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TERAPIA CON CÉLULAS CAR-T

LA COLUMNA DE LA ACADEMIA ·

VICENTE VICENTE GARCÍA

Lunes, 6 de mayo 2019, 22:34

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En los últimos años estamos viviendo un nuevo impulso de esperanza para el rescate terapéutico de pacientes que han tenido recaídas de enfermedades graves como son un tipo de leucemias y linfomas. La expectación la han generado las células CAR-T, pero, ¿que son y cómo actúan? Los linfocitos T (células T) corresponden a una estirpe de células del sistema inmune que tienen encomendada la defensa de agentes infecciosos y también de neutralizar y destrozar células anómalas y cancerígenas.

Desde finales de los años 1980 ha existido una investigación intensa e ininterrumpida intentando modificar las células T para que tuviesen una especificidad de interacción con una diana celular. La herramienta utilizada para alcanzar ese objetivo ha sido la modificación genética de linfocitos T del propio paciente, obtenidos por aféresis, y añadiéndoles en el laboratorio el gen para que reconozcan e interaccionen con un antígeno presente en una célula tumoral. Una vez multiplicados in vitro y nuevamente infundidos, esos linfocitos tendrán una diana exclusiva. Ese nuevo receptor en el linfocito T se ha denominado 'receptor de antígeno quimérico', en inglés 'Chimeric Antigen Receptor', de ahí que se conozca por sus iniciales CAR y T por ser linfocitos T.

En 2017 a la empresa Novartis la FDA le aprobó la primera generación de estos 'fármacos celulares', el Tisagenlecleucel. El interés y expectativas con estas nuevas terapias ha aumentado exponencialmente y la tecnología CAR se ha convertido en una herramienta que arrastra un gran interés tecnológico y comercial, con las grandes multinacionales de la Hematología y Oncología trabajando muy activamente. La gran mayoría de los ensayos clínicos de CAR-T se están realizando en neoplasias hematológicas que expresan el antígeno CD 19, presente en leucemia linfoblástica y linfoma difuso de células grandes. En Norteamérica hay más de mil pacientes tratados ya con células CAR-T y en China se supone un número no inferior. Los datos son muy prometedores pues se les ha aplicado a pacientes que han tenido fallos a otras medidas terapéuticas, incluido el trasplante de progenitores hematopoyético. En leucemia linfoblástica se han conseguido respuestas entre el 64% y 86%, y muy parecido en linfomas. Muy pronto dispondremos de datos sólidos de supervivencia, y también de efectos adversos a medio y largo plazo, así como resultados en nuevas indicaciones como mieloma y en tumores sólidos.

En definitiva, se han abierto las puertas a una nueva herramienta terapéutica que da una enorme esperanza en aquellos casos con limitadas opciones de superar su enfermedad. Los servicios de Hematología con amplia experiencia en trasplante alogénico y trabajando años con sólidos sistemas de calidad implantados en sus unidades de trasplante de progenitores hematopoyéticos esperamos ansiosos esta nueva terapia que se extenderá rápidamente y supondrá un enorme beneficio para nuestros pacientes.

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