¡Yo de mi casa no me muevo!
La UPCT y la UMU trabajan en el desarrollo de un sistema domótico que permita a las personas mayores vivir en su domicilio de manera autosuficiente
MARÍA JOSÉ MORENO
Lunes, 16 de diciembre 2019
En España había 4.732.400 de personas viviendo solas en el año 2018, según los datos de la última encuesta continua de hogares (publicada ... en abril de 2019), del Instituto Nacional de Estadística.
De esta cifra, un 43,1% tenían 65 o más años. Y, de ellas, un 71,9% eran mujeres. En cuanto a los hogares unipersonales de menores de 65 años, el 59,1% estaban formados por hombres y el 40,9% por mujeres, por lo que, comparando con los valores medios de 2017, el número de personas que viven solas se incrementó un 1% en 2018 (45.000 más).
La soledad ya se postula como una de las principales epidemias del siglo XXI. Las ciudades son cada vez más grandes y al mismo tiempo hay cada vez más personas solas. Cuando por definición el ser humano es un ser social, esto se traduce en un problema. Por edad, según la mencionada encuesta, el 42,7% de las mujeres mayores de 85 años vivían solas, frente al 23,6% de los hombres.
«Las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental para mejorar la calidad de vida», dice Inmaculada Méndez
La realidad es que el aumento de la esperanza de vida y el hecho de que esos años que se suman, además, se vivan con calidad, hace que las personas mayores defiendan el derecho a permanecer en su casa y se nieguen, en muchos casos, a trasladarse con familiares o a las conocidas como residencias de la tercera edad, a pesar de que con el paso de los días sus capacidades de movilidad y autosuficiencia se vayan viendo reducidas.
Para tratar de ayudar a estas personas, Óscar Martínez Mozos, investigador de la Universidad Politécnica de Cartagena, participa en un proyecto puntero con el que pretender hacerles la vida más fácil mediante el uso de las nuevas tecnologías.
Con el nombre 'Equipo heterogéneo inteligente multi-robot para asistencia de personas mayores (HIMTAE)' y bajo la coordinación del investigador Ramón Berber, de la Universidad Carlos III de Madrid, y el apoyo de las psicólogas Inmaculada Méndez y Cecilia Ruiz Esteban, de la Universidad de Murcia, arrancó en septiembre un trabajo que en los próximos tres años ofrecerá resultados prometedores.
«Básicamente, se trata de crear un sistema muy sencillo y discreto, que se pueda instalar en las viviendas y que permita monitorizar, mediante inteligencia artificial, las costumbres de las personas que viven solas. De forma que si se detectan comportamientos extraños, se genere una alerta», explica Óscar Martínez.
Un comportamiento extraño sería que alguien pasase mucho tiempo en la cama, cuando habitualmente se levanta a media mañana, que hiciese mucho tiempo que no ha entrado al baño o que no abra la nevera en todo el día. En definitiva, situaciones que podrían indicar que algo anómalo le ha ocurrido a la persona y que haría que saltasen las alarmas.
«Además, según Martínez Mozos, el sistema se podrá comunicar con el habitante de la casa mediante voz, por ejemplo, a través de un altavoz inteligente, y hacerle recomendaciones del tipo: deberías salir a dar un paseo, sería bueno que llamases por teléfono a alguien o hace mucho que no comes algo, es decir, no solo detectará situaciones que pueden hacer sospechar que la persona necesita ayuda sino que le animará a que salga de casa y tenga una vida más social».
Aunque en ocasiones las tecnologías son la causa de que se pierda el contacto con las personas más cercanas, pudiendo asociarse incluso a la soledad en las personas mayores, las nuevas tecnologías suponen, cuando se utilizan adecuadamente, un avance para la sociedad.
El sistema detectará situaciones que pueden hacer sospechar que la persona necesita ayuda
Por este motivo, Inmaculada Méndez, de la UMU, señala que «las nuevas tecnologías juegan un papel fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas. Así, la investigación en inteligencia artificial y domótica está teniendo especial relevancia para aplicaciones terapéuticas en los servicios de salud mental. Sobre todo las intervenciones se han dirigido hacia el cuidado de personas con demencia, personas con autismo, estrés, desórdenes sexuales...».
Ética
No obstante, es necesario seguir avanzando en otras patologías y sobre todo se debe enfocar en la necesidad de la implementación clínica de forma responsable y ética. Por lo tanto, este proyecto en el que colaboran las dos universidades públicas de la Región, surge de esta necesidad tomando un enfoque primario, de tipo preventivo.
Según Ruiz Esteban, «desde una perspectiva ética y responsable, este proyecto supondrá beneficios importantes de las aplicaciones de la robótica y la inteligencia artificial incorporadas en la salud mental lo que permitirá incluir nuevos modos de tratamiento, oportunidades para involucrar a poblaciones difíciles de alcanzar, mejorar la adherencia de respuesta del paciente y agilizar el tiempo a los especialistas a través de modelos de atención combinados». Es por ello que sostienen que la unión de la inteligencia artificial y la domótica es un enfoque prometedor en todo el campo de la salud mental; sobre todo en la atención innovadora de estos problemas.
Toma de muestras
Para poder disponer de información fiable que les permita empezar a entrenar los sistemas y alimentar la inteligencia artificial, los profesores han contado con la ayuda de alumnos de la Universidad de Mayores de la UPCT, la Fundación Poncemar de Lorca y Asociación de Familiares y Enfermos de Alzhéimer de Cartagena y Comarca (AFAL).
«A los alumnos de la UPCT les pedimos que durante unos días utilizasen un reloj inteligente que nos permitiese analizar su estado mental y su capacidad de movilidad. La cuestión es que nos encontramos con personas que no se ajustan a la media sino que suelen ser más inquietas, vivaces y activas. Aunque los resultados obtenidos fueron de gran utilidad», como dice Óscar Martínez.
Por otro lado, a través de Poncemar (que dispone de un centro de día y asistencia a mayores) se trabaja en detectar personas mayores que puedan ser público objetivo y que estén dispuestas a colaborar con ellos como modelo y que puedas probar las versiones beta de la tecnología desarrollada, siendo ellos quienes les ofrezcan información interesante sobre qué mejorar y cómo hacer los sistemas más efectivos y menos invasivos.
En cuanto a las personas afectadas con alzhéimer o párkinson, el investigador de la UPCT apunta que «por el momento el trabajo no está dirigido a ese perfil ya que, dependiendo del grado de afección que tengan, algunos no pueden valerse por sí mismos, sino que requieren de la atención de otras personas y eso no hay máquina que lo sustituya». Insiste en que su trabajo «se dirige a personas mayores autosuficientes pero que vivan solas y que, en algunos casos, pueden estar en riesgo de padecer trastornos psicológicos causados por la soledad».
Resultados
Como indica Inmaculada Méndez, de la Universidad de Murcia, «las aportaciones que se derivarán de este proyecto supondrán un avance científico para la prevención de problemas emocionales en las personas mayores a través de herramientas basadas en la domótica y la robótica. El profesional de la psicología podrá identificar estados de ánimo negativos que puedan estar asociados con los síntomas principales de depresión evitando que puedan exacerbarse los síntomas y derivar a un estado mental que pueda llevar al suicido de la persona mayor. Por lo tanto, permitirá que los subsistemas robóticos y de inteligencia artificial y virtuales ayuden a las personas mayores durante sus actividades cotidianas manejando sus emociones negativas para la gestión adecuada de las mismas mejorando así la calidad de vida».
Asistencia en cocina
Por su parte, en la Universidad Carlos III los científicos están trabajando en el desarrollo de una tecnología de asistencia en cocina. Su objetivo es crear un robot que ayude en labores de cocina: que sea capaz de coger utensilios, que pueda manejar sartenes calientes, e incluso que cuente con una plataforma móvil que permita trasladar platos por la casa, con el fin de que si la persona desea comer en el salón, no sea ella quien deba llevar los platos sino que lo haga la máquina, ahorrando así posibles tropiezos o incomodidades. A lo largo de los próximos tres años está previsto que el proyecto se complete y, al menos, esté instalado en una casa piloto.
En general, los dos proyectos se complementan. De forma que las tecnologías desarrolladas en la Región y en Madrid están pensados para ser instaladas en un mismo hogar y ofrecer la máxima ayuda y garantías a las personas mayores que desean vivir solas y alargar esa fase lo máximo posible sin que ello les suponga un problema.
Si todo sale bien, es posible que en unos años se pueda adquirir esta tecnología por un precio que rondará entre 500 y 1.000 euros.
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