Alimentos funcionales: tres aspectos básicos

Sábado, 4 de febrero 2023, 08:46

El reciente informe 'Alimentos y bebidas funcionales: análisis y trayectoria del mercado global', publicado por el prestigioso portal Research and Markets, muestra que el mercado de los alimentos funcionales se ha disparado. En todas las superficies comerciales destinadas a la alimentación encontramos zumos enriquecidos en vitaminas, alimentos probióticos, margarinas que prometen reducir el colesterol, etc. En 2022 estos alimentos facturaron casi ciento sesenta mil millones de euros y se prevé queen 2026 alcancen la friolera de doscientos mil millones de euros. Este aumento es consecuencia, sobre todo, de la fuerte demanda existente de alimentos destinados a: i) Mejorar el sistema inmune; ii) Incrementar el rendimiento deportivo: iii) Favorecer el bienestar digestivo; iv) Aumentar nuestro contenido proteico. Pero a pesar de estos espectaculares datos, las últimas encuestas de percepción social de la ciencia muestran que la sociedad española tiene grandes lagunas respecto a los alimentos funcionales. Aclaremos hoy tres aspectos fundamentales sobre este tipo de productos.

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1) ¿Qué es un alimento funcional?

El término «alimento funcional» fue propuesto por primera vez en Japón en la década de los ochenta con la publicación de la reglamentación sobre 'Alimentos para uso específico de salud' ('Foods for specified health use'). Los definía como «alimentos procesados que contienen ingredientes que desempeñan una función específica en las funciones fisiológicas del organismo humano, más allá de su contenido nutricional». Pero a pesar de que su origen se remonta ya más de cuarenta años, la incomprensible ausencia de una legislación específica que regule los alimentos funcionales provoca que actualmente no exista una definición oficial de los mismos.

Por esta razón, son muchos los términos que se han acuñado para nombrar a este nuevo tipo de alimentos (alimentos funcionales, nutraceúticos, farmaalimentos, etc.). Sin embargo, existen significativas diferencias entre todos ellos. La más importante es que el alimento funcional, a diferencia del resto, se presenta en forma de alimento y no como cápsulas, comprimidos, etc. Para no volvernos locos en este artículo me acogeré a la definición establecida por el International Life Sciences Institute que entiende como alimento funcional «aquel producto alimentario que le confiere al consumidor una determinada propiedad beneficiosa para la salud, independiente de sus propiedades puramente nutritivas».

2) ¿Por qué aparecieron los alimentos funcionales?

Son múltiples las razones. Hace unos años era totalmente impensable la existencia de productos cárnicos enriquecidos con componentes del pescado o de yogures con fibra. Actualmente, los avances tecnológicos en ciencia y tecnología de los alimentos, biotecnología, bioquímica o nanotecnología han facilitado la existencia de innovadores alimentos funcionales.

Otro factor que ha influido en el desarrollo de este nuevo tipo de alimentos es la fuerte competencia existente en el sector de la alimentación. Son muchas las empresas que comercializan alimentos prácticamente iguales por lo que la búsqueda de nuevos ingredientes funcionales que proporcionen alto valor añadido se ha convertido en un objetivo fundamental.

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Para muchos expertos la verdadera causa del boom de los alimentos funcionales son las nuevas demandas de los consumidores. En la actualidad los alimentos tradicionales han dejado paso a nuevas tendencias que poco tienen que ver con la necesidad básica de alimentarse y sí con otros aspectos como la salud, el bienestar e, incluso, la estética o la diversión.

Otras razones para el auge de estos alimentos son el creciente interés en la sociedad por el binomio alimento/salud, el aumento del porcentaje de población mayor de sesenta años a la que van dirigidos muchos de los alimentos funcionales y el interés de las administraciones públicas por reducir costes sanitarios a costa de impulsar el desarrollo de alimentos que, teóricamente, ayudan a prevenir ciertas patologías.

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Finalmente, los nuevos hábitos de vida han dado lugar a una alta demanda de productos listos para su consumo y ahí los alimentos funcionales (junto con los alimentos de cuarta y quinta gama) también han encontrado un nicho de mercado.

3) ¿Cómo se elabora un alimento funcional?

Aunque generalmente se piensa que un alimento funcional es un producto enriquecido en algún tipo de nutriente, existen cinco métodos diferentes para elaborar alimentos funcionales.

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La primera estrategia se basa en la eliminación de un componente que cause un efecto perjudicial al consumidor en general (bebidas sin alcohol) o a un determinado grupo de consumidores (alimentos sin lactosa o productos sin gluten).

También podemos elaborar un alimento funcional incrementando la concentración de un componente que ya poseía previamente el alimento tradicional, como es el caso de los productos lácteos enriquecidos en calcio o los zumos de frutas enriquecidos en vitamina C (alimentos innecesarios teniendo en cuenta que la sociedad española consume entre el 200% y el 300% más de la vitamina C necesaria).

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La tercera estrategia se basa en la suplementación de un alimento con un ingrediente que no poseía originalmente. Un claro ejemplo son las leches fermentadas enriquecidas en el famoso Lactobacillus Casei (lactobacilo que por cierto no tiene ninguna alegación saludable aprobada por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) o los lácteos fortificados con ácidos grasos omega-3.

Un cuarto método de elaboración de alimentos funcionales consiste en sustituir un componente con efectos perjudiciales o nocivos sobre la salud de la población en general (o de un determinado colectivo) por otro que posea efectos neutros o positivos. Así, por ejemplo, podemos encontrar en el mercado productos alimenticios destinados a las personas diabéticas en los que se sustituye la sacarosa por otro tipo de azúcar.

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Por último, se pueden diseñar alimentos funcionales alterando la biodisponibilidad de alguno de los nutrientes presentes en un alimento convencional con el fin de obtener un efecto positivo sobre la salud. De esta forma se han diseñado margarinas enriquecidas en fitoesteroles que reducen la biodisponibilidad del colesterol de la dieta.

Estimados lectores de LA VERDAD, me apuesto lo que quieran a que todos ustedes tienen algún tipo de alimento en su despensa o frigorífico que se ajuste a uno de estos cinco tipos de alimento funcional. Tras leer este artículo les invito a que lo comprueben. Si no es así, les invito hoy al aperitivo... nada funcional pero sí exquisito.

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