Escenarios varados por la Covid-19

Hablaba Alonso de Santos de teatro. Porque todo lo que en sus tablas sucedía eran para él «fórmulas espirituales», que si bien no sanan heridas físicas sí consiguen alimentar el alma. Hace semanas que auditorios y teatros se acallaron, que en ellos no hay pasos, ni siquiera los de un ensayo. Tampoco hay risas ni llantos. El público dejó de ocupar sus butacas, y sin él no hay teatro.

Las líneas que dibujan el plan de desescalada tras el parón provocado por la Covid-19 anuncian la apertura de los espacios escénicos con un tercio de su aforo en la denominada Fase 2, que podría iniciarse el próximo 25 de este mes. «Hay que ser cautos», anticipa Óscar Molina, presidente de la Asociación Murcia a Escena. Representa a las compañías y productoras de artes escénicas de la Región de Murcia, un sector al que la emergencia sanitaria ha dejado fuera de juego, al igual que a otras muchas profesiones, pero en el caso de actores, directores, dramaturgos, técnicos y compañías con un horizonte especialmente duro: dependen del público, de que este se congregue en torno a un escenario. La cercanía que tantas veces se ha erigido como la gran baza del teatro es ahora su principal impedimento.

En la Región, el cese de la actividad escénica no solo ha supuesto la suspensión de multitud de espectáculos, empujando a compañías y profesionales a una situación límite, sino que ha dejado a las puertas del estreno a varios proyectos teatrales que necesitaban de esa primera exhibición para poder empezar a mover su trabajo. Le ocurrió a Doble K, que paró en seco los ensayos de la comedia 'Despedida de soltera' a solo diez días del estreno, pero también a los creadores de 'La perspectiva del suricato', el primer gran montaje de la compañía murciana Deconné. Tenían previsto mostrar su propuesta de teatro inclusivo sobre el escenario del Romea el pasado 2 de abril. Acumulaban varios meses de ensayo, aunque el proyecto llevaba gestándose desde hace más de un año. «Lo afrontamos intentando primar lo que está pasando a nivel global, que es muy importante, pero, claro, en cuanto a perspectivas profesionales no tenemos dónde agarrarnos», afirma la actriz murciana Rocío Bernal, codirectora junto con Pepe Galera de 'La perspectiva del suricato'.

«Anular un estreno no solo implica postergar un bolo y dejar de ganar dinero, que ya es mucho, sino que también supone retrasar la difusión de un proyecto. Hasta que no estrenas no cuentas con un vídeo promocional y no puedes mostrar tu trabajo. En nuestro caso, además, esto es esencial porque lo que hacemos es teatro de creación, no presentamos un texto conocido, por lo que los programadores no tienen ninguna referencia y encima como compañía -se creó en 2013 y ha levantado pequeños proyectos y colaboraciones, pero 'La perspectiva del suricato' era su primer gran montaje- no podemos vender una trayectoria», expone Bernal, quien reconoce que toda la movilidad de este trabajo «dependía del estreno».

A ello se añade el espacio de actividad en los teatros, de octubre a mayo, y el calendario de programaciones con el que trabaja el sector. «Si hubiéramos estrenado en abril, hubiéramos tenido posibilidad de entrar en las programaciones de final de año, y sobre todo a partir de enero de 2021. Ahora todo está en el aire».

La nueva fecha de estreno de 'La perspectiva del suricato' -reconoce Bernal que desde el Romea, cuya coordinación, y también la del Teatro Circo Murcia (TCM) gestiona Juan Pablo Soler, nos han arropado mucho- está fijada para el 1 de octubre. Quedan cinco meses, pero aún así, confiesa Bernal, desde el equipo la cita la cogen «con pinzas»: «Esto es muy imprevisible y nadie sabe qué va a pasar».

'La luna en el jardín' y 'La casa de atrás' son los dos espectáculos con los que se ha quedado varada la compañía Teatro Silfo. Ambos -el segundo llegó a los escenarios en septiembre del año pasado- ya estaban estrenados y contaban con una amplia agenda de representaciones: «Al principio se alargaba todo un poquito, y luego cada vez más. Nosotros hemos cancelado más de cuarenta funciones hasta junio y estamos intentando recolocarlo todo para el último trimestre del año, pero cada vez vemos más lejano que se pueda llevar a cabo», relata la productora murciana Sara Sáez, responsable de Silfo y presidenta de la Asociación Te Veo de Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud.

«A nivel empresarial -declara- es un palo muy fuerte. Necesitamos una red para no estrellarnos, porque si no tenemos ayudas no podemos hacer frente a los gastos fijos y difícilmente vamos a seguir adelante», señala Sáez, a quien no le cabe duda de que el sector tendrá que tratar de reinventarse, al menos a corto plazo: «La idea de girar con nuestra furgoneta por toda España con 40 bolos va a cambiar porque no vamos a poder volver a la normalidad que teníamos hace dos meses. Tendremos que adaptarnos y sacar todo nuestro potencial creativo para buscar nuevas fórmulas», propone.

Opina igual Antonio Saura, director de Alquibla Teatro y responsable de la Asociación de Directores de Escena Profesionales de la Región (DEmurcia), sumergido estos días en un proyecto de creación escénica en 'streaming' denominado 'Rumbo a lo mejor'. Se trata de la propuesta en la que su compañía trabaja para intentar paliar la estela de dificultades económicas que está dejando tras de sí la expansión del coronavirus: teatro en vivo a través de la Red y por un pequeño precio, avanza.

«Obviamente, no es lo mismo que acudir al teatro, las artes escénicas nacen de la comunión entre actuante y espectador, pero me parece una propuesta muy interesante», y que, confiesa, le «seduce». «Está claro que no es el futuro», sino «una actividad paralela que no debemos perder de vista, porque reinventarse pasará por poner una mirada atenta a las nuevas tecnologías», considera. En este periodo de confinamiento, todavía vigente aunque ya flexibilizado, cree Saura que «hemos sido muy solidarios a la hora de volcar nuestros vídeos en webs y compartir todo tipo de trabajos para que la gente pueda acceder a ellos, pero llevamos ya casi dos meses sin ingresos y tenemos que pensar en fórmulas para subsistir. Hay compañeros que lo están pasando mal y otros que a la vuelta de muy pocos días van a tener serios problemas para mantenerse económicamente». La temporalidad en el sector, «con altas y bajas en el mismo día» para muchos profesionales, acrecientan las dificultades de los profesionales dedicados a este sector, especialmente los actores, apunta Saura.

Como compañía, Alquibla contaba en cartel en momento de la declaración del estado de alarma con tres espectáculos: 'Los caciques', montaje con el que llevan varios años rodando; 'Háblame', producción cuyo texto firma el dramaturgo murciano Fulgencio M. Lax y protagonizan María Garralón, Mariola Fuentes y Víctor Palmero; y 'Mucho ruido about nothing', la última propuesta de la compañía, estrenada el pasado verano en San Javier, y cuya inversión todavía está, precisa Saura, «sin amortizar».

«El golpe que hemos recibido ha sido muy fuerte, y ahora mismo no sé si podremos levantarnos; si podremos aguantar seis meses de inactividad», porque, cuenta Saura, el anuncio de apertura de teatros y auditorios a finales de este mes le ha dejado «perplejo». «Las compañías no tenemos capacidad para asegurar a nuestros trabajadores y técnicos las distancias sanitarias, ni hay un protocolo, con lo cual, esto de que nos estemos planteando que a finales de mes van a volver las programaciones...». «Todavía -añade Saura- no sabemos si vamos a tener que usar guantes o mascarillas. ¿Cómo vamos a desarrollar una escena en la que dos actores no se pueden aproximar, no pueden bailar o no pueden acariciarse, por ejemplo? Estoy deseando que se abran los teatros y que el hábito de consumo cultural vuelva a la normalidad, pero anunciar que los teatros pueden abrir sin tener un protocolo claro no solo me parece prematuro, sino irresponsable», sostiene Saura.

En cuanto a la reducción del aforo a un tercio de la capacidad de los espacios, adelanta el director: «En ningún caso podremos jugar a que la taquilla revierta en el caché de la compañía. Los gobiernos tendrán que asumir esa responsabilidad».

Desde la Consejería de Cultura de la Región, se anunció hace unas semanas la puesta en marcha del Plan CREA, una iniciativa destinada a amortiguar el impacto de la crisis en las industria culturales y creativas. El plan, según se anunció, prevé la puesta a disposición del sector de tres millones de euros a través de distintas propuestas e iniciativas. La primera de ellas se ha concretado en la formalización de contratos de entre 1.000 y 5.000 euros a cambio de la cesión de una obra audiovisual para su difusión gratuita. El plan, no obstante, todavía está por desarrollar y la Consejería se encuentra en continuo diálogo con los responsables teatrales, unificados en la llamada Mesa de las Artes Escénicas que las cuatro asociaciones de profesionales del sector en la Comunidad de Murcia (Murcia a Escena, DREM, DEmurcia y Unión de Actores) han constituido tras la crisis.

A través de esta mesa de diálogo, de la que es portavoz Óscar Molina, los creadores han trasladado a la Consejería una serie de medidas que creen urgentes y necesarias. Entre ellas, detalla Molina, figuran «ayudas al desarrollo de proyectos durante el confinamiento; de producción para los espectáculos que en el primer semestre del año tenían previsto su estreno y han tenido que cancelar; y de gira, a aquellas compañías que salieron entre enero y marzo», así como «un aumento del presupuesto para el circuito regional de artes escénicas, ya que las compañías no vamos a poder viajar y tendremos que trabajar aquí». Las propuestas se suman a las ya realizadas por el sector con anterioridad a la creación de la mesa: «La crisis se va transformando, porque el bicho sigue circulando, y las medidas tienen que ir cambiando», explica Molina. Por lo pronto, añade, el diálogo con Cultura es «positivo».