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Un jubilado de la Guardia Civil

Un jubilado de la Guardia Civil

Trepidante trama policíaca en una novela plagada de errores lingüísticos

MANUEL CIFO

Lunes, 8 de mayo 2017, 22:16

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Cuando una editorial dota un premio literario con 601.000 euros, intentará buscar la rentabilidad de la inversión con un autor sobradamente conocido. Eso es lo que ocurre con el último Premio Planeta de novela, concedido a Dolores Redondo, quien cosechó un éxito arrollador con la Trilogía del Baztán, publicada en la editorial Destino, sello del Grupo Planeta, y cuya novela 'El guardián invisible' se ha estrenado en la gran pantalla.

Siguiendo con su gusto por la novela policíaca de ambiente rural, la autora sitúa los hechos en la Ribeira Sacra gallega y, más concretamente, en la provincia de Lugo, en donde Álvaro Muñiz de Dávila ha muerto en accidente de tráfico, a los 44 años. Su esposo, el afamado escritor Manuel Ortigosa -que está escribiendo su próxima novela, 'Sol de Tebas' (título con el que fue presentada la novela ganadora al Premio Planeta)-, se traslada desde Madrid, en donde vive el matrimonio, hasta Galicia, para acudir al funeral. Y es allí donde conocerá los secretos que Álvaro le ha ocultado durante quince años: era el marqués de Santo Tomé, propietario del pazo As Grileiras y administrador de los negocios familiares, entre ellos una cuadra de caballos y una bodega. Además, ha nombrado a su esposo heredero universal de todos sus bienes.

La trama policíaca se pone en marcha con la aparición en escena del teniente Nogueira, recién jubilado de la guardia civil, quien comunica a Manuel sus sospechas de que Álvaro ha sido asesinado y de que la versión oficial del accidente obedece a un deseo de salvaguardar el honor de la familia. A partir de entonces, ambos personajes, ayudados por Luis, un sacerdote amigo de Álvaro, llevarán a cabo una compleja investigación que les permitirá desenredar una sorprendente y compleja maraña de envidias, asesinatos, tráfico de drogas, violaciones, pederastia y adulterio.

En suma, una apasionante y atrayente novela, con unos personajes muy bien definidos y una técnica muy cinematográfica; pero con una extensión algo desmesurada, en parte, por la acumulación de historias secundarias y por las abundantes, extensas y morosas descripciones. Además, echo en falta una revisión detenida del texto, lo que hubiera evitado muchos errores de puntuación, v. gr.: «y sin querer el recuerdo de la niñez sospechada de su marido le trajo el de la suya propia». (112); «porque si algo caracteriza mi casa es la discreción». (180); «sabe que si no llama me preocupo, y por eso desde que era un chaval y comenzó a salir, si se va a quedar a dormir...» (342); la incorrecta acentuación de la forma «rio» del verbo «reír», forma bisílaba por hiato (84,124; 'Ortografía' de la RAE, 3.4.2.3.2, p. 238), o el uso de «relegó» en lugar de «delegó» (39).

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