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J. E. AYALA-DIP
Lunes, 3 de diciembre 2018, 22:39
Durante mucho tiempo se hizo la vista gorda respecto al estalinismo y sus trágicas consecuencias. Hoy sabemos que la memoria del Holocausto puede llegar a deslegitimarse si a su lado no se recuerda a las víctimas, a las también millones de víctimas de Stalin. El que esto escribe también cometió durante un tiempo este pecado histórico, tan entregado estaba (y está) a no olvidar el exterminio de seis millones de judíos, además de otras etnias. Por razones generalmente ideológicas, toda una generación hemos mirado para otro lado cuando se mencionaba el Gulag. Los millones de campesinos que murieron de hambre por los trasladados forzosos que el aparato comunista soviético llevó a la práctica durante más de dos décadas, se nos antojaba producto de la propaganda anticomunista. Hasta que un día se nos abrieron los ojos. Un día se trató de una novela como 'El maestro y Margarita', de Mijaíl Bulgákov, otro día la vida y obra de Anna Ajmátova, y así fue como a nuestro querido paraíso se le empezó a caer la máscara que lo ocultaba. El libro que hoy presento se titula 'No habrá muerte. Letras del Gulag y el nazismo', del crítico y poeta Toni Montesinos (Barcelona, 1972).
El recorrido que realiza Montesinos para rastrear el horror cometido por ambos regímenes está constituido por los nombres de escritores, periodistas y poetas que sufrieron en carne propia el castigo corporal y moral del estalinismo y el nazismo. En una palabra, mujeres y hombres a los que cercenaron sus vidas y sus obras, solo por pensar lo que pensaban. O solo por haber tenido la desgracia de pertenecer a la etnia equivocada o profesar la religión maldita. El libro se divide en dos secciones. La primera pertenece al infierno estalinista, desde la Revolución de Octubre hasta la muerte del tirano. La segunda abarca la marca del nazismo en las obras de los autores. Y hay además otra sección, en la que el autor nos recuerda que en Oriente hubo otro terrible holocausto: el que significó la ocupación japonesa en China, especialmente en su entonces capital, Nankín. Es este un libro necesario por el caudal de información que da y sus sólidas fuentes sobre escritores rusos víctimas del estalinismo, y europeos judíos víctimas, a su vez, del nazismo.
En 'No habrá muerte' se hace un exhaustivo recuento de la barbarie humana. Incluso se llega a veces a recordar tragedias históricas del siglo XIX. Sin embargo, debo decir que no comparto el afán comparativo de Toni Montesinos a la hora de evaluar a veces la maldad humana, según la cantidad de víctimas ocasionadas.
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