«Subrayar la sensibilidad del paisaje».«Lo que he hecho es trabajar sobre unas estampas de paisajes y superponer la pintura encima. Es como una forma de subrayar esa sensibilidad del paisaje que yo veía conectado con [Antonio] Machado». Ángel Haro

Los hermanos Machado. El limonero y la Venus desnuda

En los años 20 los hermanos Machado constituían la élite cultural española. Responden a la llamada de Juan Ramón Jiménez para colaborar en el Suplemento Literario de LA VERDAD, como ya habían hecho otros autores. ABABOL ofrece, con ilustraciones del artista plástico Ángel Haro, los dos textos que publicaron en Murcia en 1924 y en 1926: el poema de Antonio dedicado a Eugenio d'Ors y una silva arromanzada de Manuel inspirada en el cantar de gesta medieval de Mío Cid

Sábado, 25 de febrero 2023, 12:37

Le preguntaron a Borges qué le parecía la poesía de Antonio Machado, y el porteño juró desconocer, con su sorna habitual, que Manuel tuviese un ... hermano. Y lo tuvo, bien lo sabe el primer tercio del siglo XX, esa Edad de Plata que vino a culminar una época asombrosa para la cultura española, a la par que decadente en la política. Nada nuevo bajo el sol. Los españoles del tiempo nos dejaron unas décadas llenas de sombras, y a cambio nos devolvieron una de las etapas más luminosas de nuestra cultura. Junto a ellos escribieron los Darío, el coro de los grillos que cantan a la Luna -que son los modernistas-; los señores con ceniza en la chaqueta entonando un canto a la España perdida en el 98; los intelectuales fríos del 14; la generación que llegó para cambiar la poesía, con rosas y palomas, erizos y gitanos, ese club de viudos de Góngora. Todos ellos se encontraron en las páginas del Suplemento Literario de LA VERDAD. La poesía española también se leyó con acento murciano.

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Los hermanos Machado habían nacido del «huerto claro donde madura el limonero», en el costado de un patio sevillano donde los nobles hacían laberintos de albero y estatuas griegas. Ambos bebieron de las fuentes del Modernismo, esa Venus que intenta torpemente taparse los senos mientras crecen descontrolados los árboles de fruta ácida y amarilla. En los labios de una furtiva parisina aprendieron a hacer versos, de las tinieblas de Verlaine, de los pasadizos de Baudelaire. Cuando volvieron a España, cada uno siguió su camino. Manuel aún engatusado por el felino de angora que le regaló Darío. Antonio abrió surcos en la tierra seca y creó (crearon los del 98) una nueva estética basada en lo que siempre tuvo España: paisaje y adjetivos. Ambos caminos pasaron por Murcia en 1924 y 1926. A la revista del momento acudían los poetas del momento. Antonio y Manuel. Manuel y Antonio.

El poder azul. Para el artista plástico Ángel Haro esta es la primera vez que se enfrenta a ilustrar poemas de los hermanos Machado. En estas obras se reivindica como «pintor paisajista». Ángel Haro

El paisaje castellano pasa por Murcia

En 1924 los hermanos Machado constituían la élite cultural española. Responden a la llamada de Juan Ramón Jiménez para colaborar en el Suplemento Literario de LA VERDAD, como ya habían hecho otros autores. Los dos participan transmutando su espíritu poético. Antonio escribe lo que mejor sabe hacer Manuel, la poesía intelectual, cargada de referencias clásicas; Manuel plasma en una silva arromanzada el magisterio del dominio de Antonio, el camino y la despedida, el dolor y el polvo del destierro.

Hacía doce años que Antonio había publicado 'Campos de Castilla', la reinvención de España a través de la intimidad cotidiana, de sus lentos paseos a las orillas del Duero. Muerta Leonor, el poeta se refugia en los símbolos del paisaje. Ese mismo año publicaría 'Nuevas canciones', donde se incluirá su texto para los lectores murcianos. Presenta un soneto dedicado a Eugenio d'Ors, el maestro catalán que escribía con un pie en Barcelona y otro en Madrid. El poema es una respuesta machadiana a una glosa que había escrito el filósofo, en la que citaba al menor de los Machado. «No nacen ideas de los puños», escribió D'Ors homenajeando a su amigo, recitando en cursiva, como lo definió Josep Pla. Y Antonio le devolvió un soneto que hablaba del amor y la psique, pulido como el mármol de Canova, aunque el poeta sabía esculpir piedras mejores.

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Manuel, en cambio, acompaña al Cid en su destierro y en 1926 se deja caer hasta la capital del Segura. Cinco años habían pasado desde la publicación de 'Ars Moriendi'. Su poesía había oscilado del verso modernista, íntimo y delicado, a un tono fúnebre y duro. Pero el poema publicado en el Suplemento Literario recupera los versos parisinos del poeta, con algunas variaciones. 'Castilla' se publicó por primera vez en 'De alma', en 1900. El Cid sale de Burgos y se detiene a hablar con una niña. Recrea en estilo modernista lo que el anónimo autor del cantar llevó al extremo del alejandrino. Queda el héroe en mitad de la estepa castellana, herido en el destierro, para recorrer una tierra ingrata.

A la izq: Antonio Machado Publicado en el Suplemento Literario de LA VERDAD. Murcia, 23 de marzo de 1924. Número 11.. A la dcha: Manuel Machado Publicado en el Suplemento Literario de LA VERDAD. Murcia, 23 de mayo de 1926. Número 52.

La guerra que partió un apellido

Las gotas de sangre jacobina no habían impedido a los hermanos Machado transigir con la dictadura de Primo de Rivera. Aquella era una España compleja, difícil de entender para las mentes binarias que juzgan el pasado desde nuestros días. Los caminos de los hermanos se fueron distanciando, como lo hizo también la población de un país sediento de sangre, que buscaba en el siglo XIX la peor de las tradiciones cainitas. Antonio lo había escrito mejor que nadie en su Tierra de Alvargonzález. Y sin embargo, los años veinte supusieron la irrupción de los hermanos en las tablas. Se pasaron al teatro en un tiempo en el que estaba naciendo una nueva forma de escribir, encabezada por los Lorca, Alberti y Cernuda de turno. Antonio, en cierto sentido, sirvió de apoyo al grupo del 27, aunque no llegó al nivel de guía espiritual que representó Juan Ramón Jiménez. Manuel Machado, en cambio, no supo nadar en las aguas de la novedad.

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«Azul que dulcifica una violación».«Para mí es una especie de homenaje, más que a un poema, a la obra de [Antonio] Machado en su plenitud. El color azul dulcifica cualquier intervención, o violación, del paisaje. Es un tira y afloja». Ángel Haro

Se confunden aquellos que ven en los hermanos Machado las dos Españas, delimitadas como fronteras africanas, rectas y polarizadas. Manuel y Antonio fueron mucho más que dos bandos enfrentados en la Guerra Civil. Cada uno trazó su camino. O a caso, como escribe Miguel d'Ors (nieto de Eugenio), el fatum ya había decidido por ellos. Hoy han quedado como la referencia intelectual de un país maravilloso y violento, salpicado de contrastes. A Antonio la muerte lo dejó cruzar la frontera francesa a pie, en Collioure. Con Manuel fue más benévolo, adoptado como poeta del régimen, entró en la Real Academia de las Letras y escribió poemas como 'Al sable del Caudillo', él, que cinco años antes había fundado la Asociación de Amigos de la Unión Soviética. Malos tiempos para la lírica.

Sin embargo, en las páginas de un suplemento literario de Murcia han quedado sus nombres para siempre, ejerciendo la palabra como un oficio limpio que inundó una capital de provincias. A Murcia llegó el paisaje castellano de los Machado, ese limonero que los vio nacer y que es identidad en nuestra tierra. La Venus desnuda. El hoy que será mañana, del ayer que es todavía, arrastra los años perdidos y cien años después, en Murcia se sigue leyendo a Antonio y a Manuel. A Manuel y a Antonio.

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Los protagonistas

Antonio Machado, la variante predilecta de Guillén y Revenga

El soneto de Antonio Machado a Eugenio d'Ors, fechado en Ávila en 1922, ya fue analizado por el catedrático Francisco Javier Díez de Revenga (UMU), que en el facsímil del Suplemento Literario de LA VERDAD que edita la Real Academia Alfonso X el Sabio en 1990 se refiere al texto como «una muy interesante variante» respecto a la que aparece en 'Nuevas canciones' en 1924, fechado en Ávila en 1921, y que sería reproducida en sus 'Poesías completas'. Repara Díez de Revenga en la cuestión de fondo: la inadvertencia de los críticos de esta versión de LA VERDAD. El primero que se da cuenta es Jorge Guillén, que sería profesor de la Universidad de Murcia. Guillén, con el pseudónimo de Pedro Villa, publica el 30 de marzo de 1924 en 'La Libertad' un artículo donde ya menciona esa segunda versión. Dice Guillén que «el soneto a Eugenio d'Ors, de 1921, no es igual al de 1922; con esa fecha se publicó en el Suplemento Literario de LA VERDAD de Murcia. Por cierto que no somos los únicos que preferimos la versión no recogida en el libro. Nos gusta mucho más «y cuanta voz padece mudo clave» que «y cuanto exilio en la presencia cabe». Así aparece en la recopilación de Kathleen M. Sibbal sobre Jorge Guillén, 'Hacia Cántico. Escritos de los años veinte', publicado en Ariel en 1980. Para Díez de Revenga no hay duda de que la versión de LA VERDAD contiene una «mayor naturalidad y calidad poéticas» al eliminar «rebuscamientos» en origen, dice el catedrático emérito.

Manuel Machado, poeta y dramaturgo con filias y fobias

De Manuel Machado, poeta y dramaturgo, renovador del folclore popular y del cante jondo, Rafael Alarcón Sierra da cuenta en su ficha de la Real Academia de la Historia de su temprana relación con periódicos y revistas. Es el hermano mayor de Antonio Machado, ambos hijos de Ana Ruiz y del folclorista Antonio Machado y Álvarez, 'Demófilo'. Su abuelo, Antonio Machado Núñez, es trasladado a la Universidad Central en Madrid y allí se mueve la familia desde su Sevilla natal. Es instruido en la Institución Libre de Enseñanza y comparte, como Antonio, «la atracción por el romancero y el teatro clásico español», incide Alarcón. Sus primeros escritos aparecen en 1893 en 'La Caricatura', y lo harán después en 'El Porvenir', 'El País', 'Electra', 'Juventud', 'Renacimiento', 'El Liberal', 'ABC' y 'Blanco y Negro'. Trabajó en París como traductor. Compartió piso con Rubén Darío y Amado Nervo, conoció a André Gide, Paul Fort, Moréas e incluso a Oscar Wilde. Sus poemario 'Alma' (1902) y 'Ars moriendi' (1921) son muy apreciados. En 1913, aprobó las oposiciones al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y sería nombrado en 1925 director de Investigaciones Históricas del Ayuntamiento, Biblioteca y Museo Municipal de Madrid. En su trayectoria periodística y literaria hay relatos, crónicas, reseñas, críticas, poemas, obras de teatro y composiciones musicales. En 1938 ingresó en la RAE. Colaboró en la guerra con el aparato franquista, aunque antes mostró fervor republicano y rechazó las dictaduras. Murió en 1947.

*** Perlas del Suplemento Literario de LA VERDAD. Próxima entrega: sábado 11 de marzo. Los poemas murcianos de Gabriela Mistral.

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