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J. ERNESTO AYALA-DIP
Lunes, 11 de noviembre 2019, 21:44
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Desde hace unos años, se ha ido imponiendo la publicación de 'thrillers' psicológicos. El mercado editorial, que decide por nosotros, vio en este género un buen filón que explotar. Como frente al mercado no tenemos armas eficaces para neutralizarlo, solo podemos, a lo sumo, filtrar sus productos. Leer es filtrar. Yo he leído 'thrillers' muy malos. Extranjeros y nacionales. Pero también los he leído buenos, incluso muy buenos. Españoles y extranjeros. El que comento esta semana es algo mucho más que bueno o muy bueno. Es excelente. Se trata de 'Infamia', de Ledicia Costas, escrita en gallego en su original y de la que la autora ha hecho una versión al castellano que suena de maravilla.
Como imaginan, no podré decir nada que atente contra las expectativas que todo libro de este género necesita que se mantengan intactas. Pero si explicaré algunos hilos de su trama. Estamos en un pueblo de Galicia, llamado Merlo (traducción de 'mirlo' en castellano).Una profesora de Derecho penal se traslada, por razones sentimentales, a la universidad cercana para incorporarse como profesora asociada (con setecientos euros de sueldo y contrato de tres meses a renovar). Descubre un alumnado motivado. Pero también tiene que lidiar con un colega que fue comisario de Merlo. A los pocos días, se entera que el pueblo lleva a cuestas una tragedia acaecida hace 25 años. Se trata de la desaparición de dos hermanas de 14 años. El pueblo lleva esa tragedia como un peso inseparable de su transcurrir cotidiano. La profesora, que se llama Emma Cruz, casi sin querer comienza a indagar sobre la cuestión. Y enseguida descubre las resistencias de sus habitantes a hablar sobre el tema. Así y todo, hay quienes hablan pero a medias, con insinuaciones y veladas acusaciones o sospechas. Emma comienza a darse cuenta que está caminando sobre arenas movedizas. Tanto que decide olvidarse de la cuestión y centrarse en sus clases. Tambien tiene que lidiar con una historia amorosa con un hombre casado que no atina a romper con su matrimonio pero tampoco a romper con Emma. Un bucle destructivo que parece no tener fin, ni bueno ni malo.
Costas ha ideado un artefacto narrativo yo diría que perfecto. Busco algún defecto y no lo encuentro. Costas tiene un dominio asombroso de la técnica narrativa. Las voces narradoras mutan con una naturalidad asombrosa. No hay lugares comunes y todo resulta de una verosimilitud narrativa envidiable. Los lectores de pro, corran a leerla.
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