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María Caballero Bleda.

María Caballero Bleda: «La memoria se puede ejercitar y cuanto antes comencemos, mejor»

Investigadora principal del grupo 'Envejecimiento cerebral y demencias' de la Universidad de Murcia

MARÍA JOSÉ MORENO

Lunes, 4 de mayo 2020, 22:12

El grupo de investigación 'Envejecimiento cerebral y demencias' que dirige la profesora María Caballero en la Universidad de Murcia trabaja, desde hace años, en estudios de investigación básica sobre los procesos de memoria, aprendizaje y emociones, en modelos animales de envejecimiento cerebral.

–¿Qué relación guardan entre ellas?

–Las emociones y la memoria se encuentran estrechamente relacionadas. Numerosos estudios, tanto a nivel de investigación básica como clínica, señalan la influencia que tienen las emociones sobre el aprendizaje, consolidación y recuperación de la memoria y el olvido. De forma general, puede decirse que los eventos emocionales se recuerdan en mayor medida que los triviales o neutros. Por ejemplo, estímulos tales como fotografías, imágenes, palabras, sucesos o historias que poseen contenido emocional se retienen más, en comparación con estímulos neutros.

«Si un recuerdo en particular no se revisa cada cierto tiempo, las neuronas que codifican para esa memoria empiezan a perder el contacto entre ellas»

Las emociones que acompañan a las distintas situaciones modulan el recuerdo posterior de esos sucesos. Por ejemplo, se recuerda con precisión un accidente de la infancia, pero es poco probable que se recuerde la cena de hace una semana. En este sentido, la memoria emocional es el resultado del almacenamiento de la información que estuvo acompañada por factores muy positivos o muy negativos, a través de los cuales pudo fijarse con más facilidad. De manera que los eventos emocionalmente significativos tienen un gran impacto sobre el aprendizaje y la memoria de los sucesos de la vida diaria.

Además, estudios que evalúan la memoria para estímulos verbales o pictóricos, indican que es más probable que se recuerden los elementos negativos que los positivos. Recordar una experiencia negativa a menudo puede ser relevante para la supervivencia o el bienestar, ya que volver a experimentar el evento ayudará a dicha persona a planificar (o evitar) su recurrencia futura.

Sin embargo, otros estudios, generalmente aquellos que evalúan la memoria en busca de experiencias autobiográficas, han revelado el patrón opuesto: una mayor tendencia a recordar eventos positivos que negativos; en este sentido, los adultos mayores recuerdan mejor los eventos agradables que los desagradables.

La tasa de olvido espontáneo es más rápida cuanto más joven sea nuestra edad

–¿Es cierto que algo que vivimos intensamente se queda más grabado en nuestro cerebro?

–Sí, las evidencias científicas apuntan hacia ello, aunque los mecanismos a través de los cuales las emociones y la memoria se encuentran fuertemente ligadas, aún permanecen en el centro de las principales controversias de la neurociencia. Estudios de lesiones cerebrales y de neuroimagen sugieren que la amígdala (una región en forma de almendra perteneciente al lóbulo temporal medial), juega un papel fundamental durante la codificación de la información emocional. Aquellos individuos que presentan mayor actividad de la amígdala durante la visualización de elementos emocionales, son aquellos que muestran mejor memoria emocional.

Además, para un individuo en particular, aquellos elementos emocionales que generan una mayor actividad de la amígdala durante la codificación, son los que son más propensos a ser recordados. Un estudio reciente de neuroimagen indicó que la amígdala aparece igualmente activa, tanto para la codificación de eventos positivos como negativos. La amígdala, por supuesto, no actúa aisladamente. Se ha propuesto que una vez que se activa durante el procesamiento de información emocional, modula el funcionamiento de otras regiones cerebrales (las cortezas sensoriales), para asegurar que la información sea retenida y para mejorar los procesos de consolidación en otra área cerebral, el hipocampo, gracias a la cual la información emocional se conserva en forma de memoria estable.

–¿Qué relación guardan las emociones con el desarrollo de demencias o Alzheimer?

–Las conexiones bidireccionales entreamígdala e hipocampo son importantes para la modulación de la codificación de la información emocional. Se ha comprobado que pacientes con daño en la amígdala no son más propensos a recordar eventos positivos o negativos que eventos neutros. Se ha evidenciado también ausencia de memoria emocional en individuos con atrofia de la amígdala causada por la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, otros estudios han demostrado que estos pacientes presentan reacciones emocionales normales a las imágenes emocionalmente activadoras y le prestan mayor atención que a las neutras. No obstante, pese a que algunos pacientes pudieron reconocer mejor los estímulos emocionales, el progreso de la enfermedad parecería perjudicar y avanzar sobre regiones involucradas con la emoción, tales como la amígdala y el hipocampo.

Los primeros años

–También ocurre con el desarrollo cognitivo de los niños, ¿es importante el afecto en las edades tempranas para que el cerebro crezca bien?

–La vida juegan un papel fundamental en la configuración de la personalidad y el funcionamiento psicosocial en la edad adulta. Por ejemplo, la adversidad temprana en los seres humanos se asocia con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades mentales como depresión y ansiedad. Dada la importancia de estos primeros años de vida, es intrigante que la mayoría de los adultos no mantengan recuerdos autobiográficos de este período crítico. En general, cuando se les pide a los adultos que recuerden sus primeros recuerdos, rara vez recuerdan acontecimientos que ocurrieron antes de los 3 años de edad y tienen un recuerdo impecable de experiencias que ocurrieron entre los 3 y 7 años de edad. Este aparente déficit de memoria infantil no es causado por una incapacidad a esta edad para formar recuerdos episódicos.

Existen evidencias de que cuando se pide a niños de entre 5 y 10 años, cuáles son sus primeros recuerdos, con frecuencia recuerdan los acontecimientos que ocurrieron cuando tenían menos de 1 año, y algunos de tan solo 1 mes. En contraste, los niños de entre 12 y 13 años no recordaron ningún acontecimiento que ocurriera antes de 1 año de edad. Lo que sugiere que el recuerdo de la memoria episódica más temprana de un niño, está influenciado por la edad actual de ese niño. El mero paso del tiempo es insuficiente para explicar el olvido de estos recuerdos formados en la primera infancia. Por ejemplo, un adulto de 40 años puede recordar fácilmente los acontecimientos que ocurrieron cuando tenía 21 años, sin embargo, a un joven de 20 años le costaría recordar un evento que ocurrió cuando tenía 1 año de edad. Esto indica que nuestra capacidad de recordar aumenta con el desarrollo y la maduración. En otras palabras, la tasa de olvido espontáneo es más rápida cuanto más joven sea nuestra edad. Este fenómeno fue descrito por primera vez hace más de un siglo, pero fue Freud el primero en referirse a este olvido acelerado como 'amnesia infantil'.

–¿Con qué áreas del cerebro estaría relacionada?

–Es de esperar que el desarrollo prolongado de regiones cerebrales clave, importantes para el aprendizaje y la memoria, desempeñen un papel importante en la amnesia infantil. De particular interés es el hipocampo, área crítica para la formación de la memoria episódica y el aprendizaje contextual. El hipocampo es una estructura de maduración tardía que sufre cambios anatómicos y fisiológicos importantes después del nacimiento. La neurogénesis hipocampal, donde se generan nuevas neuronas, se produce a una tasa mucho mayor al principio del desarrollo y disminuye en la edad adulta.

En algunos casos, se ha encontrado que una alta tasa de neurogénesishipocampal, facilita la adquisición de nuevos recuerdos dependientes del hipocampo. Sin embargo, cuando se trata de recuerdos que ya se han formado, la integración de nuevas neuronas en los circuitos existentes puede realmente desestabilizar estos últimos, formando nuevas conexiones neuronales, dentro de las redes ya establecidas. La alta tasa de neurogénesis observada durante el desarrollo puede contribuir a altas tasas de olvido en la infancia.

Otros estudios demostraron que la relación entre el conocimiento emocional y la memoria no se puede explicar simplemente a través de factores de maduración, sino que las diferencias individuales con respecto a las experiencias que contribuyen al conocimiento emocional también desempeñan un papel importante. Existen diversos factores que modulan la consolidación de una tarea de aprendizaje o memoria en niños y adolescentes. En términos generales, hay factores internos (psicológicos y fisiológicos) o externos (ambientales, sociales, familiares y culturales) que afectan la consolidación de la memoria, facilitando o deteriorando los recuerdos de la información previamente adquirida.

Las emociones pueden ser entendidas como organizadores de la conducta, ya que esencialmente regulan el pensamiento, el aprendizaje y las acciones de los niños, y a su vez, las emociones son reguladas por estos procesos.

–¿Se puede potenciar durante la infancia una mejor memoria, una mayor capacidad de aprendizaje...?

–Así es. Para conseguirlo hay que dedicar más tiempo al 'razonamiento', es decir, no aprender de memoria, sino mediante el razonamiento. Es importante mantener una rutina para el estudio, utilizando estrategias y técnicas que se ajusten a la personalidad del sujeto y la materia que se estudia, preguntar si algo no se entiende y hacer pausas de descanso.

También habría que potenciar la 'plasticidad'mediante la música, la pintura, las manualidades, todas ellas actividades fundamentales para el desarrollo cerebral, que últimamente han sido drásticamente reducidas o suprimidas en las enseñanzas primaria y secundaria de nuestro país. Así como la 'motivación', aprendiendo mediante metodologías adaptadas a la edad y que les motive; la 'sociabilidad', fomentando el trabajo y juego en grupo; y la 'estimulación acústica', por ejemplo, la música clásica ayuda a la consolidación de la memoria y/o 'olfatoria' experimentando olores específicos, por ejemplo, el olor a rosa, cítricos, romero y hierbabuena es bueno para la memoria, el olor a canela y manzanilla reduce el estrés.

–¿Por qué recordamos algunas cosas y otras nos pasan desapercibidas?

–Cuando somos partícipes de algún hecho, situación o evento, un determinado grupo de neuronas se intercomunican entre sí para construir la memoria de ese hecho, situación o evento. Las neuronas implicadas y las conexiones entre ellas codifican esa determinada memoria. Si ese hecho, evento o situación se repite de una forma más o menos frecuente, las neuronas de esa memoria se activarán, así como sus conexiones, y, por tanto, será un hecho, evento o situación que recordaremos. Podemos decir que la memoria es selectiva, ya que, si un recuerdo en particular no se revisa cada cierto tiempo, no se piensa en ello en mucho tiempo, las neuronas que codifican para esa memoria empiezan a perder el contacto entre ellas. Dicha pérdida de conectividad entre las neuronas lleva al olvido. Las cosas que nos pasan desapercibidas corresponden a memorias que no se revisan y cuyas neuronas y conexiones se desactivan pronto.

La importancia del sueño

–¿Se puede ejercitar la memoria?

–Sí, en ese caso podríamos destacar seis consejos básicos: dormir lo suficiente, de 7 a 9 horas cada día: el sueño es importante para la consolidación de la memoria; manejar el estrés, pues las hormonas del estrés están claramente implicadas en la memoria emocional; hacer ejercicio regularmente, adaptado a la edad y la condición física; comer sano, la dieta mediterránea es una buena opción; no fumar, beber o consumir drogas, los hábitos tóxicos que debilitan la memoria; y por último, mantener la mente activa: leer, hacer crucigramas, videojuegos, juegos de memoria, bailar...

–¿Da igual la edad que tengamos?

–Sí, pero cuanto antes comencemos mejor.

–¿Puede esto ayudar a prevenir las enfermedades neurodegenerativas?

–Por supuesto, todos esos consejos previenen el envejecimiento cerebral y en el caso de ya instaurado algún deterioro cognitivo o demencia, lo pueden ralentizar.

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