», aunque en ningún momento decae el desasosiego misterioso de ese itinerario que salta de un tiempo a otro y vuela de un país o de una ciudad a otra muy diferente, que se deja acompañar por Poe o por Gómez de la Serna hasta definir un género híbrido, tan diferente de alguno de esos relatos convencionales y soporíferos que triunfan inexplicablemente en los últimos meses: «Soy una grabadora en marcha, oculta en el teléfono futurista de un espía de los años sesenta, en el iPhone que llevo en el bolsillo. Soy la cámara que quería ser Christopher Isherwood en Berlín. Soy una mirada que no quiere distraerse ni para un parpadeo».

Este libro también representa una suerte de diálogo con la ciudad y con el mundo que actúan como personajes y con el que el narrador establece un ritual de comunión, de iniciación donde no falta la técnica del collage narrativo, la simultaneidad y el carácter híbrido del propio cosmos, lugares y tiempos diferentes, viajes hacia la literatura universal, mezcla de discursos y referencias artísticas, discursos donde caben las ciencias y las humanidades, la tecnología y el pensamiento hasta lograr un rompecabezas cuyo sentido concuerda con el propio caos del paneta, con la disparidad de puntos de vista y el bombardeo constante de la publicidad y de la información, pero la pluma de Antonio Muñoz Molina trasciende todo esto hasta convertirlo en un extenso poema en prosa, en una acertada aproximación a la modernidad en permanente dialéctica con la clasicidad y el pasado y todo ello con la amenidad, con la profundidad y el buen hacer literario que caracterizan al autor jienense, testigo de excepción de un tiempo convulso y personaje privilegiado, por sus dotes literarias y su perspicacia crítica, de la vorágine en la que nos hallamos todos sumidos.

Un libro así es un hallazgo y una apuesta arriesgada por parte de su autor en un tiempo en que los experimentos y el coraje literario ya no parecen estar de moda: Así que celebremos y recibamos como se merece esta última entrega narrativa de Antonio Muñoz Molina y disfrutemos de su poesía ambulante y heterodoxa.

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