Rogelio Bernal: «Mis fotos despiertan las mentes de futuros científicos»
Afincado en Estados Unidos y reconocido por la NASA, habla este sábado en Murcia de 'Los colores del cielo profundo'
En la NASA su nombre resulta familiar: ha elegido decenas de sus fotografías como 'imagen astronómica del día'. Rogelio Bernal, murciano afincado en Estados Unidos ... desde que cambió de cielos con 18 años, es uno de los astrofotógrafos más destacados del planeta. Suyas son, por ejemplo, una imagen de la zona cercana al núcleo de la Vía Láctea de mayor resolución que se conoce, otra de Andrómeda revelando unas nubes de gas nunca fotografiadas antes, o la que muestra la nube molecular de Tauro al completo. Curioso hasta el... infinito, le gusta obtener 'paisajes celestes' «con imágenes mosaico compuestas de un considerable número de teselas y muchísimas horas de exposición y procesado». Galaxias y nebulosas le muestran sus secretos a sus telescopios con una belleza deslumbrante. Agnóstico, no descarta que exista vida inteligente en un espacio exterior cuyos misterios él escudriña con la ilusión, y la entrega, de quien se sabe afortunado por haber encontrado su quehacer con sentido en esta vida, que tampoco le ha privado de un gran dolor. Este sábado, a las 18.30 horas, en el Centro Cultural Puertas de Castillas de Murcia, pronunciará, con motivo de la celebración del X Aniversario de la Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia (ADC Murcia), que preside María José Moreno, la conferencia que ha titulado 'Los colores del cielo profundo'.
La entrevista es a plena luz del día y sin telescopios a la vista. «Con 19 años me fui a Estados Unidos, empecé a mejorar allí mi inglés y tuve la oportunidad de hacer cursos de informática en la Universidad de Harvard», cuenta Rogelio Bernal, feliz de encontrarse de nuevo en Murcia. «¡Madre mía, Harvard, esto es la meca!», se dijo. Y se planteó, de acuerdo con su familia, quedarse allí a estudiar la carrera completa, «colaborando yo en los gastos buscándome algún trabajito que otro». Terminó sus estudios para ser informático y, sí, se planteó el regreso a España. Pero no volvió.
-¿Qué paso?
-Pasaron dos cosas: que encontré trabajo y que ya tenía novia. Pensé en quedarme allí un año, luego otro más, y así hasta que cuando pasaron diez ya tenía claro que de allí no me movía. Me casé, tuvimos hijos, ¡dos zagalicas!, eché raíces... Pero no he dejado nunca de volver a Murcia muchísimo.
-¿Cuándo empieza su relación con la fotografía?
-Mi relación con la fotografía no ha ido más allá de la que cualquier persona puede tener, y ni siquiera he tenido una cámara fotográfica un poco especial, ni nada de eso. Yo fui directo a la astrofotografía, y a partir de ahí empecé a aprender ambas cosas: fotografía y astrofotografía.
-¿Cómo fue ese encuentro?
-En 2007, viajando con mi mujer y mis hijas por una carretera de la costa de California. Era de noche, una noche muy agradable de septiembre; mi mujer miró hacia arriba y exclamó: '¡Dios mío, cuántas estrellas! ¡Tienes que parar, esto es alucinante!'. Paré en cuanto pude, salimos todos del coche y yo vi, a los 35 años que entonces tenía, un cielo que no había contemplado en la vida. '¡Joder!, ¿pero esta maravilla dónde ha estado hasta ahora? Estuvimos allí tirados dos horas alucinantes. Y recuerdo que sentí deseos de fotografiar aquel cielo, saqué una camarita de esas malas que tenía e hice algunas fotos, apuntando a la Vía Láctea, sabiendo que no iban a reflejar en absoluto lo que estábamos viendo.
Enganche
-¿Y a partir de ahí?
-Me planteé si sería posible que un tío normal y corriente como yo podría hacer fotos como esas de estrellas y galaxias que a veces había visto en revistas. Y al día siguiente me metí en Internet a investigar. Y me enganché. Ahora en YouTube tienes vídeos que te enseñan a hacer de todo, pero entonces no había nada. Autodidacta total, empecé a aprender como pude y paso a paso a paso. Fui poco a poco comprándome mi equipo, intentando convencer a mi mujer de que teníamos que hacer esa inversión, porque claro, ella me decía: '¿Pero a dónde vas tú con un telescopio?'. Estaba tan enganchado que pasaba horas y horas tirado en medio del campo en mitad de la noche. Practicaba muchísimo, noches enteras. Yo trabajaba desde casa y me podía permitir organizarme mi horario.
-Y logró ser conocido.
-A los tres años ya tenía más o menos bastante nombre y mis fotografías eran muy comentadas y elogiadas.
-¿Qué siente fotografiando el espacio?
-Un amigo me decía que lo que nosotros hacemos es fotografiar lo invisible. No tanto, porque de ser así no se podría fotografiar, pero casi. Todas esas maravillas son imposibles de ver para el ojo humano. Contemplarlas en toda su plenitud es muy emocionante, y lograr imágenes nunca vistas más emocionante todavía. Si, por ejemplo, voy a hacer una fotografía de la galaxia de Andrómeda, sé que de ella se han hecho ya miles, y lo que me resulta muy estimulante es intentar mostrar yo algo nuevo, intentar ser capaz de lograrlo.
-¿Qué aportan sus fotografías?
-Por supuesto, creo que tienen un valor divulgativo importante, entre otras cosas porque muestran la realidad, no están retocadas para que una estrella o una nebulosa resulten más bonitas o espectaculares. No me pongo con el Photoshop a intervenir la realidad. Y, por otro lado, me parece que tienen un valor artístico importante porque yo me planteo mis fotografías desde una perspectiva artística, pero desde una perspectiva artística que respete todos los datos reales. En ese sentido, pienso que es más fácil que un chaval se aficione a la astronomía, o la ciencia, viendo mis fotografías que el trabajo de astrónomos profesionales con su montón de datos, formas, páginas de Excel, etcétera, que no tienen ni mucho menos tanto gancho. Creo que mis fotografías pueden despertar las mentes de futuros científicos.
-¿Qué imágenes suyas destacaría?
-Las que muestran cosas inesperadas. Hay fotografías en las que invierto muchísimas horas y que, a veces, dan como resultado contemplar detalles que no se habían visto antes. Digamos, entre comillas, que he hecho algunos descubrimientos. Fotografiar algo que jamás ha visto nadie antes es muy satisfactorio.
«Nuestro cielo está muy bien vigilado, y si se acercase un platillo volante de verdad, no lo va a descubrir un tío que hace una foto en medio de un campo en Wisconsin»
Estrella Polar
-¿Y alguna muy especial para usted?
-Hace dos años mi mujer falleció. Sucedió muy de repente, no se lo esperaba nadie, fue un 'shock' brutal. A los tres meses acudí a una 'star party' con un grupo de astrónomos y astrofotógrafos para pasar dos o tres noches con nuestros telescopios en plan acampada. Yo estaba muy mal, y no sabía a qué hacerle una foto. Quería fotografiar del espacio algo que tuviera sentido, algo que me hiciera conectar con mi mujer, que se había ido... ¿Andrómeda?, ¿Orión?... El cielo estaba esa noche muy extraño y bonito. Y de repente me encontré mirando a la Estrella Polar. La miraba y me decía: 'Tengo que encontrar mi norte, tengo que seguir adelante'. Y le hice una foto, y a su alrededor había mucha nebulosidad y quedó una foto impresionante, con esa especie de caos con la Estrella en medio. Para mí esa imagen tiene muchísimo significado; la hice con el corazón, no estaba yo esa noche para ponerme muy en plan técnico, ni artístico.
-¿Solos en el espacio?
-Yo no tengo pruebas de que no lo estemos, pero me parecería rarísimo que, con todo lo grande que es el universo, con los millones y millones de estrellas que existen, no haya por algún lado otro sitio donde se haya desarrollado vida inteligente. Me parecería, estadísticamente, imposible que seamos los únicos en todo el universo.
Creo que sí debe haber vida inteligente más allá de la Tierra, pero lo que no creo es que ahora mismo estén dando vueltas por aquí los extraterrestres. En nuestro planeta hay miles y miles de aficionados que tienen sus telescopios apuntando hacia arriba constantemente durante la noche. Nuestro cielo está muy bien vigilado, y si se acercase un platillo volante de verdad, no lo va a descubrir un tío que hace una foto en medio de un campo en Wisconsin; se iba a enterar muchísima gente, sería totalmente imposible de ocultar. Ahora mismo, lo que tenemos son pseudopruebas muy borrosas, muy inconcretas.
-¿Y la existencia de Dios?
-Me cuesta pensar que hay una deidad que da respuesta a la creación. ¿Y de dónde ha salido ese Dios? Soy agnóstico, en el sentido de que yo no lo sé. Lo que sí entiendo es que las religiones dan esperanza a mucha gente. Yo mismo, cuando se murió mi mujer, pensé en lo que me habría encantado poder creer para tener, al menos, un poco de esperanza, de consuelo.
-¿Cómo responde a los elogios por su trabajo?
-Dando las gracias. Cuando alguien me dice que mis fotos son las mejores que ha visto, no me voy a poner a discutírselo [risas]. Doy las gracias.
-¿Qué necesita ahora?
-Encontrar retos que me resulten estimulantes. Este año, por ejemplo, he hecho la constelación entera de Escorpión con resolución y profundidad telescópica.
-¿Qué consejo se da?
-No pierdas nunca la curiosidad y no dejes de ser humilde, ser un arrogante es una estupidez y sin curiosidad la vida empieza a perder sentido.
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