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Ahora Venus

Atanor ·

Martes, 6 de octubre 2020, 02:18

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Las prisas no son buenas. Las ganas de noticias que nos separen de nuestras preocupaciones cotidianas, ahora muy concentradas en aspectos vitales e incumplimientos sociales, puede hacer que cualquier cosa salte a las cabeceras de los medios y nos atraiga como un soplo de aire fresco. Lo que no quiere decir que sea ni de alcance ni significativa.

Hemos vivido, hace bien poco, la rutilante noticia que introducía la duda de si se habían encontrado elementos que pudieran ser indicativos de vida en el planeta Venus. Se ha detectado la presencia de fosfina (PH3), que en la Tierra se asocia con la vida. Es un gas incoloro que explota fácilmente en contacto con aire, huele a ajo y es sumamente tóxico para los humanos. Se encuentra en procesos industriales y en el metabolismo de bacterias anaeróbicas, en los microbios que viven en el interior de los animales o en lugares con poco oxígeno como los pantanos. Se emplea como fumigante. Los telescopios de Hawaii y los instalados en el desierto de Atacama en Chile han participado en la detección de una línea de absorción característica a 1,1 milímetro.

Se ha observado el gas a una altitud de unos 50 kilómetros en concentración muy baja, entre 10 y 20 moléculas por mil millones de las que componen la exigua atmósfera de Venus. Aunque pueda parecer que esta concentración es muy baja, tengamos en cuenta que multiplica por mil la propia de la Tierra. Son concentraciones inexplicables para lo que cabe esperar de la atmósfera de Venus. La atmósfera de Venus disfruta de una temperatura superior a 400 grados centígrados, con un efecto invernadero espectacular, dado que en su composición el CO2 alcanza hasta el 96%, y las nubes incluyen hasta un 95% de ácido sulfúrico, incompatibles con la vida celular. Las sondas que se han enviado solamente han permanecido activas unos minutos. Obviamente, al situar las moléculas a 50 kilómetros por encima de la superficie, la temperatura es inferior y es por ello que se sustenta la conjetura de la importancia de la presencia de este compuesto.

Los científicos que realizan el estudio concluyen, tras varias simulaciones, que bien pudiera tratarse de un origen biológico. Este escenario molecular requiere que, de existir vida microbiana, tendrá que ser bajo una bioquímica hasta ahora desconocida, ya que de tener algún papel relevante el agua, tendría que ser bajo protecciones que le aíslen de atmósferas como las propiciadas por el ácido sulfúrico.

Quizás el mejor indicador de las dudas que genera la información servida como de posible vida en Venus es que no ha sido capaz de mantenerse ni siquiera unos días. Un conocido radiofonista simplificaba diciendo que nunca puede ser cabecera algo que no va a ser capaz de mantenerse cuatro días, como ha sido el caso. Cabe incluso que haya habido una malinterpretación de la respuesta espectroscópica y, en todo caso, es un interrogante de importancia cómo se ha producido la fosfina detectada.

Marte sigue concitando mayor probabilidad de presencia de vida, aunque, ciertamente, es posible que la presencia de vida en la galaxia sea más usual de lo que pensamos. Otra cosa es la probabilidad de evolución para conformar vida orgánica superior, organizada y sostenible. La presencia de fosfina en la atmósfera a 50 kilómetros de altura no justifica la existencia de vida en Venus, sino que es una opción que no puede ser descartada. En un ambiente en el que la irradiación ultravioleta es muy elevada, mucho más que en la Tierra, las reacciones y la dinámica que siguen son muy desconocidas, de forma que, no se puede concluir la existencia de vida en Venus.

Aparentemente, hay que confirmar estos primeros resultados con la identificación de un mayor número de líneas espectrales de la fosfina y, por otro lado, habrá que descartar un origen no biológico, y todo parece ir encaminado a que alguna misión pueda recabar muestras que permitan un análisis más pormenorizado de la composición de la atmósfera. Todo esto implica tiempo, muy lejos del que se ha dado con la publicación de un resultado muy preliminar que, seguramente, encontró hueco en un ambiente de preocupación y desasosiego como en el que estamos sumidos, particularmente propicio para entrar en el escenario y destacar desproporcionadamente para la importancia del hallazgo o, al menos, para considerarlo como resultado prometedor. Todo parece indicar esta apreciación.

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